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La Reforma Agraria en Badajoz durante la II3 Republica (La respuesta patronal)FRANCISCA ROSIQUE NAVARROLA REFORMA AGRARIA EN BADAJOZ DURANTE LA IIa REPUBLICA (LA RESPUESTA PATRONAL)Pr61ogo de Dolores G6mez MolledaEXCELENTISIMA DIPUTACION PROVINCIAL DE BADAJOZ 1988Colecci6n Historia n.° 6 ©Francisca Rosique Navarro © De esta edici6n: Departamento de Publicaciones de la Excma. Diputaci6n Provincial de Badajoz.I.S.B.N.: 84-7796-962-0Dep6sito legal: BA-318-1988Imprime: Talleres Graficos Diputaci6n Badajoz.SiguienteINDICE Pags.PROLOGO................................................ 11INTRODUCTION.......................................... 21 I. LA LLEGADA DE LA REPUBLICA A BADAJOZ. LOS GRUPOS POLITICOS Y SU PROGRAMA DE REFORMA AGRARIA.............................. 27 Las Elecciones Municipales y la atonia de los gru- pos monarquicos............................ 29 La campafla antimonarquica y los prenuncios de Reforma Agraria............................ 32 El 12 de abril en Badajoz. Resultados y consecuen- cias........................................ 37 II. BADAJOZ Y LA ECONOMIA DE LA SEGUNDA REPUBLICA....................................... 49 Estructura de la poblaci6n y economia.......... 49 El cambio demografico....................... 51 Tipo de crecimiento y poblaci6n activa.......... 52 Badajoz y la crisis de 1929..................... 54 Las dificultades de una economia tradicional..... 54 El declive minero............................ 60 La inexistente industria....................... 61 Reforma agraria y contexto econ6mico.......... 63 III. HACIA LA REFORMA AGRARIA.................... 77 En torno a su definici6n....................... 77 La reforma agraria, una cuesti6n pendiente...... 78 Algunos t6picos sobre los m6viles de la Reforma.. 79 Un factor coadyuvante: el paro................ 81 (.Catastrofe sin soluci6n?..................... 83 El color local de un problema nacional.......... 84 IV. LOS DECRETOS QUE PRECEDEN A LA REFORMA YSUAPLICACION EN BADAJOZ.................... 99 El decreto de Terminos Municipales y sus compli- caciones practicas............................ 100 Del laboreo forzoso al laboreo «coactivo». DOS matices..................................... 104 La legalidad desbordada. Los Jurados Mixtos.... 108 El boicot a los Jurados........................ 110 Funcionamiento an6malo y acusaciones mutuas.. 112 V. LOS ARRENDAMIENTOS Y LA POLITICA HI- DRAULICA........................................ 125 Los bienes comunales, un espacio para los arren- damientos colectivos......................... 129 Los Baldios de Alburquerque, historia intermi- nable ...................................... 130 Los arrendatarios de la provincia y su organizaci6n 131 Una Ley muy rebajada........................ 134 La politica hidraulica, una reforma indirecta..... 138 VI. PROYECTOS Y LEY DE REFORMA AGRARIA........ 147 Los aspectos mas controvertidos............... 152 Vigencia y retroactividad de la Ley.............. 152 Alcance territorial........................... 154 Aspectos econ6micos......................... 154 Bienes sujetos a la Reforma.................... 157 Beneficiaries................................ 158 VII. LOS AFECTADOS POR LA REFORMA AGRARIA..... 167 Alcance y limites del RPE..................... 169VIII. LA MOVILIZACION CAMPESINA ANTE LA RE- FORMA ........................................... 223 La conflictividad latente...................... 227 Condiciones que facilitan la protesta............ 229 La organizaci6n del campesinado............... 229 Sobre la naturaleza de la protesta............... 231 La influencia de la clase dirigente............... 232 De la desmovilizaci6n individual a la movilizaci6n grupal...................................... 234 Zonas de mayor conflictividad................. 236IX. LA MOVILIZACION PATRONAL.................... 249 Las primeras reacciones ..................••••• 252 ElprotagonismodelaAPFRB................. 254 La Intensificaci6n de cultivos.................. 261 La respuesta de los propietarios................ 265 Los intereses ganaderos en peligro.............. 267 El cambio de signo........................... 270 Los patronos del IRA y la Junta Provincial Agra- ria......................................... 273 La Confederaci6n Nacional Cat61ico Agraria en Badajoz...........................••••••••• 276 X. LA PROGRESIVA RADICALIZACION DE LOS PATRONOS........................................ 287 La medidas de Gimenez Fernandez............. 291 Propietarios y partidos politicos, la «oposici6n» y los apoyos.........................••••••••• 296 El Frente Popular............................ 302 Entre la revoluci6n y la sublevaci6n............. 303 ALGUNAS CONCLUSIONES........................ 313 FUENTES Y BIBLIOGRAFIA........................ 319Anterior Inicio SiguientePROLOGO El 23 de enero de 1935, Indalecio Prieto dirigia una carta al diputado deBadajoz, Juan Sime6n Vidarte, en la que proponia hacer la Reforma Agraria,«el pilar mas firme del compromiso electoral)) en el programa del Frente Po-pular. No era Prieto politico que propusiera y se arriesgara vanamente. Noobstante, el ex-ministro socialista de Obras Publicas habia comprendido per-fectamente la importancia de acompasar la politica y la economia; la impor-tancia de concluir una revoluci6n liberal —para Prieto— peldaflo de la nuevasociedad socialista. Recientemente Daniel Bell en dos obras decisivas para conocer su pensa-miento, The Coming of the Post-Industrial Society y The Cultural Contradic-tions of Capitalism, llega a una contundente conclusi6n: las sociedades fun-cionan cuando las escalas de las instituciones se corresponden y, de modo es-pecial, las instituciones econ6micas y politicas. Pretender que en Espafla arraigaran los sentimientos democraticos en 1931partiendo de una timida industralizaci6n; con un 60 por 100 de poblaci6n acti-va que pertenecia al sector primario y una distribuci6n de la propiedad absolu-tamente disimetrica, era desconocer las polarizaciones sociales que, mas tardeo mas temprano, entrarian en litigio. Investigar sobre la Reforma Agraria de la Segunda Republica en una pro-vincia como Badajoz, seleccionada para esta experiencia-piloto que debia, nos61o cambiar de mano la riqueza, sino tambien asegurar fidelidades para el re-gimen republicano, es profundizar en el proceso de modernizaci6n de una so-ciedad rural, estatica, donde «nunca pasa nada» como apuntaba FranciscaRosique en otro incisive trabajo suyo sobre la influencia,de los intelectualespacenses en esta etapa. Todos los investigadores hemos atribuido la falta de estabilidad, incluso lacaida del regimen republicano, a la ineficacia a la hora de aplicar el procedi-miento que conduciria a las transformaciones agrarias. Esta sospecha de laque inicialmente tambien parti6 la autora, debia ser analizada y compartimen- 11tada en otras tantas cuestiones encuadradas en dos «leit motiv»: la reformaagraria y la reacci6n del grupo patronal, su organizaci6n, tacticas y estrategiaa la hora de obstaculizar las medidas agrarias republicanas. Objetivos ambosnada faciles a causa de la documentaci6n dispersa y poco accesible pues, cu-riosamente, y aun tratandose de Extremadura y de Badajoz, es en Madriddonde se puede acceder a los fondos mas interesantes. Y esto no puede extra-flarnos. En la Espafia rural la palabra escrita tiene menos arraigo entre lasgentes y la existencia de «archivos» es el pequeflo lujo de los «grandes» del lu-gar que, incluso, cuentan con esplendidas bibliotecas que suelen guardar—excepto honrosisimas excepciones—, celosamente. Era metodol6gicamente obligado abordar los problemas de contexto enque se inscribiria la Reforma: las consecuencias de las Elecciones Municipalesy Constituyentes que supusieron —especialmente las primeras— una rupturaen el perfil del comportamiento electoral de la provincia. Y buscar una corre-laci6n entre el comportamiento politico que se inagura el 12 de abril de 1931 yla estructura agraria, componente fundamental de la estructura econ6mica dela provincia. No cabe duda que el reformismo agrario constituia un elemento clave en elprograma del partido socialista, especialmente en su campafla para las elec-ciones municipales. Los partidos republicanos, mucho menos sensibilizadospara esta problematica, apenas tenian arraigo en la provincia, aquejada deuna endemica debilidad de las clases medias. Por otra parte, teniendo en cuen-ta la imposibilidad del ajuste entre poblaci6n y ecosistema ni por la via tradi-cional de la mortalidad, ni por la mas reciente de la emigraci6n, como hapuesto de relieve en varias de sus aportaciones a la historia contemporanea deExtremadura el profesor Rodriguez de las Heras, para —aproximadamente—los cien mil braceros de Badajoz (con sus correspondientes familias) s61ohabia una preocupaci6n y una respuesta: la Reforma Agraria. Los metodos cuantitativos, imprescindibles para acercarse a la sociologiaelectoral en abril del 31, debian acompaflarse de las tecnicas cualitativas,mucho mas complejas, y Francisca Rosique, sin ignorar las dificultades tantode la escasa, y casi diriamos ret6rica y descriptiva historiografia local, comode las fuentes hemerograficas, ha contribuido a una historia de las mentalida-des siguiendo especialmente el hilo vertebrador de los acontecimientos queproporciona la prensa, de uso obligado ante la ausencia de estudios locales—verdadero banco de datos de la historia general—, consciente de las mul-tiples limitaciones de tipo ideol6gico de estos mismos 6rganos y de la vincula-ci6n al capital y a los grupos caciquiles. Grupos que habian conducido a unaatona vida politica calificada por los regeneracionistas que impulsaron la Re-vista de Extremadura, como «politica de campanario». 12 No puede extraftarnos que el pilar fundamental del nuevo regimen republi-cano en Extremadura se anclara en la modificaci6n de la estructura agraria yque, practicamente, ninguna de las restantes preocupaciones de la revoluci6nliberal burguesa (reformas educativas, secularizaci6n de la sociedad, voto fe-menino, reconocimiento de las peculiaridades regionales, reforma del ejercito)focalizaran la atenci6n de la poblaci6n de Badajoz compuesta en su mayorparte de jornaleros sin tierra. No era de aquellos temas el objetivo de esta in-vestigaci6n que podia tal vez depararnos sorpresas en la linea de la reveladoraobra de Manuel Pecellin Lancharro sobre el Krausismo en Badajoz en una eta-pa anterior a la de este estudio. La Reforma Agraria implicaba conocer basicamente el desarrollo de laagricultura en la provincia y algunos datos fundamentales de su economia. Sinhacer una historia econ6mica —algo que, de entrada, nunca se pretendi6—,era inexcusable plantear con pincelada certera— y Francisca Rosique lo haconseguido— los desafios basicos de una tipica provincia interior, anclada enla economia de la dehesa agro-silvo-pastoril y cuyos excedentes, apenas trans-formados, no podian resistir la competencia como plasm6 en grafica frase,«Extremadura produce poco, caro y malo», una figura todavia poco estu-diada de las filas del catolicismo social, Ezequiel Fernandez Santana, el ce-lebre parroco de Los Santos de Maimona. Una agricultura de secano que debia sostener una fortisima presi6n de-mografica y una, muy disimetrica, distribuci6n de la propiedad en manos,muchas veces, absentistas. Economia caracterizada —como Campos Palacin hasubrayado en sus trabajos sobre la dehesa— por su aversi6n al riesgo. Agricul-tura de tecnicas arcaicas que, contradictoriamente, se basa en relaciones de pro- ducci6n capitalistas. Si, como creemos, se empiezan a publicar los trabajos de Santiago Zapata desde el Grupo de Estudios de Historia Rural, no es aventura- do afirmar que pronto otras investigaciones iluminaran los condicionantes socio-econ6micos de Badajoz que, pensamos, confirmaran las casi intuiciones —siempre hablando en terminos economicistas— de esta investigaci6n. Recogidas las cuestiones de contexto, la profundizaci6n en un tema que ha desatado tan abundante literatura, debia partir de un marco conceptual pues a la reforma agraria van unidas tres corrientes de pensamiento: el liberalismo tradicional, el socialismo y el neoreformismo, y se reclama desde las disimetrias palpables en tres factores fundamentales de la explotaci6n: la tierra, el capital y el trabajo. Despues de la Primera Guerra Mundial, Europa se reestructura y su agri- cultura se hace costosa y poco competitiva en relaci6n a los paises de ultra- mar, de ahi que las reformas agrarias occidentales scan fundamentalmente «reformas verdes», preocupadas por implantar unidades de producci6n mas eficaces. Estas son las reformas en el espacio agrario que admiten las de- 13 mocracias liberales cuya legislaci6n consagra los principles liberales y, entre ellos, el derecho de propiedad. Otra f6rmula —la reforma que Prieto llamaba «radical»— «a la que quiza se avinieran los partidos republicanos de izquier- da», supondria la adecuaci6n politica correspondiente. El triunfo de una u otra corriente de pensamiento a las que aludiamos anteriormente vendria —reconoce la autora— en funci6n de las estrategias a las que forzaban las condiciones politicas y el grupo politico cuyo peso especifico fuese mayor. Aclarar esto no significa desconocer los argumentos que abundantemente esgrimian los reformistas —especialmente Pascual Carri6n— pero, tanto el la- tifundismo como el absentismo, actualmente, se presentan como cuestiones abiertas cuya revisi6n hubiera sido dificil en los aflos 30. Hasta el paro, problema lacerante en provincias donde se puede aplicar el refran, «del olivo a la espiga, hambre amarilla», era una cuesti6n marginal, Francisca Rosique la ha llamado «cuesti6n coadyuvante». Otras medidas agrarias como el Decreto de Terminos Municipales; el de Laboreo Forzoso y, tambi6n, el de Jurados Mixtos, unidos a una politicahidraulica y de arrendamientos adecuada, hubieran supuesto verdaderas revo-luciones en el ambito agrario. Esto que ya es sobradamente conocido lo hemospodido comprobar rigurosamente para el caso de Badajoz. Todavia mas, araiz de la documentaci6n hallada —todavia escasa pero prometedora— podr&el investigador adentrarse y clarificar las actividades de la Asociaci6n de,Arrendatarios de la provincia y la proyecci6n de la Alianza de Labradores cu-yo itinerario y la propia decadencia del partido Radical-Socialista, guardanestrecha conexi6n. Quedaba la Reforma en si misma aprobada apresuradamente el 9 de sep-tiembre de 1932 a raiz de la sanjurjada. Una Reforma fruto de cinco proyectosy dos enmiendas a la totalidad que constituian otros tantos proyectos, y queen el capitulo VI de esta obra se sintetizan graficamente permitiendonos unavisualizaci6n de las aportaciones y de las diferencias en sus aspectos juridicos,agron6micos, econ6micos y sociales (los llamados «aspectos tecnicos», blancode las criticas de los propietarios). En realidad el escollo mayor para la refor-ma aprobada fue la propia politica parlamentaria a que los mismos socialistasse sujetaron en la practica mientras aprobaban una constituci6n que permitia—te6ricamente— la expropiaci6n por decreto. La Reforma afectaba fundamentalmente a los propietarios de la tierra. YaEdward Malefakis, en su conocida aportaci6n, ha puesto de relieve la impor-tancia como fuente documental del Registro de la Propiedad Expropiable queel gobierno republicano mand6 elaborar en 1933 con los nombres de aquellospropietarios cuyos bienes se verian incluidos en la Reforma. Los grandes pro-pietarios entraban de lleno en esta categoria mucho mas que los pequeftos ymedianos. Nos encontramos ante los que poseen los recursos, los procesos de14Anterior Inicio Siguientetransformaci6n y la repercusi6n del rendimiento del producto, es decir, anteuna «radiografia» de la provincia. Radiografia incompleta pero que nos per-mite conocer el poder real de dominaci6n de clase, los intereses patentes y la-tentes de este grupo y su incidencia en la politica gubernamental. Es este un re-sultado que tenemos que agradecer a esta investigaci6n pues la empeflada ta-rea de adicionar tierras, conocer modos de explotaci6n agraria y tipos de culti-vo, saber del r6gimen de propiedad, concatenar apellidos —algunos de ellosciertamente ilustres y pertenecientes a la mas rancia nobleza, inclusograndeza—, es un objetivo alcanzado nada desdeflable. La Reforma contaba con dos protagonistas esenciales: los braceros y lospropietarios de la tierra. Los primeros organizados politicamente en torno a laUGT y cuya protesta se relaciona con la triple crisis (demografica, ecol6gica yde poder y autoridad). Son braceros que han abandonado el espontaneismorevolucionario de principios de siglo, incluso del llamado Trienio Bolchevi-que, para actuar con otro programa. Afortunadamente Francisca Rosiquepodia abundar en estos argumentos gracias a su colaboraci6n en la historiamas reciente de la Baja Extremadura, un trabajo que, estoy segura, servira depauta de arranque a estudios posteriores. Sin descartar unos metodos cuantitativos, que se han utilizado especial-mente para el bienio azaflista, la naturaleza de la protesta campesina, una pro-testa fundamentalemente politica, permite que nos acerquemos mejor a lareacci6n suscitada entre los grupos patronales organizados como grupos depresi6n, dispuestos a incidir politicamente. Una actuaci6n que no resulta no-vedosa pues las presiones patronales con el gobierno de turno eran monedacorriente desde principios de siglo para que la politica econ6mica —lease lapolitica de subvenciones como diria el profesor perpifla Grau cuya obra esplenamente actual— contemplara sus necesidades e intereses. Abordar el estudio de la Asociaci6n de Propietarios de Fincas Rusticas deBadajoz (los que presentaran un frente mas activo a los reformadores agrariosrepublicanos) sin desconocer los escollos y silencios historiograficos, era un objetivo clave. Se trataba de averiguar los mecanismos con los que una agri- cultura de caracter tradicional, precapitalista, se ve sometida a procesos de in- novaci6n y de cambio. Proceso que no se conseguira para el conjunto de la agricultura espaflola hasta los aflos sesenta de esta centuria como han revelado los trabajos de Luis Angel Rojo y del soci61ogo Victor Perez Diaz, publicados por esos mismos aflos y, desde la historiografia, las aportaciones de autores tan significados como Naredo, Martinez Alier y otros, no menos interesantes. La respuesta de los propietarios —sostenida por el apoyo de los cuerpos tec- nicos (notaries, peritos agricolas, registradores de la propiedad) y por otras fuerzas politicas como los Agrarios, cuyo posicionamiento fue de boicotage mantenido, como se ha recogido en la obra de Alejandro L6pez L6pez—, era la 15que se podia esperar a dos retos que no se daban en la Baja Extremadura: elexodo rural (practicamente irrelevante) y la poca expansi6n de la demanda. Sindescartar el tel6n de fondo de la falta de nexo entre nuestra economia y la euro-pea en unos momentos de feroz proteccionismo a causa de la crisis de 1929. Po-ca expansi6n de la demanda que, a la vez, evolucionaba en base a la crecienteurbanizaci6n primando los productos ganaderos y hortofruticolas (en este ulti-mo caso casi inexistentes por estas fechas en Badajoz) que suponian costes deexplotaci6n cada vez mas altos en salaries, semillas y piensos. No podemos olvidar que la Reforma Agraria republicana pone a todos los «agricultores» (los propietarios de la tierra gustan de identificarse como tales)en la tesitura de definir su propia identidad. Definirse como labradores o co-mo profesionales agricolas. Nos hallamos ante una actitud ambigua por partede la patronal. Aunque su tecnologia es relativamente tradicional, reivindicanfrente a los obreros el derecho a utilizar la tecnologia es su vida social local vaa desbordar —sobre todo en el caso de la burguesia local —el marco delpueblo para potenciarse asociativamente; su conducta— hasta entonces defe-rente hacia el r6gimen autoritario de Primo de Rivera— cambiar& y se abocaraa un juego politico con una competici6n partidista de su voto; a un patriotis-mo o etnocentrismo local, reforzado en ocasiones por la religiosidad tradi-cional, sustituira una invasi6n de la cultura urbana con mensajes diferentes(incluidos los religiosos) como demuestra el poco eco de la reforma que desdela llamada Doctrina Social de la Iglesia, tuvo el ministro de la CEDA, JimenezFernandez. La burguesia local de la tierra, la que mas tenia que perder con la Refor-ma, se destaca en esta etapa, por un cuasi profesionalismo agrario con deter-minados ingredientes. En primer lugar una filosofia agrarista en que agricul-tura, naturaleza y tierra tienen el valor de entidades basicas y fundamentos dela sociedad de las que ellos participan. Una idea moral de su ocupaci6n comoservicio, no s61o como una actividad econ6mica orientada hacia el beneficioecon6mico. A la vez se dara en ellos una tendencia al autoreclutamiento (losenlaces familiares son suficientemente elocuentes en el Registro de la Pro-piedad Expropiable). Para salvar sus intereses utilizan una ideologia retributi-va con los competidores —en este momento haran causa comun conellos.puesto que el mercado que depende de la tierra es en la provincia nadamenos que el 65 por 100 de la poblaci6n activa— y una ideologia de defensafrente a los inferiores (obreros y sindicatos) normalmente a traves de una Aso-ciaci6n profesional o colegial (desgraciadamente carecemos de buenos estu-dios sobre la actividad de la Asociaci6n de Peritos Agricolas y sus relaciones eimplicaciones con los Propietarios de Fincas Rusticas en la provincia). Aso-ciaci6n profesional que intenta conseguir tratos favorables del Estado adu-ciendo «el honor» de la profesi6n. Propietarios que se apropian de los recur- 16sos de otras clases pero ellos a si mismos no se ven como parte de una sociedadestructurada en clases. En resumen, Francisca Rosique, especialmente en losdos ultimos capitulos del libro, nos advierte sobre su comportamiento hibridoaumentando o disminuyendo los distintos,componentes segun conviniese a lahora de socavar a un regimen politico que, ciertamente, no estaba dispuesto aapoyar sus intereses. (,Que papel jug6 la patronal en los tres conflictos que condujeron a laGuerra Civil como eran la lucha de clases, el dilema regionalismo-centralismo yel problema religioso? Esta es la pregunta que aletea en las lineas finales del tra-bajo y que necesitaria de otros tantos estudios e investigaciones complementa-rios para llegar a ciertas deducciones concluyentes. Necesitariamos de otrasmonografias locales sobre la historia del movimiento obrero; la mentalidadauton6mica, problematica religiosa etc., para conocer hasta que punto cadaconflicto acab6 arrastrando a los demas hasta desembocar en la Guerra Civil. Los aspectos que he comentado de la obra de Francisca Rosique y otrosmuchos que el lector encontrara en sus paginas, revelan el interes de este estu-dio que sorprender& tanto mas gratamente cuanto escasean los trabajos sobrela historia contemporanea de Extremadura y la incidencia de las llamadas«fuerzas vivas». S61o me queda alentar a su autora a seguir profundizando enesta linea —que se ha revelado tan fructifera— uniendo sus esfuerzos a los queya realiza la Universidad de Extremadura, la Academia Extremefla de lasLetras y las Artes, y otras entidades publicas y privadas como la misma Uni-versidad de Salamanca, que tuvo la satisfaci6n desde el Departamento de His-toria Contemporanea de acompaflar y orientar esta importante investigaci6n.DOLORES GOMEZ MOLLEDA17Anterior Inicio SiguienteINTRODUCCIONINTRODUCCION El reformismo agrario ha suscitado una abundante literatura desde princi-pios de siglo. Oleadas de informes, de los que el Institute de Reformas So-ciales fue practicamente pionero, sacaron a relucir la misera situaci6n delcampesinado especialmente en el Sur. Los regeneracionistas se encargaron de atribuir la lamentable situaci6n delcampesino a un procedimiento mas general definido por Costa como«01igarquia y caciquismo». Oligarcas y caciques desbordaron el raquitico Es-tado Liberal burgues soflado, mas que realizado, por los doccaflistas, e impi-dieron realizar la revoluci6n liberal. Porque el problema axial de Espafla en opini6n de la mayor parte de los es-tudiosos, fue su alejamiento progresivo de Europa al no cuajar la revoluci6nliberal de las clases medias. La desamortizaci6n, encargada te6ricamente decrear la clase politica sustentadora del regimen, provoc6 la progresiva proleta-rizaci6n del obrero campesino. La clave de arco de la revoluci6n liberal seconvirti6 en una verdadera contrarreforma. Espafla estaba desintegrada eco-n6micamente e invertebrada socialmente. El sentimiento era unanime: la faltade una Reforma Agraria era la causa de estos males, Los males de la Patria. El reformismo agrario mas o menos radical se estaba convirtiendo en unmito simplificado, el mito del reparto, como ha recogido Malefakis, cuya obra no ha perdido interes ni actualidad. A la altura de 1931, para los republi- canos la Reforma era la culminaci6n del liberalismo, del neoliberalismo. Para los socialistas, el peldaflo de un poder obrero agrario, mas numeroso y poten- te en algunos territories come Badajoz, que el obrerismo urbano, en el que unicamente se habian apoyado hasta la decada de los 20. La fiabilidad del Re- gimen inaugurado el 14 de abril se basaba en su capacidad para realizar la Re- forma Agraria, entendida en sus objetivos finales dc modo diferente por la coalici6n triunfante en las urnas si bien la pauta de arranque era la misma: la propiedad agraria necesitaba un fuerte corrective. Una medida de esta enver- gadura reclamaba un gobierno fuerte. La alianza republicana tuvo una corta luna de miel y pronto empezaron las disensiones. Estas disensiones merecian ser bicn explotadas por los grupos que mas tenian que perder, por los grandes 21 propietarios agrarios que en Badajoz eran muchos y potentes. Su acci6n sobre los mecanismos de decisi6n politica tendi6 a potenciarse en la medida en que el poder politico les era adverse. Si el sistema de poder en manes de los parti- dos no consolidaba su hegemonia, intentarian suprimirlos surgiendo asi un «doble poder» pues ellos eran las correas de transmisi6n del «poder real». Raymond Carr reconoce que el proteccionismo en Espafla era una sistema- tizaci6n de las progresivas concesiones a los grupos de presi6n, fundamental- mente a empresarios catalanes y vascos, incluso a propietarios castellanos. Si la politica econ6mica estaba en buena parte dictada por los patronos <,no lo estaria tambien la politica agraria?; ^el triunfo o el fracaso de la reforma agra- ria no estaria condicionado a las aquiescencias o resistencias de los que deten- taban la propiedad de la tierra? La real voluntad de los terratenientes- agricultores ponia a disposici6n de la industria un mercado de consumo que constituia el 65 por 100 de la poblaci6n activa en Badajoz. Controlaban el mercado de consumo y el mercado de trabajo. En resumen, eran el «poder real» y lo utilizaban en su provecho. En los ambitos rurales donde imperaba la trilogia iberica de cultivos, la des-movilizaci6n de las masas a nivel politico era patente. Badajoz, en contraposi-ci6n a Caceres, donde Merinero ha comprobado con rigor la inercia politicareflejada en las votaciones de la Restauraci6n por la influencia caciquil, las or-ganizaciones obreras de clase que actuaban entre el campesinado agrario sefuerotrpotenciando desde las primeras decadas del siglo. Una clase obrera orga-nizada y fuerte reclamaba una oposici6n paritaria, una patronal no menos dis-puesta a llegar a donde fuera necesario para sus propios intereses de clase. Porello es inexcusable no s61o estudiar la Reforma y su aplicaci6n, sino los frenos yaceleramientos por parte de las fuerzas en liza. En este conflicto de interesesentre los que «terratenian», expresi6n de un perjudicado de pluma agil, LuisChorot, y los jornaleros sin tierra, la lucha se presagiaba feroz. Por otra parte, resulta inexplicable la poca atenci6n que ha merecido porparte de los historiadores la actuaci6n politica y econ6mica de los grupos depresi6n en nuestra historia mas reciente y, concretamente, el tratamiento pocoriguroso de las organizaciones patronales, de las que demasiadoaprioristicamente se han definido sus posiciones, y cuyo origen casi coincideen el tiempo con el de las asociaciones obreras. Apenas roturaron el terreno Ramirez Jim6nez, Los grupos depresi6n en laSegunda Republica; A. Balcels para el problema agrario de Catalufla y, re-cientemente, Mercedes Cabrera, con la reconstrucci6n global de la participa-ci6n patronal en el conflicto de clases previo a la guerra civil, La patronalantelallRepublica. Esta circunstancia reclama de modo mas urgente las monografias regiona-les y locales que rastreen paimo a paimo las actuaciones de personas y grupos 22Anterior Inicio Siguienteinteresados en presentar los acuerdos adoptados en su circulo —forzosamenteun circulo cerrado— como intereses de la naci6n entera. Conocer la actuaci6n politica y econ6mica de los propietarios de la tierrade Badajoz —ellos son por antonomasia «la patronal»— es adentrarnos en labrecha cultural, econ6mica. social y politica entre Extremadura y Espafla,entre Espafla y Europa. Se trata de plantear las condiciones objetivas de exis-tencia de los extremeflos ricos y pobres, de sus actividades y comportamien-tos; de sus posibilidades cara a resolver problemas muchas veces heredados,en el marco de un Estado democratico. En ultima instancia, su recurso a lafuerza es el reconocimiento de una impotencia. Impotencia es lo que unos lla-maban «fascistizaci6n» y otros «desmembramiento de la Patria». Modos depercibir, no tanto amenazas reales. En resumen, incapacidad para resolver lastensiones generadas. El objeto de nuestra investigaci6n,se centra en Badajoz, tanto por su pro-tagonismo destacado en la Reforma, como por la lamentable ausencia histo- riografica en su historia mas reciente apenas salvada basicamente por la inves- tigaci6n sistematica que el Departamento de Historia contemporanea de la Universidad de Extremadura esta acometiendo y cuyo primer «avance» ha si- do recogido en la Historia de Extremadura publicada en 1985. Tambien la Real Academia de Artes y Letras de Extremadura ha iniciado un ambicioso proyecto historiografico en nueve volumenes cuya publicaci6n ha comenzado recientemente. Este casi «desierto» publicistico nos ha obligado a establecer relaciones y proporcionar datos previos a la etapa que estudiamos con el fin de facilitar la mejor comprensi6n de las fuerzas en litigio. La obra comienza con dos capitulos de enmarque que proporcionan datos basicos sobre las fuerzas politicas en cuyo programa se planteaba la Reforma Agraria y las condiciones econ6micas de la provincia que reclamaban su opor- tunidad. A partir del capitulo III hasta el VII, nos centramos en la Reforma propiamente dicha y sus aplicaci6n en Badajoz. A lo largo de los tres ultimos capitulos conocemos las distintas reacciones de los grupos afectados: los jor- naleros y, sobre todo, los propietarios de la tierra, cuya actividad como grupo de presi6n merecia un seguimiento mayor por su protagonismo —tanto a nivel local como estatal— en el desarrollo de la Reforma.23LA LLEGADA DE LA REPUBLICA A BADAJOZ. LOS GRUPOS POLITICOS Y SU PROGRAMA DE REFORMA AGRARIAAnterior Inicio SiguienteI. LA LLEGADA DE LA REPUBLICA A BADAJOZ. LOS GRUPOS POLITICOS Y SU PROGRAMA DE REFORMA AGRARIA. Cuando los historiadores se interrogan sobre el problema axial de la Espa-fla contemporanea llegan a una afirmaci6n bastante generalizada: en Espaflano se ha hecho la revoluci6n burguesa. Mientras el mundo occidental cumpleesta etapa hist6rica, Espafla queda al margen1. A lo largo del siglo xix y pri-mer tercio del xx una debil burguesia ensaya inutilmente una acci6n revolu-cionaria. Un movimiento intermitente que busca progresivamente el apoyoproletario y, al verse rebasado por el movimiento obrero, desencadena ac-ciones reaccionarias que paralizan el proceso en marcha. Burguesia cuyo obje-tivo final democratico debe obtener a traves de transformaciones en lo social ypolitico, en lo econ6mico, la sanidad y la administraci6n, en la vida munici-pal, en lo educative y religiose. G6mez Molleda refiriendose a la II Republica ha puesto de relieve, reco-giendo multiples y lucidos testimonios de personalidades de ondas politicas di-versas, la cuasi inexistencia de unas clases medias espaflolas capaces de ver-tebrar el regimen republicano2 y Alfonso Orti, en su polemico estudio intro-ductorio a la obra de Costa, Oligarqutay caciquismo3, plantea el conjunto decircunstancias que concurren en la anemica y lenta expansi6n de la burguesia ysus esquemas politicos, sociales y econ6micos. La hip6tesis de Orti, sin abor-dar el problema de la resistencia al cambio mental vertida en una serie de re- formas educativas y religiosas, es centro en cuanto situa el caciquismo en la estructura del estado liberal y, a la reforma agraria, en el marco de otras refor- mas y de un talante colectivo reformista burgues que, ciertamente, estaba ausente en Badajoz en las visperas de 1931. Si el Sur, y mas concretamente Extremadura, ha sido calificado como tierra abonada para los caciquismos y la desmovilizaci6n politica de las masas4, no es por la simple manipulaci6n electoral —una cacicada mas— sino por el conjunto de procedimientos mas generales que revelan dos contradic- ciones profundas y entrecruzadas: la contradicci6n llamada «ecol6gica» por Orti entre campo-ciudad, y la contradicci6n clasista entre propietarios y 27desposeidos. La clave de ambas viene de la mano de la reforma agraria liberalespaflola cuyo origen parte de la desamortizaci6n. La reducida base social de los liberales doceaflistas que ocupan el vaciopolitico de una burguesia propietaria no desarrollada (porque la propiedadfundamental era la agraria que operaba en manos de la nobleza y el clero), de-ben hacer una desamortizaci6n que actua mas bien de contrarreforma agraria. En nombre de la libertad se entregaron gran parte de las tierras a unaburguesia adinerada de provincias convertida en explotadora de un campesi-nado empobrecido «carente de las luces del progreso» necesarias para ver en elEstado liberal otra dimensi6n que la de un apartado de dominaci6n extraflo,al servicio de los intereses de la gran ciudad y de la burguesia propietaria5.Una «reforma» agraria entrecomillada, sin desarrollo industrial simultaneo,que condenaba al campesino proletario a permanecer en el campo6. Asi se comprende que muchos campesinos se levantaran contra una revo-luci6n burguesa y una reforma agraria que se hacia a sus expensas, alistandoseen las filas del carlismo —un fen6meno apenas estudiado para Badajoz—. Lavida local se habia desarticulado a favor de una descentralizaci6n forzada des-de Madrid a la periferia a traves de la Administraci6n Publica de la que sehabia adueflado la oligarquia terrateniente. El caciquismo se institucionaliz6 ados bandas: un caciquismo centralizador basado en el control del aparato lo-calista y un caciquismo localista basado en la propiedad rural y el clientelis-mo. Esta pareja de caciquismos simbolizaba el compromiso hist6rico de laaristocracia terrateniente (tan abundante para la provincia de Badajoz), con-vertida a la causa liberal y que proyecta su poder desde el centre, y laburguesia urbana, que se mueve mas en el ambito agrario local. El maridajearrastra la yida politica del Badajoz de la Restauraci6n. Una politica de cam-panario opuesta «al buen gusto de cierta estetica social que esta por escribir»7. En las ciudades, especialmente las perifericas, existe una minoria de clasesmedias aislada de las masas de los campos. Esta burguesia urbana esta repre-sentada a fines del siglo xix por el republicanismo. El minoritario republicanismo pacense despues de 1900 habia, practica-mente, abandonado sus postulados federales8 para inclinarse por el grupo li-berado por Lerroux que tendera a aliarse a partir de 1909 con el proletario ru-ral reivindicando el sufragio universal verdaderamente democratico. Ese re-publicanismo actua como un mito que debe llevar a cabo las reformas pen-dientes, las autonomias locales, las esperanzas revolucionarias. Alianza no ex-cesivamente s61ida en los ambitos provincianos mas rurales como podemoscomprobar desde los primeros meses de la recien estrenada Republica de 1931. La ausencia de estudios y monografias sobre la politica oligarquica de laRestauraci6n y la actuaci6n del caciquismo en la provincia de Badajoz9 hace 28que seamos cautos a la hora de hacer afirmaciones rotundas. La politica caci-quil naufraga en 1931 por todas las causas que concurren para que el sistemade la Restauraci6n pericl*te y, sobre todo, por la expansi6n del socialismo enla provincia. Las elecciones municipales del 12 de abril —primer peldaflo de lanunca concluida revoluci6n burguesa— tienen en Badajoz connotacionesconcretas. Las connotaciones de una Espafla seflorial donde el caciquismo (ca-ciques liberales o conservadores ;que mas da!) ha aprovechado los resortesdel Estado en provecho propio; donde un proletariado sin tierra hasta enton-ces misoneista, se presentara organizado, y dejar& el esteril espontaneismo re-volucionario. Elecciones municipales de abril y elecciones —ya proclamada laRepublica— para Cortes Constituyentes, en junio. Si el programa de las pri-meras era una cruzada contra el cacique donde no cabian demasiadas matiza-ciones, en las segundas ya se perfilan las soluciones a las reformas pendientes,especialmente la reforma agraria... Las esperanzas «revolucionarias»,debentornarse en certezas. Comprobar la importancia que la Reforma agraria como instrumento sinequa non se haria la «Revoluci6n» (a la altura de 1931 todavia se desconoce siburguesa o proletaria), equivale a conocer el juego de fuerzas politicas que enEspafla y, especialmente en Badajoz, actuaban. La remora de la vieja politicaunida a los monarquicos y su desvaido programa en visperas del 12 de abril, yel alumbramiento de la nueva de la mano de la Alianza Republicana y su programa. En este transito la importancia y el protagonismo de los propieta- rios de la tierra, mas tarde agrupados en la APFRB, se hara notar desde el pri- mer momento.Las Elecciones Municipalesy la atonfa de los grupos monarquicos. La inhibici6n del Ejercito y del propio Rey habian catapultado a Primo deRivera el 29 de enero de 1930. Su sucesor, Berenguer, integro, anticuado y en-fermizo, entr6 en escena pensando resucitar la vieja politica. Con este militarenfermo y llevado por una silla de ruedas, todo se ralentizaba. En febrero de1931, un aflo despues de su llegada al Gobierno, convocaba Cortes. La ofertallegaba tarde. La respuesta fue una oleada de abstencionismo mientras si-guiesen en pie los anteriores ayuntamientos puestos por el Gobierno. El suce-sor de Berenguer, Aznar, era a su vez personaje de escasa lucidez politica. Laoposici6n agrupada en la Alianza Republicana tenia por esas fechas mas po-der que el propio Gobierno y habia preparado su estrategia para el cambio deRegimen. Dentro de ella, el Partido republicano radical habia recogido la he-rencia del republicanismo hist6rico y el Partido Socialista, las inquietudes de 29 un gran sector del obrerismo. Ambos grupos tenian en Badajoz prestigio y un radio de acci6n cada dia mas amplio. Ellos se encargarian fundamentalmente de preparar las elecciones del 12 de abril en la provincia. Los partidos monarquicos se encontraban en la mas completa atonia. El investigador y linguista, Francisco Santos Coco10 intenta romper lanzas a fa- vor del Centre Constitucional que deberia agrupar a la liga acaudillada por Camb6 y a buena parte de los seguidores del antiguo maurismo. En Badajoz —dira Santos Coco— la Agrupaci6n centrista representa lo unico positive contra las izquierdas con un programa de reivindicaciones municipales «sin fulanismos»11. Por esas fechas ya el Marques de la Frontera, principal accionista de ECE12, habia escrito a Jos6 L6pez Prudencio, que durante tantos aflos habia llevado la direcci6n de ECM, en unos terminos en los que se detecta claramen- te la importancia que el problema agrario iba a tener en los pr6ximos aconteci- mientos: «Mi querido amigo: Ya habra Vd. visto la constituci6n del partido de Centro, formado por la fu- si6n de elementos mauristas y regionalistas. No he de ocultarle que mercce en principio mis simpatias, por los procedimien- tos y finalidadcs nucvas que ha de implantar y por la seguridad que tengo de una actuaci6n intensa y provechosa. Al enteranne por la prensa de su programa y finalidad, eche de menos a/go que hiciera relaci6n alproblema agrario en toda su extension, y ayer tuve una con- fcrencia como Camb6 y Maura, mcreciendo favorable acogida mi indicaci6n como habra visto Vd. por la Prcnsa, puesto que cs uno de los puntos que han de scr estudiados en primer termino. A fin de resolver en dcfinitiva, quisiera conocer la opini6n de Vd., como tam- bi6n recabo la dc los principales amigos, ya que en estas cosas no quiero yo ac- tuar por impresi6n propia unicamente. Creo mcrcccra sus simpatias esta orien- taci6n que sale un poco de los viejos m6dulos de otras epocas»13. A pesar de estas buenas impresiones del Marques de la Frontera y de su in-tuici6n de que el problema agrario era vital para atraerse los votos de las ma-sas campesinas de las provincias rurales, su peri6dico tuvo que tomar otrosderroteros en la campafla incidiendo en la oposici6n al caciquismo, mientrasel Marques presentaba su candidatura unida a la oligarquia provinciana in-curriendo en una aparente contradici6n. «E1 problcma planteado en Espafla ante las Elecciones Municipales tiene mas transcendcneia de lo que pudiera parccer en una ojeada rapida y poco profun- da. Por ello debiera preocupar a todo ciudadano la idoneidad de los reprcsen- tantes a quienes adjudica su voto (...) Es fata una ocasidn sugestiva para todo bucn espaflol de sacudir el oprobio que se denomin6 con la sonora palabra «caciquismo». Si es cicrto el prop6sito del 30Anterior Inicio Siguiente Gobierno, la adscripci6n a una persona dcterminada como cable conductor dc mayor potcnciaci6n cs, en cstos momentos, ineficaz e indisculpable. Esta es la raz6n dc que el nacicnte partido de Centro con su programa de regionalismo desccntralizador y auton6mico y problema constitucional, obcdeciendo a una organizaci6n donde la influencia personal sc diluya entre la voluntad discipli- nada dc una asamblea, mcrezca todos nuestros favores»14. El intento de crear el Centre Constitucional ha sido calificado comoanacr6nico por Pab6n15 y, en Badajoz, no tuvo eco. Tusell ha buscado paraAndalucia los motivos de este fracaso en la incapacidad temporal de Camb6para dirigir, efectivamente, la vida del partido, aquejado de una grave dolen-cia de garganta. Nuestra sospecha —sin descartar este motivo obvio— se diri-ge tambien en otra direcci6n. No era la primera vez que se intentaba desde Ba-dajoz un acercamiento al regionalismo Catalan, especialmente por parte de loscat61icos vinculados a NE, pero los contactos no cuajaron por la desconfianzade los cat61icos ante la «neutralidad» religiosa de Camb6. El pueblo, por otraparte, desconfiaba de los catalanes a quienes se tachaba de insolidarios, s61opreocupados por sus propios intereses econ6micos; siempre pidiendo protec-cionismo para sus productos e influyendo decisivamente en la Junta de Aran-celes y Valoraciones, en detrimento de otras provincias. Esta antipatia por loCatalan procede tanto de la Derecha, como de la Izquierda. El Partido republi-cano de Lerroux a traves de su 6rgano LC se dirigia a Catalufla en terminosnada ponderados16 y el PSOE tampoco podia evitar su antipatia ante lacausa auton6mica y nacionalista que se oponia al internacionalismo proleta-rio. Razones de tipo emotivo aparte, el Marques de la Frontera, que desde laAsociaci6n de Ganaderos hacia causa comun con los terratenientes, habiaparticipado en los negocios corcheros de Camb6 y el secretario politico deJuan Ventosa Calvell, ministro de Hacienda de 1930 y mano derecha de Cam-b6, era Juan Mufloz Casillas, future presidente de la Asociaci6n de Propieta-rios de Fincas Rusticas de la provincia. Tampoco la linea conservadoramaurista tenia muchos adeptos en Badajoz, pues la principal familia entre losconservadores, los Albarran, se inclinaron hacia Dato17. Los centristas de Maura-Camb6 quieren presentarse como renovadores.Pronto se desengaflan, pues deben unirse a albarranistas y lopistas18. Su desla-vazada campafla s61o puede insistir en la necesidad de uni6n. En visperas de lajornada electoral, los monarquicos de la Baja Extremadura como los de todaEspafla, comprueban que no es facil ponerse de acuerdo. Estas desavenenciasno tienen como motive los principios, sino algo mucho mas prosaico: el nume-ro de puestos a ocupar19. Con poca propaganda, pues los mitines monarquicos son muy inferioresen cantidad a los republicanos, pese a la precipitada afirmaci6n de VilaIzquierdo20,,s61o quedaba —por eliminaci6n— una salida: presentar la op- 31ci6n republicana como el error que conduciria a todos los males, catastrofe deilimitadas consecuencias: «Una Republica en Espafla a la hora presentc, con el morbo de la indisciplina social, sin los frenos de la cultura, de la educaci6n civica en la muchedumbre (...) seria una Republica a la deriva que comprometeria gravemcnte la vitalidad dclpais»21. Los republicanos son oportunistas22. Lobos de piel de cordero queconducirian al pais al comunismo23. La prensa monarquica recoge frases exaltadas de los mitines adversaries ylas magnifica. En Azuaga, afirman, el orador procomunista afirm6 que secumpliria la legalidad pero, «si no triunfa nuestra causa, barreremos las mesasy la Republica vendrA con la revoluci6n»24. Los monarquicos refuerzan sus argumentos con el exito de las monarquiasparlamentarias en otros paises. Plantean el problema en el terrene hist6rico.Ponen el ejempio de Inglaterra y Belgica para justificar que la Monarquia escompatible con la democracia y la autentica soberania del pueblo25. Sobre laspromesas sociales de republicanos y socialistas no hay que confiar mucho,escribe Jose Redondo (de la candidatura monarquica de la capital), aunqueafirmen que mejoraran los jornales, la crisis econ6mica no lo permite26. Tampoco falta la acusaci6n de ateismo. La Republica es antirreligiosa, afir-ma Rufino Gutierrez27, quien desconfia de que los republicanos «de verdad»cambien su tradicional secularismo e incluso anticlericalismo, aunque tenganen sus filas a Alcala Zamora.La campana antimonarquica y los preanuncios de Reforma Agraria Para mas incomodidad de los monarquicos, que se diluyen en personalis-mos, la izquierda antimonarquica aparece desde el primer momento unida yarrolladora, como reconocen apesadumbradamente los monarquicos28. Unacandidatura y, sobre todo, un programa mas incisive y penetrante que las cor-tas reivindicaciones municipales de las mejoras ciudadanas o pueblerinas (queno se habian llevado a cabo en cincuenta aflos); las vagas alusiones al caciquis-mo o a la vieja politica que sonaban a insinceras. Los nuevos republicanos van contra la monarquia en cuanto esta se une alos viejos usos: a personalismos y caciquismos basados en el favor29, hasta esemomento la unica politica que el pueblo ha visto practicar y que describe el ar-ticulista de ECM como la «Derecha», para muchos con expresivo trazo. «Si por Dercchas se entiendcn las huestes ancestralcs caciquiles, compuestas de los consabidos partidos volantes que votan 500 veces en cada colegio el dia de la elecci6n, de satelites que ocupan cargos concejiles y las Juntas del Censo y los Juzgados Municipales para amaflar las listas electorales a capricho de sus seflores, para librar de cargas municipales y fiscales a todos los dociles amigos32 o endosarlas elevadas en multiples incalculables sobre los no sometidos, que disponen de jueces y tribunales para sacar de la carcel a todo delincuente, sea cual sea su crimen, si tiene el eximente de adicto y para arruinar y prender a to- do adversario aunque no haya cometido otro delito que el serlo (.. ,)»30. Los recientes 6rganos periodisticos republicanos LVE y Vanguardia ini-cian su estrategia contra esas malas artes caciquiles31. LVE lanza sus dardos contra el caciquismo en una «cruzada»; cruzada a laque puede unirse la mayor parte del pueblo al que se Ie hacen ver las ventajas yrepercusiones cara al problema de la tierra, el mas crucial en Badajoz: «En nuestra regi6n —dira «Plubio» (Rodriguez Machin)— donde el gran in- dustrialismo no existe (la) dependeneia (econ6mica) tiene su origen en la caren- cia de tierra libre, en el predominio del latifundio particular (...) La mayoria de las comarcas extremeftas son tan solo susceptibles de cultivo extensivo; su exce- siva parcelaci6n las haria esteriles, que lo digan si no nuestros desgraciados «labrantines...». El caciquismo extremeflo es eminentemente rural y los dueflos por la fuer- za de la demanda admiten o rechazan a los obreros sin tierra, como arrendata- rios o asalariados. La dependencia se acentua por la necesidad de pedir presta- mos en dinero o especies en determinados momentos, asi la voluntad de los terratenientes arrastra a los arrendatarios o braceros en su direcci6n. Si imaginamos —sigue el autor— otra unidad reciproca y en los actos de los «sintierra», la posici6n predominante seria la de estos, porque a su trabajo corresponde la producci6n del campo y su capacidad de consumo es la que da valor a los productos de la tierra (...) Paralelo a la oligarquia del agro (...) existe otra oligarquia politica, que es el instrumento del r6gimen actual y merced al cual, dividido nominalmente en conservadores y liberales, el Estado espaflol ha podido simular la rotaci6n de partidos (...) desde el momento en que los dueftos de la tierra y del dinero dis- ponen del poder y de la fuerza (...) no cabe ya la oposici6n»32. Carencia de tierra; predominio del latifundio; dominio sobre el mercado de trabajo de los dueflos de la tierra (los caciques); importancia de una refor- ma agraria que proporcione tierra a los que trabajan; vinculaci6n poder econ6mico-poder politico... ideas eje que apareceran en diversos mitines, ac- tuaciones y articulos de la conjuci6n republicano-socialista. Jose Maj6, del partido radical, describe con penetraci6n el problema agra-• rio extremeflo: el 70 por 100 de la propiedad rustica de Extremadura —afirma— no la tienen los extremeflos. Madrid es el objetivo del dinero que se obtiene de la tierra. Las rentas rurales han subido en lo que va de siglo el 500 por 100 sin que el campo se haya beneficiado. Maj6 cita a Lerroux en su obra, At servicio de la Republica, en la que se pone de relieve la importancia de mejorar el habitat rural, el fomento de la enseflanza agraria, el empleo de la 33 maquinaria; la necesidad de recuperar a los propietarios que dan la tierra en arrendamiento para entregarlas al cultivador directo creando una clase media campesina33. Los republicanos y socialistas que recorren la provincia segun el orador que hiciera uso de la palabra y de su filiaci6n politica, haran hincapie en el as- pecto o aspectos del cambio que la Republica propiciaria aunque la coalici6n republicana sabe que en Badajoz su fuerza es unir la Republica a las mejoras sociales. «La Republica tratara de que el que trabaja tenga su retribuci6n debida, mira- ra por la economia de los pueblos, ayudara al pobre y Ie dara cuantas facilida- des necesite»34. Y los socialistas afirmaran sin paliativos que el unico camino para salvarsees «hacer la revoluci6n social»35. Un tono hasta cierto punto romantico, co-mo romantico seria tambien el primer bienio azaflista. Revoluci6n social queacabaria con las injusticias de los patronos y los obreros36 y con el corruptocaciquismo que se alimentaba de la vanidad y el lucro personal. Ahora, «(...) El pueblo se ha puesto en pie harto ya de soportar a los politicastros y sus enrcdos (...) los caciques, advertidos de ellos, cesan en sus luchas intestinas pa- ra formar el cuadro de resistencia contra la democracia (...) la oligarquia mo- narquica expone como meritos, la,raz6n de su justificado descredito, los ein- cuenta aftos de su caciquil gobierno (...) olvidan que el pueblo quiere un regi- men de justicia igual para todos»37. Se echan en falta los programas y objetivos para el municipio. Comoafirmaria mas tarde Indalecio Prieto en una carta fechada el 23 de marzo de1935 y dirigida desde Paris a la Comisi6n Ejecutiva del PSOE, para unas elec-ciones municipales «la heterogeneidad de los problemas locales no permiten laconfecci6n de un programa de tipo nacional»38 y ni siquiera a veces provin-cial. Para el nuevo municipio que saiga a partir del 12 de abril los Radicalesquieren autonomia. Somos partidarios dc la autonomia municipal y de la supresi6n de la Dipu- taci6n Provincial. Los municipios aut6nomos obligaran a una mayor partici- paci6n de los vccinos en los problemas; fiscalizandose eontinuamente los im- puestos que serian los mas justos, generarian la pujanza dc los grcmios». Pide Jose Maj6 (autor del articulo) por encima del marco municipal,uni6n para oponerse a los privilegios, y promete —si triunfa el nuevoregimen— trabajo y salario decoroso que elevara a los obreros a «colaborado-res de la producci6n», con participaci6n en los beneficios, con prioridad deltrabajo sobre el capital39. De la misma manera, los socialistas de Granja de Torrehermosa en susprogramas saltan pronto las fronteras de las necesidades municipales: benefi- 34Anterior Inicio Siguientecencia, educaci6n, honradez en los presupuestos, para incidir en el cumpli-miento exacto de la legislaci6n agraria: 1. Jornada de ocho horas. 2. Retiro obrero obligatorio. 3. Prohibici6n de trabajo a los menores de catorce aflos. 4. Constituci6n inmediata de la delegaci6n local del Consejo de Trabajo. 5. Inspecci6n de Trabajo40. Si este programa y estos objetivos de gente no «corrompida» en la canchapolitica de la etapa anterior no fuera suficiente en un ambiente rural, tradi-cionalmente desconfiado, la implantaci6n definitiva a partir de 1929 de las or-ganizaciones socialistas en la provincia seria un hecho. 1919 seria una momento privilegiado para la expansi6n y consolidaci6n so- cialista. Varies factores entraron en juego. De un lado el descontento por la raida cosecha del aflo anterior. De otro, las expectativas que entre los obreros habia suscitado el trienio en Rusia. En tercer lugar, la carestia de la vida, pues los precios no habian disminuido y las ganancias no eran las mismas que en plena guerra europea, cuando los productores de trigo vivieron la ilusi6n de la exportaci6n. Los lideres nacionales del socialismo: Saborit, Nuflez Tomas y, sobre to- do, Lucio Martinez Gil (estos dos ultimos diputados por la provincia en 1931 y 1936), recorren incansablemente Badajoz junto con los dirigentes locales, es- pecialmente Narciso Vazquez Torres. Esta propaganda fructificara en las Elecciones Municipales de 1920, en las que salieron elegidos 82 concejales de los 161 presentados, quedando Badajoz como la segunda provincia por el nu- mero de concejales elegidos y la tercera por el numero de votos obtenidos, detras de Madrid, Jaen y, muy por delante de Vizcaya y C6rdoba, cuarta y quinta respectivamente41. La Uni6n General de Trabajadores tambien conoce una subida clamorosa. Sus 15 secciones y 1.504 afiliados de 1918 se transforman en 81 secciones y 10.608 afiliados en 1920. Polo Benito, en su pequeflo volumen sobre Elproblema social del campo de Extremadura, recoge algunas muestras para el mas conocidas y relevantes de la expansi6n del socialismo antes de 1920. Su geografia del socialismo se ci- fle a los pueblos del Sur, de la Sierra, especialmente Fregenal, Monesterio, Usagre, Los Santos de Maimona, aunque tambien incluye Campanario y Azuaga donde se publica «La Verdad Social», active foco minero y de propa- ganda de «manifiestos bolchevistas»42. El programa de UGT en Badajoz, se- gun este autor era: 1. Oposici6n a admitir en las asociaciones a los patronos. 2. Empleo de huelga especialmente en la siega. 35 3. Neutralidad aparente en religi6n pero odio «en los mas» al cura comoprotector y aliado del amo. 4. Intervenci6n en el gobierno municipal. Durante la Dictadura su fuerza no decreci6, aunque sus avances no fueranespectaculares. A partir de 1929 ya podemos hablar de la implantaci6n defini-tiva del socialismo en Badajoz especialmente a traves de la recien creada Fede-raci6n Nacional de Trabajadores de la Tierra, inaugurada en 1930, con repre-sentaci6n en 13 localidades de la provincia43. En septiembre de 1932 figuran36.673 afiliados con 110 secciones con Manuel Marquez, de Oliva de la Fron-tera, como Delegado regional de Extremadura44. La Republica era la ocasi6n esperada por los socialistas que veian en ella elpaso previo e inmediato para la revoluci6n social45. El balance del 12 de abrilser& reconfortante para ellos. De los 1.861 concejales elegidos, 352 eran so-cialistas. Con todo, republicanos y socialistas debian salvar los fuertes escollos de lainercia y los temores que la opini6n conservadora lanzaba a traves de su pro-paganda. La Republica no podia presentarse unida al anticlericalismo, a la in-cultura, a la supresi6n de la moralidad y de la familia, a la revoluci6n social.Debia tener un seguro de respetabilidad. El seguro vino acompaflado de lospartidos republicanos conservadores, especialmente de la Derecha Liberal Re-publicana en Alcala Zamora.ELECCIONES MUNICIPALES 12 de ABRIL de 1931Locoltdodc eon yf4oirtnioSocniita.PnOo-lnIo MoMr«iln.PrfSovWa R«publlcono »Soclolltto.36Las elecciones del 12 de abril La estabilidad de la oligarquia era fuerte; esto nos obliga a ser cautelosos ala hora de asimilar los resultados pro-republicai-ios a los pueblos mas grandeso a la capital de provincia. De acuerdo con IPS resultados de la primera vueltacomprobamos el triunfo monarquico en pueblos como Zafra y Almendralejodonde el problema del paro no era tan perentorio y con un nivel cultural y decomunicaciones no desdeflable. En cambio llama la atenci6n la postura pro-republicana en los partidos judiciales que lindan con Portugal (Badajoz, Al-burquerque y Olivenza), o aquellos que se encuentran ante una grave crisis detrabajo como Jerez de los Caballeros y Fuente de Cantos (Cuadro numero 1).CUADRO NUMERO 1CABEZAS DE PARTIDO JUDICIALVillanueva de la Serena Herrera del Duque15.351 habitantes 4.308 habitantesCastuera9.219 habitantesAlmendralejo17.597habitantesDon Benito21.196habitantesFuente de Cantos11.006 habitantesFuente de Cantos11.006 habitantesNota: Algunas de estas localidades como Fregenal y Villanueva modificaron los re- sultados el 31.5.31, a favor de los republicanos.FUENTE: ECE (11.4.31). Proclamaci6n por art. 29; LL (14.4.31); LL (2.6.31) 2.' vueltaproclam. art. 29.37Victoria totalmonarquica EmpateVictoria totalrepublicanaVictoria parcialrepublicanaZafra Puebia de Alcocer Jerez de los Caballeros Badajoz7.599 habitantes 3.816habitantes 16.021 habitantes 10.083 habitantesFregenal Llerena Olivenza Alburquerque19.277habitantes 7.888 habitantes 11.813 10.083 No cabe duda que gran parte de la victoria republicana obedeci6 a que muchos electores «de orden» se quedaron en sus fincas de campo46, a la pu-janza del socialismo, y sobre todo, a la deslavazada y pobre campafla electoral monarquica que respondia a un regimen que habia agotado sus recursos. Realmente no se venci6 tanto a la Monarquia como al viejo sistema de oligarquia y caciquismo propios de unas estructuras econ6micas y sociales que pericl*taban ante el avance de la industrializaci6n, del urbanismo y de la im- portancia de las clases medias. Si los republicanos —como declara Miguel Maura,en sus Memorias— con- centraron sus esfuerzos en las capitales de provincia 47, los socialistas tenian el mejor caldo de cultivo en la desesperaci6n de los braceros hambrientos y en la oportuna creaci6n de la FNTT que con tanta fuerza arraigaria en Badajoz. En realidad 6stos serian fundamentalmente los que llevarian a cabo la campafla, pues los partidos republicanos apenas estaban organizados. ^Podemos hablar entonces de «Badajoz republicano»? S61o hasta cierto punto. Las masas campesinas (el mayor numero) estaban ganadas para el so- cialismo, no para el republicanismo burgues, que era unicamente un peldaflo previo. Para los 6rganos informativos, el triunfo de la Republica se entiende comoun plebiscite48 en el que el pueblo habia mostrado su ciudadania sin desordenni represalias, sin «comunismo»49 ni anarquia, respetando todos los derechosindividuales, es decir, el derecho de propiedad. Este y las cosas sobre las quese ejerce son distintas: «Las cosas que tienen un fin necesariamente social, que son precisas para la subsistencia de la colectivad cumplen sus fines propios, previa la justa indem- nizaci6n a sus propietarios de su valor exacto»50. La republica se proclama en la provincia «en medio de un entusiasmograndioso» y con un esquema parecido en todos los sitios: banderas republica-nas en el Ayuntamiento, palabras de sus lideres exaltando el Nuevo Regimen;confirmaci6n de la abdicaci6n del Rey y manifestaci6n por las calles y ante losAyuntamientos. No faltan los himnos de Riego, la Internacional o la Mar-sellesa. En algunos pueblos se echan al vuelo las campanas. En Don Benito,acuden 5.000 personas a la manifestaci6n... Y todas las manifestaciones de lasdistintas localidades «con mucha cordura». La convocatoria de elecciones para Cortes Constituyentes51 facilit6 la de-cantaci6n de las distintas fuerzas ya que una vez clarificado el regimen de go-bierno, el programa de cada partido tendia a identificarse mejor, especialmen-te en el caso de los partidos republicanos que, a excepci6n del Radical, apenasexistian en la provincia por estas fechas. Sime6n Vidarte podr& recordar que, 38Anterior Inicio Siguiente «en la mayor pane de los pueblos la propaganda la realizabamos nosotros so- los, porque en ellos s61o habia figuras reprcsentativas republicanas, sin parti- dos organizados, o con partidos creados simb61icamente»52- Apreciaci6n en la que coinciden las distintas fuentes consultadas. La campafla electoral de los republicano-socialistas ofrece una varianteimportante respecto a la del 12 de abril: la mayor insistencia en el problema dela tierra y la necesidad urgente de la soluci6n. Todos los candidates —tantorepublicanos como monarquicos— hablarian sobre la tierra como el principalproblema de Extremadura, como se refleja en la encuesta enviada por «La Li-bertad» a los candidates, entre ellos, Federico Carlos Bas53, Mario Baselga54,Gustavo Pittaluga55, Vazquez Lemus56, Vidarte57, Diaz Berrio58, HidalgoDuran59.' Los radicales a traves de Lerroux, que el 12 de junio actu6 en un mitin enolor de multitud, plantearon la futura reforma agraria asi: «Cuando los hombres dicen mi mujer, mi hijo (yo aspiro) a que puedan decir tambien «mi tierra» (...) que el trabajo con la familia es de mas fecundidad (...) Yo quiero que sea el pueblo el que esti a mi lado para ayudarmc a la obra de su propia redenci6n y mediante leyes en su transformaci6n que habran dc entregar la pequefla propiedad territorial a los ciudadanos, en unos sitios segun las eircunstancias y las tradiciones municipales; por contrato colectivo alii don- de el pueblo estt organizado (...) y en otros mediante la distribuci6n de la tierra y la indemnizaci6n correspondiente al propictario, garantizada por el Estado, porque es indispensable que nadie tenga derecho a quejarse de que la justicia realizada por la Republica ha sido un despojo. Pascn los latifundios, pascn las propiedades, pasen los grandes terrcnos eriales e incultos a manos de aquellos que trabajandolos por su propio esfuerzo y en colaboraci6n con los elementos de su familia, haran del campo verdaderos jardincsw60. Normalmente los partidos burgueses republicanos s61o aluden al problema agrario de un modo vago, como lo hace Pittaluga el 19 de junio61. A raiz del nombramiento por el Gobierno Provisional de una comisi6n pa- ra el estudio de las Bases del proyecto de Reforma Agraria a base de la infor- maci6n procedente de las provincias, LVE propone el nombramiento de otra comisi6n que a nivel regional estudie el problema juridico, politico, social y econ6mico de la tierra en Extremadura. Los datos facilitados por esta comi- si6n serian «la base mandataria para los diputados de las futuras constituyen- tes»62. Mientras los partidos republicanos burgueses se pronuncian ambiguamen- te respecto a las f6rmulas colectivas, los socialistas apuestan verbalmente por la colectivizaci6n y combaten la teoria del reparto. Las declaraciones de Largo Caballero a mediados de mayo sobre los arrendamientos colectivos serian re- cogidas en mitines y actos de los socialistas en la campafla que llevaron a cabo por la provincia63, en los que «dejaron claro» que apoyaban al Gobierno por- que confiaban que atenderian las reivindicaciones obreras pero ellos se 39 definian como «no gubernamentales», a la espera de realizar la revoluci6n socialista64. Ademas del problema agrario, la izquierda burguesa insiste en la separa- ci6n de la Iglesia y el Estado; un Estado laico que garantice la libertad absolu- ta para todas las conciencias65 y la libertad escolar66. Ninguna de estas ideas resultaba nueva respecto a las Municipales. Si en la campafia anterior fue una cruzada contra el caciquismo no exenta de cierto tardio regeneracionismo costiano en que se atribuian todos los males patrios a la Monarquia, la campafla de las Constituyentes en Badajoz fue teflida cons- tantemente de preanuncios de la reforma agraria, sin que faltaran otros postu- lados como el laicismo, objeto de apasionados debates en las Constituyentes. En conjunto, una campafla en la que se puede afirmar que el peso mayor gra- vit6 sobre los socialistas. La campafla monarquica tambi6n subray6 notablemente la necesidad de ordenar la politica agraria —tal como el Marques de la Frontera habia reco- mendado a Camb6 con escasos resultados— y obtener mejoras sociales: regu- laci6n de las condiciones de trabajo, retiro, vejez, seguro contra el paro, contra la enfermedad67, fomento de la industria; activaci6n del comercio, es- pecialmente con Portugal68. Vazquez Camarasa, despues de proclamar el «Imperio de la justicia so- cial» defendera los principios de religi6n, propiedad y cultura69. Esta sensibi- lidad por lo social entre monarquicos se recogi6 desde ECE con un editorial programatico titulado, El deber de las closes conservadoras: «E1 sentido conservador inteligente, dinamico, tiene como inmediata misi6n el principio etico de difundir con su esfucrzo constructivo el bienestar entre los humildes, evitando la injusticia social de la falta de trabajo y de su insuficiente retribuci6n, negaci6n practica del derccho a la vida, y en ello hallaran sus natu- rales compensaciohes los favorecidos por la fortuna (...) Para ello hay que or- ganizarse (...) las exigcncias de esta rcalidad habremos de examinarlas en rela- ci6n con Extremadura, que en el periodo constituyente que se avecina ofrece amplias perspcctivas,politicas y econ6micas, en las que el sentimiento regional podrA ser vehiculo dc un vigoroso impulse rcnovador»70. S61o cuatro dias despues, el 10 de mayo, el ganadero Lisardo Sanchezescribia en contra de los latifundios71 y a favor de una mejor redistribuci6n dela propiedad rustica. Con un criterio eminentemente econ6mico, para el autorla soluci6n del problema agrario consistia en elevar la producci6n del suelo yestablecer una politica hidraulica; crear sindicatos donde los obreros y agricul-tores pudieran recibir ayudas econ6micas. Segun el ganadero salmantino, con225.000 hectareas bastaria para los 15.000 campesinos (agricultores y brace-ros) con necesidad de tierra. Esta cantidad de tierra podria ser facilitada porcien propietarios previa indemnizaci6n que en un 25 por 100 seria un papel decelulas agricolas amortizables en veinte aflos. Lisardo Sanchez desciende a la40dificultad de elegir las fincas que deban adquirirse y hace numeros sobre loscostes de inversi6n. Previsiones que, en conjunto, quedaban muy por debajode la realidad72. ECE anima a los propietarios a ser los primeros en facilitar el acceso a latierra, «los actuales poseedores de la tierra tienen un papel tal vez decisive que dcsem- penar fomentando la propiedad del proletario agricola con solo facilitar su ac- ceso a la misma para su cultivo creando la pequefta propiedad, sin lo cual el obrero del campo se precipitara por lo pronto en el comunismo asociandosc al obrero industrial)). El problema agrario no se solucionara, segun «E1 Correo», con la lucha declases sino a traves de soluciones consensuadas, «la clase obrera se esta movilizando; que no se quede a la zaga la clase patro- nal, representando el espiritu conservador humano, comprensivo, necesario para el equilibrio social como un postulado dc civilizaci6n»73, Ni el interes social ni el recurso al regionalismo74 fueron suficientes. Elnuevo triunfo de los republicanos en las constituyentes no sorprendi6 anadie75.41NOTAS (1) «A partir de 1876, el regimen espafiol sigue en desarrollo crecientemente divergente en re-laci6n a los modelos europeos». Vease, ARTOLA, Miguel: Partidos y programas pollticos 180S-193611 (Aguilar, 1974-75), pags. 323-324,1, Madrid (Aguilar, 1977). (2) GOMEZ MOLLEDA, Dolores: La inteligencia de izquierda en las Constituyentes re-publicanas y su intento de transaccion ideol6gica, en «Stvdia Hist6rica», H.' Contemporanea,vol. I, numero 4. Salamanca. Ediciones Universidad de Salamanca, pag. 7 y ss. (3) ORTI, Alfonso: Estudio introductorio a la obra de COSTA, Joaquin: Oligarqula y caci-quismo como la forma actual de gobierno en Espana, urgencia y modo de cambiarla. Informa-ci6n en el Ateneo de Madrid, 1901, pag. CCXVII y ss. Vol. I, Madrid. Ediciones de la «Revista deTrabajo», 1975. (4) Vease el estudio para Caceres de MERINERO, M.' Jesus: Comportamiento politico deCdceres (1891-1931). Desmovilizacionydependencia. Caceres, Diputaci6n Provincial, Instituci6nCultural «E1 Brocense», 1980. (5) ORTI, Alfonso: Estudio introductorio, op. cit., pag. CCXX. (6) Para comprender las relaciones entre el desarrollo de la agricultura y el desarrollo econ6-mico vease el cstudio de FONTANA, Josep: Transformaciones agrarias y crecimiento econ6micoen la Espana contemporanea, en Cambio economico y actitudes polllicas en la Espana del sigloXIX, Barcelona 1975, pag. 154. (7) RE. Encro 1899, numero 1, Crimea regi'ona/por «Uncacerense». (8) El triunfo de la intentona republicana de 1883 fue esteril al quedar aislada la plaza. SegunPi y Margall, en 1883 «se malbarat6 el caudal de la revoluci6n», pues la represi6n rest6 a la revo-luci6n muchos adeptos. La ruptura entre Salmer6n y Ruiz Zorrilla fue fatal. «Del quebrantosufrido no pudo resarcirse el republicanismo militar con la adhesi6n del «pueblo» o clase trabaja-dora, porque, dada la permeabilidad de esta a la propaganda socialista y anarquista, no semostraba faeil a la reducci6n de una Republica burguesa como la prometida por Ruiz Zorrilla.Vease FERNANDEZ ALMAGRO, Melchor: Historia politico de la Espana Contemporanea1868-1885, Madrid, Alianza Editorial, 1969, 2." edici6n. Al relato de la sublevaci6n de Badajoz almando dc Serafin Asensio Vega de la Asociaci6n Republicana Militar, lo conocemos a traves deMUROZ EPELDE, Mclchor: Memorias de un amnistiado, Madrid, 1901, y GARCIA LADEVE-SE, Ernesto: Memories deunemigrado, Madrid, 1892. (9) Como pauta inicial de arranque, hemos recogido en la Introducci6n el interes de la Histo-ria de Extremadura, T. IV. Los tiempos actuates, Badajoz, Edt. Universitas, 1985. (10) Su Diccionario Extremeno, apareci6 publicado en la Revista de Estudios Extremenos apartirde 1941. (11) ECE(21.3.31). (12) Organo periodistico conservador resultante de la fusi6n de ECM, peri6dico del Mar-quis de la Frontera en la provincia, y NE, el 6rgano cat61ico que en 1925 habia pasado a manos dela CNCA, y que sc definia a si mismo como «paladin siempre de las clases conservadoras deExtrcmadura». Vease GUERRA, Arcadio: La Hemeroteca de la Real Sociedad Econ6mica deAmigos del Pals, en Revista de Estudios Extremeftos, Badajoz, Publicaciones de la Excma. Dipu-taci6n Provincial, Aflo 1980, tomo XXXVI, pag. y ECE (31.1.31). 42Anterior Inicio Siguiente (13) Carta inedita del Marques de la Frontera a L6pez Prudencio fechada en Madrid el 4 demarzo de 1931. Badajoz. Archivo y biblioteca del Centre de Estudios Extremefios de la Excma.Diputaci6n Provincial. ECM se habia hecho eco del problema agrario especialmente en 1918. V6ase ECM (24.4.18;16.6.18; 18.6.18; 19.6.18. Elproblemade la tierra). (14) ECE (22.2.31). (15) PABON, Jesus: Camb6, Barcelona, Alpha, 1969, tomo III, pag. 67. (16) LC(15.2.00..£7cato/aniwio, infame). (17) Las dos personalidades politicas mas notables de esta familia desde principios de siglofueron Manuel Maria Albarran y Arcadio Albarran. Eran propietarios de NDB y tambien lesapoy6, especialmente a partir de 1919, NE. En 1931 todavia los albarranistas tienen fuerza en al-gunas localidades de Jerez o Zafra. Vease ECE (7.4.31) y LVE (4.4.31. El movimiento politico denuestra provincia por Pepe Soroher). (18) Casimiro y Jesus Lopo, liberales garciprietistas, que actuan fundamentalmente en Ba-dajoz y su termino municipal. V6ase BOPB (10.2.31). (19) TUSSELL, J.: La crisis del caciquismo andaluz (1923-1931). Madrid, Planeta, 1977,pag.371. (20) VILA IZQUIERDO, Justo: Extremadura: La Guerra Civil, Badajoz, Universitas,Biblioteca Popular Extremefla, 1983. Vila Izquierdo afirma que ECE «despleg6 una intensa cam-pafla publicitaria a favor de los partidos conservadores» (pag. 12). En realidad ECE dio cuenta delo poco que habia. (21) ECE (5.4.3 \. Opinion yacci6n). (22) ECE (4.4.31. Notas del dia). (23) ECE (10.4.41). En este articulo a la Republica se la identifica con el pistolerismo y elanarquismo. (24) En el mismo sentido hablaron los oradores que intervinieron. Vease ECE (11.4.31). (25) LVE (7.4.3. La ceguera del caciquismo por PLUBIO). (26) ECE (8.4.31). (27) ECE (9.4.31. C6mo ser& en el orden religiose la Republica que quieren traernos. Para que to sepan los republicanos cat6licos). Desde otra 6ptica LVE (11.4.31. La religi6n y la Derecha Liberal Republicana por Ram6n Calder6n). (28) ECE (15.3.31. La actitud de los distintos partidos polfticos en nuestra capital por X.X.). S61o tres dias despues de publicar esta desesperada llamada, el 6rgano conservador reitera las la- mentaciones: los monarquicos siguen obstinados en hacer diferencias personales mientras los re- publieanos se unen. Vease ECE (18.3.31). (29) Los politicos herederos de la Restauraci6n ordenan sus ficheros con ese prop6sito. Vease TUSELL, Xabier: «E1 funcionamiento,del sistema caciquil en Andalucia (1890-1931)» en Politico y sociedad en la Espana del siglo XX. Pr61ogo y edici6n de Payne, Stanley G. Madrid, Akal, 1978, pag.27. (30) ECE (15.4.23. iQueson las Derechasi). (31) LVE, 6rgano patrocinado por el radical Diego Hidalgo que debia preparar el ambiente para las elecciones que traerian la Republica. Sus redactores y directores formaron parte con ante- rioridad a 61, pero ante su creciente derechizaci6n Ie abandonaron. El numero 1 apareci6 con fecha 8.3.31. Vease MUNOZ TINOCO, Concha: Diego Hidalgo. Un notario republicano, Bada- joz. Publicaciones de la Exma. Diputaci6n Provincial. Colecci6n Biografias Extremeftas, 1986, pag.40yLVE(8.3.31). (32) LVE (17.3.31. Secaciquea por PUBLIC). (33) LVE (7 A.31. Extremadura vista por los hombres de itquierda DOT lost Majo). (34) LVE (4.4.31). (35) Palabras de Narciso Vazquez Torres, lider del socialismo provincial y diputado por la provincia en 1931. VeaseLVE (8.4.31). (36) LVE (31.3.31. Movimientoy propaganda. Zaiamea). (37) LVE (10.4.31. Augurios y propaganda por PLUBIO). 43 (38) Recogida en VIDARTE, Juan Sime6n: El Bienio Negro y la insurrecci6n de Asturias.Testimonio del que fue Vicesecretario y secretario del PSOE, Barcelona, Grijalbo, 1978, pag.393. (39) LVE (7.4.31). Las quejas contra la Diputaci6n Provincial «esquilmadora» de los muni-cipios con las cuotas que obligaban a pagar, eran una denuncia habitual en la publicistica del pri-mer tercio de siglo. (40) LVE (20.3.31). Desde Granja de Torrehermosa escribe Alvarado del Pozo. (41) CAMACHO CABELLO, Jose: «Aproximaci6n al Movimiento Obrero en la provinciade Badajoz, 1918-1920», en Revista de Estudios Extremenos, tomo XLI, Badajoz, Diputaci6nProvincial, 1985. (42) POLO BENITO, Jose: El problema social del campo en Extremadura. Salamanca.Imprenta Calatrava, 1919. En opini6n de Malefakis, «el mejor texto que he encontrado sobre elTrienio en Badajoz y Caceres», en Reforma agraria y revoluci6n campesina en Espana en el s.XX. Nota 73, Barcelona, Ariel 1980, pag. 192, 1. • edici6n, 1971. (43) Asistieron representantes de la Roca de la Sierra, Olivenza, Jerez de los Caballeros,Villanueva del Fresno, Almcndral, Don Benito, Valverde del Fresno, Montijo, Badajoz, Cabezadel Buey, Torre de Miguel Sesmero, Llerena, San Vicente de Alcantara. Vease F.N.T.T. Memo-ria, septiembre 1932. (44) Federaci6n Nacional de Trabajadores de la Tierra. Memoria quepresenta el Comiti Na-cional al Congreso ordinario que ha de celebrarse en Madrid durante los dias 17 y siguientes delmes de septiembre de 1932. (45) LVE (31.3.31). Mitin de izquierdas en el Centre Obrero de Badajoz. Intervenci6n deNarciso Vazquez Torres. (46) LL (14.4.31 y 15.4.31) y ECE (14.4.31 y 15.4.31). Vease asimismo los resultados publi-cados en la obra de MARTINEZ CUADRADO, Miguel: Elecciones y partidos poltticos de Espa-fla 1868-1931, Madrid, Taurus, 1969. (47) MAURA, Miguel: Ast cayo Alfonso XIII. Barcelona, Ariel, 1966, pag. 141. (48) LVE (14.4.31. Republica por PLUBIO). (49) En la ret6rica del momento los terminos equivalentes a radicalismos obrero-comunismo-anarquia en ocasiones unidos a «bolchevismo», aparecen ambiguamente utilizados. (50) LVE (14.4.31). (51) Decreto 3 de junio de 1931. (52) VIDARTE, Juan Sime6n: Las Cortes Constituyentes de 1931-1933. Testimonio del pri-mer secretario del Congresode los Diputados. Barcelona, Grijalbo, 1976. (53) LL (24.6.31). (54) LL (24.6.31). (55) LL (25.6.31). (56) LL (25.6.31). (57) LL (26.6.31). (58) LL (26.6.31). (59) LL (27.7.31). (60) LVE(11.6.31). MitindeA. Lerrouxen Badajoz. (61) LVE (18.6.31 y 19.6.31). (62) LVE (26.6.31). Elproblema de la tierra por F. C.). (63) LVE (26.6.31). Mitin socialista en la Casa del Pueblo. LVE (23.6.31). Acto en el Centro Obrero de Badajoz a cargo de la conjunci6nrepublicano-socialista. (64) LVE (9.6.31). (65) LVE (23.6.31). (66) LVE (13.5.31). Acto de propaganda republicano-socialista en Cheles. (67) Respuesta de Antonio Reyes Huertas en la encuesta de LL sobre los inmediatos proble-mas que debcria abordar la Republica. Vease LL (24.6.31). (68) Ibidem de Diaz Berrio. Vease LL (27.6.31).44 (69) Ibidem Vazquez Camarasa. Vease LL (27.6.31). (70) ECE (6.5.31). El deber de las closes conservadoras). (71) En el RPE Lisardo Sanchez aparece con tres fincas en Badajoz y La Roca de la Sierracon un total de 7.513 Has. Deseamos subrayar que estas fincas pueden no ser las unicas que Ie per-tenecen sino aquellas que a juicio de su duetto podia afectarles la Ley de Bases de la ReformaAgraria de 9 de septiembre de 1932. (72) ECE (10.5.31. Una opini6n por Lisardo Sanchez). (73) ECE(9.5.31). (74) ECE (4.6.31. La aspiraci6n regionalista). (75) LVE(1.7.31. Resultadode las Elecciones en la provincia de Badajoz).45Anterior Inicio Siguiente BADAJOZ Y LA ECONOMIADE LA SEGUNDA REPUBLICAII. BADAJOZ Y LA ECONOMIA DE LA SEGUNDA REPUBLICAEstructura de la poblaci6n y economia La estructura de la poblaci6n badajocense es uno de los elementos masorientadores para «reconocer» las posibilidades de una economia y unapolitica econ6mica. De entrada se impone una hecho poco estudiado: la poblaci6n aumentadesde principios de siglo. En el censo de 1900 figura la provincia con 520.018habitantes. En 1930 la cifra habra aumentado hasta 702.018 habitantes. Contodo, autores como Rivas Mateos insisten reiteradamente desde comienzos desiglo en la despoblaci6n de Extremadura1. Las cifras globales son en si mismas poco significativas, a menos que se es-tablezca una relaci6n con el resto del pais. Espafla en 1930 arroja la cifra de23.533.867 habitantes con un aumento desde 1900 de 4.968.757 de los que s61o182.172 corresponden a Badajoz, es decir, un aumento en Espafla de 1,86 por100 frente a 1,68 por 100 de Badajoz. La densidad de poblaci6n en la distintas decadas a partir de 1900 registracifras inferiores en relaci6n con la media nacional2. A la vez es fundamentaldesde el piano econ6mico analizar la distribuci6n de la poblaci6n con el fin dehallar un principio de localizaci6n de mercados. Una provincia con 21.646,93 kil6metros cuadrados que apenas registrauna media poblacional en 1930 de 32 habitantes. Un dato que corrobora el fe-n6meno analizado por Perpifla Grau para el ambito nacional en los aflos 30: el69 por 100 del territorio espaflol pertenece a las provincias interiores con un48,3 por 100 de la poblaci6n de Espafla, mientras que las provincias periferi-cas con el 31 por 100 del territorio tienen el 51,7 por 100 de la poblaci6n3. La cifra absoluta de la poblaci6n en la provincia tambien resulta engaflosay debemos descender hasta la distribuci6n zonal para conocer los dese-quilibrios (Cuadro numero 1). Nos encontramos a lo largo del siglo, con Partidos Judiciales donde elaumento ha sido muy moderado, como Herrera del Duque, Puebia de Alcocery Alburquerque. Otros se acercan a la media nacional, incluso la superan, co-mo Almendralejo y Villanueva de la Serena y Zafra en 19304. 49CUADRO NUMERO 1FUENTE; IRA.—Datos rccogidos para la provincia de Badajoz, Caceres y Huelva. Esta distribuci6n de la poblaci6n, ademas de proporcionarnos la localiza-ci6n de los principales mercados, nos permite contemplar los ien6menos detendencia. El eje norte-sur (la afleja Via de la Plata) se ve notablemente poten-ciado en sus principales ciudades: Zafra, Almendralejo y Merida. Para conocer la estructura de la poblaci6n de la Baja Extremadura esimprescindible relacionar extensi6n-poblaci6n (Cuadro numero 2).CUADRO NUMERO 2N. ° de poblaciones con... habts.50Partidos Judiciales Extensi6n Poblaci6n.1930Alburoueroue,..........Absolutaen Km2 Relativa(Vo)Absolutamiles habit. Relativa1 74< OR 5,7410,307,347,844,753.236,478,755,899,949.196,406,303.634,1510032.50166.75249.85458.43539.31143.56345.89830.08452.93270.91671.64040.72628.10734.70247.299702.4184,629,507,098,315,596,206,534,287,5310,0910,195,794,946,73100Almendraleio •? 715 7RBadain7 1 501 ORCastuera........ i7mn'?Don Renitn 1 nil 51Freeenal..................... 702.7SFiicntc dc r'antns 1 4n^ IAHerrera del Duoue.......... 1.900.76.Tercz de Ins Cahflllcrns 1 770 57Llerena ................... 2.157.61Merida ........................ 1.094.32Olivenza...................... 1.368.29Puebia de Alcocer.............. 1-16S-29Villanueva de la Serena. 7R0.77Zafra......................... 901.45Totales . . 21608S1Habts. de poblacionesdemas De mas de De5.000 De menos TotalPartidos Judiciales de 10.000 habitantes 10.000 a 10.000 de 5.000 pobl.Alburoueroue .-.-.-.. 20 89121<Almendraleio ........... .11-11821014Badajoz................ 43.726123Anterior Inicio Siguiente Habts. de poblaciones demas Demasde De5.000 De menos TotalPartidos Judiciales de 10.000 habitantes 10.000 a 10.000 de 5.000 pobl.Castuera.................. 12.248 1 4 6 11Don Benito............... 21.196 11 7 9Fregenal.................. 19.277 1247Fuente de Cantos.......... 11.006 1359Herrera del Duque......... — — — 12 12Jerez de los Caballeros...... 27.283 2169Llerena................... 17.352 1 3 14 18Merida................... 19.354 1 1 22 24Olivenza.................. 11.813 1179Puebia de Alcocer.......... — — 1 11 12Villanueva de la Serena..... 25.423 2 — 57Zafra.................... — — 4 7 11Totales................... 260.689 16 24 120 160FUENTE: Censo de poblaci6n 1930 y datos para la provincia de Badajoz, Caccres y Huelva. Examinando a la vez los nucleos de poblaci6n y su distribuci6n en gruposde mas 10.000 habitantes, de 5.000 a 10.000 y menos de 5.0006. Los habitantes de las poblaciones de mas de 10.000 habitantes que normal-mente corresponden a las cabezas de Partido (16), suman 260.689, el 37,11por 100 de la provincia; mientras el 62,89 por 100 restante lo hace en pobla-ciones inferiores a 10.000 habitantes (24). De estas, el 24,37 por 100 de lapoblaci6n, 171.199 habitantes, pertenecen a localidades entre 5.000 y 10.000y, el resto, el 38,52 por 100 (120), en aldeas menores de 5.000. Si consideramos con PerpiflA Grau que 46 habitantes por kil6metrocuadrado es la densidad caracteristica de un mercado econ6mico en buendesarrollo6, Badajoz en 1930 con 32 habitantes se caracteriza por un mercadoganadero y agricola con muy debil capacidad de consumo.El cambio demografico Hasta comienzos de siglo las guerras carlistas y coloniales, hambres y epi-demias, estuvieron en la base de un escaso crecimiento vegetative. A partir de1900 el cambio de signo es evidente aunque no tan acelerado como la medianacional. En este cambio de signo no interviene —en nuestra opini6n— la re-patriaci6n por la perdida de las colonias (como sospecha Nadal) pues las cifrasde emigrantes de Badajoz anteriores a 1950 son bastante irrelevantes, sino va-riables de signo biol6gico o de caracter socioecon6mico que se vierten en unatasa de natalidad situada en 1930 en el 30,4 por 100 frente al 27,2 de Espafia7. 51En cuanto a la tasa de mortalidad esta disminuye progresivamente desde el35,3 por 100 en 1884 hasta el 17 por 100 en 1935, a poca distancia de la tasamedia espaflola, situada en el 16,3 por 100. Este cambio de signo esta intimamente relacionado con las campaflas pro-higiene8 en las que destacaron prestigiosos profesionales de la medicina comoRegino de Miguel, Mario Gonzalez Segovia y otros tantos9. Lanzadas —lamayor parte de las veces— desde el horizonte regeneracionista, no dieronsiempre los resultados apetecidos, como tiene ocasi6n de comprobar el Gober-nador Civil de Badajoz, Vicente Sol, en 1931, cuando afirma haber «observa-do numerosas deficiencias sanitarias en los distintos pueblos» y una inspec-ci6n no demasiado escrupulosa10, pero si obtuvieron resultados alentadoresplasmados en el descenso de la tasa de mortalidad. Esta labor no se complet6 con el aumento y mejora de los recursos produc-tivos, de modo que la presi6n demografica s61o pudo aliviarse pasajeramentecon unos saldos migratorios limitados a pequeflos ajustes comarcales recogi-dos por Garcia Barbancho en su conocido y basico estudio11. Los saldos positivos apenas son registrados por tres localidades: Badajoz,capital de la Baja Extremadura, con cierta diferenciaci6n de funciones, quetrasvasa poblaci6n del sector primario al sector terciario (servicios y burocra-cia propia de la capitalidad de provincia); Castuera, beneficiada por el del pa-so del ferrocarril y por un cierto auge de la mineria hasta 1910, en una posi-ci6n privilegiada con vista a dar salida en granos y lanas de La Serena; y Meri-da, en el cruce ferroviario y la carretera que desde Sevilla se dirige a Gij6n ydesde Madrid a Lisboa. En esta ultima ciudad embarca la no demasiado abun-dante emigraci6n pacense que se dirige al cono sur americano: Argentina, Pa-raguay y Brasil12. Emigraci6n sustituida a partir de 1930 a causa de la crisisecon6mica, por salidas a Madrid y Sevilla13. A nivel provincial detectamos un mini-exodo rural en torno a la capitalque reclama «el ensanche» desde la temprana fecha de 190114, hecho realidaden 193415 con la ruptura de las murallas a raiz del concurso convocado por elAyuntamiento en 1932 y en el que intervino Francisco Vaca16. Tipo de crecimiento y poblaci6n activa El analisis del tipo de crecimiento indica que el medio fisico y, en general,los medios de producci6n basados en una agricultura de poco rendimiento, ex-pulsan poblaci6n, pero esta no decrece ni tampoco emigra en lineas generales. La causa de esta ausencia de movilidad la hallamos en el espejismo de unapoblaci6n que habia roturado tierras marginales durante la Gran Guerra conel eufemismo de la subida de los granos sobre todo hasta 1917 y de las carnesdesde 1920. Esta coyuntura favorable impedia medir el progresivo empobreci-miento a que se veian sometidos. Ademas, tampoco el ferrocarril, cuyos cos- 52tes a partir de 1910 fueron ruinosos, incit6 a salir a la poblaci6n que constan-temente recurria a la creencia de que un nuevo ferrocarril «secundario o estra-tegico» abriria nuevas fuentes de riqueza. El bajo nivel adquisitivo del campe-sinado y la miseria ambiental de la que no se escapaban ni siquiera los ricos«que lo son bajo palabra de honor»17, estan en la base de esta incomunicaci6nque ha llevado a Extremadura a ser una desconocida frente a otras regiones es-paflolas y frente a si misma18. En esta poblaci6n fundamentalmente rural apenas se da la divisi6n de fun-ciones. Aunque carecemos de estudios rigurosos sobre la poblaci6n activa, enlas cifras de AEE de 1915 —donde aparecen las profesiones de los electores—comprobamos que un 83 por 100 de la poblaci6n esta dedicada al sector pri-mario, el 12,2 por 100 al secundario, y el 4,2 por 100 al terciario19. En 1930, estas cifras se engrosan a favor de los sectores secundario y ter-ciario que pasan al 20 por 100 y 15 por 100 respectivamente, mientras el pri-mario se reduce al 65 por 10020. Para Badajoz capital, el Censo,Electoral realizado por Decreto de 5 de no-viembre de 1933 y computado en su totalidad por Agorreta en los seis distritoselectorales que componen la ciudad, nos proporciona unas cifras mas altas pa-ra el sector terciario de acuerdo con el caracter de centro burocratico de la ca-pital e inferiores para los sectores primario y secundario21 (Cuadro numero 3). CUADRO NUMERO 3Censo electoral de 1933. Poblaci6n activa Badajoz capital TotalPorcentaje totalSector primario...................... 4.77649,8Sector secundario.................... 1.41714,8Sector terciario...................... 3.39935,4 Totales..................... 9.592 100 A partir de un somero examen de las profesiones y ocupaciones que apare-cen en el Censo Electoral de Badajoz (capital) en 1933, hallamos una abun-dante gama de oficios y tareas que exigen una minima cualificaci6n, revelado-res, a la vez, de un bajo nivel de vida. Si a esto afladimos el peso del sector pri-mario recogido en el Censo de 1930, desembocaremos en los cuatro clasicosproblemas del mediodia espaflol y, mas concretamente, de Badajoz: analfabe-tismo, frugalidad, absentismo y rebeldia. Cuatro problemas mas aireados queabordados desde la publicistica regeneracionista, que despues de la crisis del 53 98 y de los fracasos coloniales vuelve a la pura teoria psicol6gica: volvamos a casa donde queda tanto por hacer. Acercarse a los problemas econ6micos de la Espafla republicana y a su in- cidencia en la Baja Extremadura reclama un planteamiento que, teniendo en cuenta los problemas heredados, como la tendencia cr6nica el deficit presupuestario22, estudie las repercusiones de la crisis econ6mica de 1929 en Badajoz y la oportunidad de lanzar en esos momentos una reforma agraria. El d6ficit del presupuesto del estado era un problema heredado. Se modifi- c6 el sistema tributario con la aprobaci6n a finales de 1932 (20.12.32) de la Contribuci6n sobre la Renta (aplicada en 1933) que gravaba desde el 1 al 6,84 por 100 la base de renta anual de 100.000 a 1.000.000 pesetas y, a partir de esa cifra, entre 7,7 por 100 y un 11 por 10023. Este intervencionismo fue acompa- flado de una politica deflacionaria —Ley de Restricciones de Chapaprieta (1.8.35)— que suprimia tres Ministerios; varias Direcciones Generales, el IRA y un 10 por 100 de las plantillas de los Ministerios, pero el Estado recaudaba menos de lo que presupuestaba, pues a mayor intervenci6n estatal menos economias podian hacerse24. Otra obsesi6n trillada y discutida fue la de la cotizaci6n de la peseta consi- derada como una cuesti6n de honor y term6metro de la politica econ6mica25. Tampoco los republicanos se desprenden de esta obsesi6n. Tambien ellos apuestan por la apreciaci6n de la peseta, s61o que en esta ocasi6n las grandes potencias econ6micas deciden abondonar el patr6n oro, devaluar y dejar que las monedas encuentren su propio equilibrio con lo que la peseta aumenta lige- ramente su valor para desgracia de los exportadores espafloles y al precio de mayores costes financieros en el interior26. Badajoz y la crisis de 1929 Entre los que mantienen que la Gran Depresi6n nada signific6 para unaEspafia autarquica27, y los que achaean las desventuras econ6micas (al mar-gen de las propias responsabilidades de la republica) a los desastres de laeconomia internacional, la realidad es normalmente mas complicada. Mas sitenemos en cuenta que la baja de nuestras exportaciones no fue tandesastrosa28. Aunque tambi6n es cierto que la situaci6n en un contexto inter -nacional de insolidaridad se fue agravando progresivamente a pesar de la«cerraz6n» de nuestra economia estudiada por Flores de Lemus y PerpiflaGrau29.Las dificultades de una economia tradicional La agricultura espaflola heredara una dicotomia entre los sectorescerealistas del interior y los horticolas de exportaci6n mediterraneos que res-ponden a demandas inconexas. 54Anterior Inicio Siguiente La estructura econ6mica de Espafla registra un interior pobre, de cultivosagricolas de poco rendimiento (en el que la Baja Extremadura es un caso fra-gante), y una periferia rica en cultivos especializados, variados y proyectadosa la exportaci6n. Una agricultura tradicional la de Badajoz, basada en la trilogia productivacereal-vid-olivo, anclada en el aprovechamiento agro-silvo-pastoril de ladehesa30. Agricultura que no aborda los problemas de mercado, s61o preocupadapor producir barato y vender con cierto margen de beneficio. Beneficio obte-nido normalmente a costa de rendimientos escasos en tierras marginales y sa-laries miseros de una poblaci6n activa demasiado abundante y subempleada. Una provincia de cereal que, en esta etapa, equivale a una provincia en cri-sis... de cereal, crisis agudizada especialmente despu6s de la Guerra Mundial.La producci6n cerealistica de Badajoz oscil6 desde 2.171.700 Qm. de 1930,aflo excepcional en que figur6 a la cabeza de las restantes provincias espaflolascerealisticas, para retraerse en 1931 a 1.514.400 Qm.; 1.882.400 Qm. en 1932y1.344.200 Qm. en 193331. Esta producci6n dependia en buena parte de los pe-queflos propietarios que necesitaban urgentemente vender su trigo por la faltade liquidez y las deudas contraidas. La politica triguera del bienio radical-cedista con el intento de resurgimiento del sindicalismo cat61ico agrario, se li-mit6 a resucitar el almacenaje del trigo pignorandolo al campesinado al 70 por100 de su valor y por un plazo de tres meses. Si en ese plazo no conseguia ven-derlo, los intereses se acumulaban32. El drama del pequeflo propietario es insoluble: produce «poco, caro y ma-lo»33 y la prueba de esta rotunda afirmaci6n de Fernandez Santana es que a laaltura de 1935 la producci6n por hectarea no sobrepasaba los 8,5 Qm.34, unindice inferior a la media nacional. (Cuadro numero 4). CUADRO NUMERO 4 Producciones medias por Ha. en secano 1923-1932 1932 1933 BadajozEspaflaBadajozEspaflaBadajozEspaflaTrigo........... 8.698.6910.3010.547.087.75Cebada... ...... 11.6812.5313.2014.298.7011.06Centeno ........ 6.309.038.6010.714.808.89Avena.......... 10.098.0811.8010.547.707.54FUENTE: Anuarios estadisticos, aflos 1932 y 1934.55 En 1931 la publicistica, sobre todo local, sigue clamando por laprotecci6n35. Agricultura poco diversificada, de rentabilidad aceptable a costa de los ba-jos salaries y al arcaismo tecnol6gico (Cuadro numero 5). Agricultura pen-diente siempre de la metereologia, que reclama proteccionismo constantemen-te. Asi las medidas liberalizadoras (despues de la raquitica cosecha de 1931, elGobierno Azafla autoriz6 ciertas importaciones rebajando el arancel) contrael trigo, eran utilizadas politicamente por los propietarios. Ellos hablan de«Medidas contra el trigo nacional» en articulos teflidos de ideologia y en lasque aparecen unidos proteccionismo y nacionalismo36. Lo mismo sucedia conlas leguminosas. En 1935, Ricardo Carapeto Zambrano, que habia estado va-rios aflos al frente de la Camara Agricola pacense, reclamaba proteccionismocontra los garbanzos mejicanos, contra la cebada, las habas y las carnessaladas37. CUADRO NUMERO 5 Badajoz. Superficies de cultivos y valor de sus aprovechamientos 1931 1932 1933Cultivos Ext. Valor (miles Has.) (mill. ptas.) Ext. Valor Ext. Valor Cereales........ 429.8 152.9 401.3 178.2 421.2 125.9 Leguminosas.... 77.3 21.3 74.9 29.7 76 27.4 Olivar.......... 98.8 27.8 111.4 26.9 . 111.9 33.03,'Vifledo......... 36.8 10.1 33.4 11.4 41.1 11.7 Praderas artifi- ciales y forrajes.. 10 4.4 10.4 4.2 9.2 3.4 Prados, dehesas y monies......... 1.284.7 29.8 1.327.8 24.5 1.292.2 23.4 Barbechos, rastro-jeras y erial nopermanente ..... 235.2 4,6 207.8 5.2 224.5 4.1Raices, tub6rculosy bulbos........ 0.9 2.1 0.9 2.4 0.9 1.8Plantas in-dustriales ....... 0.6 0.4 0.5 0.3 0.6 0.29Huerta......... 3 31.1 11.4 29.5 11.5 31.8Arboles y arbus-tos frutales...... 1.3 2.3 1.3 2.8 1.2 2.5Totales......... 2.178.4 286.8 2.181.1 315.1 2.090.3 265.3Nota: Algunas extensiones son utilizadas para varies cultivos y aprovechamientos como la vid y el olivoFUENTE: Anuarios Estadlsticos de Espana. Anos 1932, 1933, 1934.56 El olivar y la vifla son los segundos como arbol y arbusto especialmenteadecuados cuyo cultivo se intensifica especialmente a partir de 1900 en lossuelos de secano mas sueltos de la zona de Barros. En los aflos 30, la produc-ci6n de aceite se situaba entre los 100.000 y 200.000 Qm.38, 8,2 Qm. de aceitu-na por Ha. (la media nacional se situa en 9,4). La falta de calidad rest6 com-petitividad al producto39. El mercado americano fue en buena parte arrebata-do por Italia y Francia. En cuanto a la vid, sus 21 Qm. por Ha. Ie colocan por debajo de la medianacional40. En la decada de los 30, su cultivo atraviesa grandes dificultadesante la falta de venta. Las bodegas de la zona de los Barros y de Las Vegas(Guarefla, Villanueva de la Serena y Don Benito) estan «atiborradas»41, puesla mayor parte de exportaci6n es acaparada y controlada en el Levante espa-flol. Tampoco se habia iniciado ninguna renovaci6n tecnica, ni aprovechadolas circunstancias propicias42. La gran acusaci6n que se hace a los vinaterosdesde el cruce de siglo es su poca visi6n de futuro43: no mejoran la calidad delas cepas, ni invierten en publicidad; no se han captado nuevos mercados ex-cepto las renombradas uvas de mesa de Guarefla que se exportaban a Alema-nia en los aflos que preceden a 1929 y con la depresi6n se paraliza lademanda44. De otros subproductos, como el orujo, se destinan a alimentos delganado sin aprovechar sus posibilidades industriales45. La producci6n del corcho y su comercializaci6n tambien atraviesa unaprofunda crisis producida por la sustituci6n del corcho por el conglomerado,la carestia de los transportes y el mal emplazamiento de las fabricas46. La situaci6n en 1935 es preag6nica para algunos pueblos como San Vicen-te de Alcantara, Alburquerque, Merida, Barcarrota, Fregenal y, sobre todo,Jerez de los Caballeros47 a pesar de la constituci6n de la Comisi6n Mixta delCorcho en 193248 con el fin de proteger el producto. Medida precedida deasambleas corcheras en Parafrugell (Gerona) y Alburquerque. Hay otras producciones como el carb6n vegetal. Esta «industria»mantenia a 15 6 20.000 familias, especialmente a algunos pueblos del partidode Merida, que subian a los montes en la primavera (la encina se podaba cada10 6 12 aflos) a carbonear. En 1933 apenas producen una vigesima parte de loque fueron sus mejores momentos de los aflos de la Guerra. De su producci6n,130.000 Tm., s61o la decima parte, se consumen en la regi6n. La gran compra-dora es Barcelona, que en 1933 desvia sus preferencias a otros paises medi-terraneos como Italia, los Balcanes, Albania, Argelia, Tunez y C6rcega por-que la carestia de los transportes desaconsejaba la compra del carb6n extreme-no. De nuevo los 6rganos publicisticos locales reclaman mas proteccionismocomo la panacea que solucionaria la obsolescencia del sector49, acusando aCatalufla de egoista e insolidaria50 sin considerar que, en esos casos, en que se 57 impusieron los acuerdos clearing y el dumpling, los paises practicaban con mayor rigor la defensa de su propia exportaci6n con el dogma «compra a quiencompre»51. Cereales, vid, olivo, corcho..., productos de gran cosumo mundial que s6- lo se mantienen mediante la protecci6n arancelaria (en ocasiones autenticas prohibiciones) y fijaci6n de precios-tasa minimos. Sus condiciones de de- sarrollo dependen o bien del descenso de costes o del aumento de los precios de venta. Para que desciendan los costes se recurre al cultivo de las tierras marginales y a los bajos salaries. Asi todos los aflos, por el mes de mayo, seinicia el forcejeo entre propietarios y jornaleros para obtener mejoras sala-riales. En 1930 los jornales estaban entre 4 y 5 pesetas y, con las subidas sala-riales de Largo Caballero, hasta 10 pesetas, segun las tarifas de los JuradosMixtos de Trabajo Rural52. Nosotros sospechamos que en muchos pueblos dela provincia estos salaries s61o se cumplian «legalmente» pero no«realmente». En el termino municipal de Fuente de Cantos —donde abunda-ba el propietario absentista—, los jornaleros debieron acomodarse a jornalesde 2,50. En muchas ocasiones s61o contaron con el subsidio del Ayuntamiento(1,50 pesetas). Salaries absolutamente insuficientes si tenemos en cuenta laeventualidad en la que trabajaban la mayor parte de los campesinos. En 1945el Plan de Ordenaci6n reconoce que el porcentaje de obreros fijos es s61o del29porl0053. Los aumentos salariales de Largo Caballero (desanconsejables pensandoen la coyuntura econ6mica internacional) buscaban el incremento de la capa-cidad adquisitiva de los habitantes del interior. Si los salaries agricolas aumentaban, lo harian en la misma proporci6n loscostes agricolas, que suponian del 50 al 60 por 100 del coste total del obreroindustrial54. En este caso se impondria el aumento de los salaries industriales.Con los salaries industriales superiores, materias primas industriales protegi-das (carb6n, madera, cemento, etc.) y, por tanto caras, y un mercado pequeflocomo era el espaflol, se desprende el aumento de los precios industriales, diri-gidos, dada la autarquia del sistema, a un mercado agricola sin capacidad decompra55. En 1931, segun el BOPB, los precios para algunos de los productos basicoseran inferiores a los de 192256. Esta baja en los precios interiores obedece a ladisminuci6n de nuestras exportaciones que, si bien no fueron tan drasticas co-mo algunos autores han puesto de relieve, ciertamente se fueron agravandoprogresivamente57. 58Anterior Inicio Siguiente CUADRO NUMERO 6Badajoz. Precios de algunos articulos basicos en 1931 Pan Came de Came de Patatas Vino Leche Huevos Aceite (kg) Vaca (kg) oveja (kg) (kg) litro litro (doc) (1) 0,55 3,50 3 0,30 0,80 1 3 1,80FUENTE:BOPB(7.1.31). Con el aumento de los salaries no sobrevendria automaticamente elaumento del poder adquisitivo y el relanzamiento de la industria, como inten-tan resaltar las fuentes que participan del punto de vista de los propietarios yde los empresarios en general. Con todo, algunos autores como Palafox oTortella Casares, se inclinan a pensar que el aumento generalizado de los sala-ries favoreci6 el incremento de la demanda en los bienes de consume58. El abaratamiento de los costes (vital para obtener una agricultura competi-tiva de la que tan necesitada estaban las regiones interiores como Extremadu-ra) tambien podia obtenerse a traves de mejoras tecnicas tales como losabonos59 y la maquinaria. La implantaci6n supondria no solo mayor nivel devida del existente en las provincias agricolas, sino tambien reducci6n de la jor-nada laboral a las 40 horas en la industria, segun denuncian la mayor parte delas encuestas publicadas por «E1 Economista», 6rgano del BancoHipotecario60.,La escasez de mecanizaci6n y abonado quimico encarecia los costes. Enca-recimiento al que constribuia no poco la irracional distribuci6n de la pro-piedad que favorecia a los grandes propietarios en detrimento de la nube depequeflos y medianos. Estos son los «males» que precipitan una balanza comercial desfavorableocasionada por la poca apertura del mercado y la mucha agricultura de subsis-tencia. No en vano la «autosuficiencia» habia sido el clamor del partido con-servador desde finales del siglo xix61. Con mas fuerza desde entonces, el pro-teccionismo casi tom6 carta de naturaleza y prosper6 como «fomento, protec-ci6n y defensa al trabajo, a la industria, a la producci6n nacional» a la bus-queda de una fusi6n de las economias regionales complementarias62, cuandorealmente era un movimiento de huida ante la dificultad de competir con ven-taja. Movimiento en el que «Espafta se fue apartando cada vez mas de laeconomia europea y del mundo, y manteniendo sus actividades productivas enuna situaci6n muy parecida al estancamiento»63. Por ultimo quedan la ganaderia y sus productos, un sector de granraigrambre en la regi6n y en la provincia y del que el Grupo de Estudios deHistoria Rural ha iniciado alguno de los mas serios trabajos64. 59 La producci6n de carne en peso vivo por hectarea en Badajoz supera lamedia nacional. Es un ganado destinado a las grandes ciudades como Madridy Barcelona, muchas veces transportado en vivo por carecer la provincia de unmatadero adecuado con capacidad de almacenamiento y transformaci6n in-dustrial de los productos carnicos hasta la inauguraci6n del matadero de Meri-da, en 1930, y donde la intervenci6n de los grandes terratenientes ganaderos yla ayuda regia fueron causa de reticencias y falta de apoyo al matadero en laetapa republicana. En conjunto, a partir de 1930, el ovino, la especie mas numerosa, atraviesagraves dificultades, en parte porque no ha iniciado su reconversi6n a ganadoestante65 y en parte por la desconfianza de los ganaderos ante las medidas re-publicanas en torno a la intensificaci6n de cultivos66, y por la actitud del pro-pio campesinado sobre todo durante el ultimo trimestre de 1932 y 1933 inva-diendo fincas, robando ganado e incluso sacrificandolo. Con todo, a la alturade septiembre de 1933, la feria de Zafra, la de mayor raigambre, era la masconcurrida a nivel nacional67.El declive minero La crisis de la mineria es una constante desde el principio de siglo68(cuadro numero 7).CUADRO NUMERO 7 Concesiones minerasImproductlvasatePriKlucttvaiTraDalaaasNo trauajadasancentireAntlmonioHierroHullaPlomoTungstenoNiQuel 1932 10 64 330 1 243 19 134 6 1933 4 1 406 1 7 243 19 134 6 1 1934 3______1 344 1 5 1 205 12 118 B Nota: Los totales correspondientes a 1932 no coinciden con las concesiones efectuadas por minerales FUENTE: Estadistica Mineia y Metalurg/ca de Espana, anos 1932. 1933 y 1934. En 1931 las pocas minas de plomo siguen explotandose en el Partido deLlerena y s61o alcanzan una producci6n de 3.943 Tm. La tendencia a la bajase agudiza. El ingeniero de Badajoz, Francisco Cascajosa reconoce que el pre-cio del coste «se ha triplicado con referenda a los aflos anteriores» mientras elprecio de venta ha disminuido en un 62 por 100 del que tuvo en 1930. Cascajo-sa calificaba la situaci6n de la mineria provincial como preag6nica y atribuiasu causa a la baja cotizaci6n de los minerales; al aumento de los salaries y me-nor numero de horas de trabajo; a la menor productividad del obrero; al re-parto de los obreros parados «que los Ayuntamientos hacen a las minas sinprevia clasificaci6n, dando lugar a que casi todos los explotadores prefieranpagar los jornales sin que estos trabajadores vayan a las minas, temerosos de60que no s61o hagan cosa util, sino que contagien a los que tienen habitualmen-te»69. La crisis mundial empujaba la decadencia iniciada muchos aflos antes. Enla decada de los 30, la unica actividad remunerada era la fabricaci6n de super-fosfatos en Villanueva de la Serena aprovechando las piritas de Huelva y losfosfatos de Logrosan70, «materia prima de origen nacional» que se proyecta-ba en un radio de acci6n limitada, por la carestia de los transportes que recla-maban con urgencia la conclusi6n del ferrocarril Villanueva de la Serena-Talavera de la Reina71. En 1934, la explotaci6n minera se ve reducida al laboreo con el menor gas-to de columnas metalizadas de cortas dimensiones. La caida de los precios y elestocaje en aumento; la invasi6n de minerales procedentes de los importantesyacimientos de Australia, Turquia y Rusia «y la falta de extensi6n de las apli-caciones en maquinaria... de algunos metales como el plomo» afectan decisi-vamente a Badajoz. A estas altura, s61o se explotan tres minas en Azuaga deeste mineral con la ayuda del Sindicato de Minas de Plomo de Linares-La Ca-rolina, que satisface una prima insuficiente. S61o los prestamos reintegablesdel estado podrian salvar la situaci6n. Una vez mas «el proteccionismo» esta-tal «aliviaria el paro obrero y crearia riqueza»72. La republica no hizo nada para variar la politica proteccionista de Primode Rivera respecto al plomo73. En realidad la palabra sobre este mineral en laBaja Extremadura la tenian los capitales franceses.La inexistente industria La debilidad del trafico ferroviario y diario agudizado por la poca o nulaintegraci6n que la regi6n tenia con Portugal74 constituye un reflejo palpablede la debilidad de la industria. En el censo de poblaci6n de 1930 referido a la pr6vincia aparecen en el sec-tor secundario 50.088 habitantes de los que 7.274 se dedican al sector decueros y pieles y 6.130 a la construcci6n75. Estas cifras de poblaci6n activa de-dicada a la industria se completan con las cifras de contribuci6n mas destaca-das en el ambito industrial. La escasa entidad de la mayor parte de las empresas se revela en la invita-ci6n que la Diputaci6n Provincial envi6 a empresas y fabricas de la provinciabuscando su participaci6n en la exposicion internacional de Sevilla, en 1929.Algunas declinan la invitaci6n ante la modestia y poca proyecci6n de los pro-ductos que fabrican76. Asi, los cacharreros de Salvatierra de los Barros,que con sus borricos cru- zaban la frontera en medio de mil penalidades,eran los «industriales» que du- rante el invierno fabricaban en pesimas condiciones su ceramicas trabajando, 61 «A teja vana, donde el frio y las bajas temperaturas se enseflorean de sus cuer- pos mcdio desnudos y humedas ropas por virtud del trabajo al que estan dedi- cados, sin luz, sin higiene... durante 10 y 11 horas... en los meses de invierno sacan barro de la pila helado completamente para empezar a trabajar a las 7 de la tarde dcspues de habcrse alumbrado con el clasico eandil»77. En marzo de 1935, la prensa local recoge el hondo malestar por el Acuerdode la Comisi6n comercial de la Camara francesa, prohibiendo la entrada enFrancia de los botijeros de Salvatierra a pretexto de «las ganancias que ob-tienen»78 cuando, segun el mismo 6rgano, estas no superan las 800 pesetas portemporada79. En conjunto, la industrializaci6n no pasaba de un primer tratamiento delos productos agricolas y ganaderos. De estos ultimos adquirieron mas impor-tancia las industrias derivadas del cerdo y sus productos, cada vez mas solici- tados desde las ciudades para el consume de came. En este sentido cabe desta- car la importancia del Matadero industrial de Merida, creado en 1930. La construcci6n del Matadero de Merida recoge una industria azarosa. ElMatadero,fue proyectado durante la Dictadura de Primo de Rivera con el am-bicioso proyecto de competir con el de Chicago. La primera noticia de suscrip-ci6n de acciones por valor de 100.000 pesetas apareci6 en 192680. Se constitu-y6 como Sociedad An6nima a principios de 192781, y entre sus principales ac-cionistas figuraban los mayores terratenientes de la zona y representantes en laprovincia, durante la Restauraci6n, de la oligarquia; entre ellos, LeopoldoCastillo, presidente de la Sociedad formada al efecto y Vicepresidente de laAsociaci6n Nacional de Propietarios de Fincas Rusticas82; Carlos Pacheco yLerdo de Tejada, de los Pacheco de Merida, influyente familia liberal-romanonista que protagoniz6 buen espacio de la vida politica provincial83; elganadero salmantino Lisardo Sanchez, cuyas posesiones mas extensas gravita-ban en el extenso termino municipal de Badajoz84; Sebastian Garcia Guerre-ro, antiguo presidente de la Diputaci6n con la Dictadura de Primo de Rivera yde la Confederaci6n Nacional Cat61ica Agraria en Badajoz85; Sancho Conejo,ex-diputado por Merida en 191886; Enrique Granda y Calder6n de Robles,Marquis de Corpa, ganadero de Don Benito con notable influencia en la Aso-ciaci6n General de Ganaderos a traves de la Comisi6n permanente de la queera miembro87; Francisco L6pez de Ayala, de otra renombrada familia terra-teniente, editores del periodico cat61ico «Noticiero Extremeflo» y futuros ac-cionistas del «Hoy», propietarios de la pequefla central electrica de Badajoz88. Las deudas crecientes de la Sociedad y la inseguridad de la f6nnula politicaen que desembocaria el pais despues de la salida de Primo de Rivera, en enerode 1930, Uevaron a una situaci6n de indeferencia y absentismo palpable en mar-zo de 193189, aparte de la consabida acusaci6n a los malos precios de los pro-ductos camicos90. La Sociedad pide un prestamo de un mul6n de pesetas de la 62Anterior Inicio SiguienteDiputaci6n Provincial91, que desconfia de una entidad privada que favorece losintereses de los terratenientes, la mayor parte monarquicos declarados. Despu6s de intentar la municipalizaci6n del establecimiento a base de unaf6rmula cooperativista en 193292, y de unos meses saldados con una malagesti6n93, en 1935 el Matadero acaba arrendandose a Jose Fernandez L6pez,de Lugo, por 600.000 pesetas al aflo, durante diez aflos y renovables otrosdiez94.Reforma agraria y contexto econ6mico Jimenez de Asua sostenia que «Para que la Republica pudiera marchar enfranquia se precisaba poner atenci6n en cuatro problemas previos: la cuesti6nmilitar, la religiosa, la agraria y la regional))95. La resoluci6n de la cuesti6n agraria implicaba —en gran parte— que elcampo debia pasar a manos de las nuevas fuerzas sociales, un objetivo que,como reconoce Florensa Palau, tropezaba con intereses enraizados. La conse-cuci6n de una finalidad tan ambiciosa s61o admitia dos vias: la revolucionariay la reformista. La Republica del 14 de abril acept6 la segunda a sabiendas deque las dificultades inherentes eran mayores. La aceptaci6n de la via reformis-ta requeria un marcado apoyo popular, apoyo que segun muchos autoresqued6 patente el 14 de abril. En realidad, la respuesta pro-Republica el 12 deabril era un hecho en las grandes ciudades mientras en las areas rurales comoBadajoz, la forma de Estado propiamente dicha no apasionaba a casi nadie96. La Constituci6n de 1931 apuntaba y reconocia la magnitud de las reformasa todos los niveles, reformas de las que nos interesa contemplar la agraria en elmarco de una politica econ6mica global que debia caracterizarse por unas me-didas liberalizadoras para sutituir el sistema econ6mico autarquico denun-ciado por Flores Lemus y Perpifla Grau. El reformista Carri6n pensaba que laproducci6n intensa del campo sin necesidad,del arancel aumentaria la capaci-dad adquisitiva del campesino y ella impulsaria la de la industria y elcomercio97. La frase magica del ministro Carner, «es inevitable dirigir nuestraeconomia y orientaria hacia la disminuci6n de nuestro coste deproducci6n»98, encerraba el contenido econ6mico de la politica que debiadesarrollar la Republica. Este horizonte —dificil en un marco de normal desarrollo —entraflabamayor dificultad en una economia cuya agricultura, el sector que afectaba ple-namente a Badajoz, padecia deficits estructurales internos conectados a ladeflaci6n estructural de la siderometalurgia espaflola y a las limitaciones delmercado interior". Aunque la incidencia de la Gran Depresi6n fuera escasaen nuestro pais, FlorensA ha subrayado como un estancamiento de nuestrosindices de coyuntura, por no decir una caida de los mismos de la magnitud quefuera, habria de resultar determinante en Espafla en un momento en el que de- 63seaba emprender tan profundos planes de transformaci6n. Y el problema setornaba casi insoluble cuando el juego de fuerzas sociales y politicas enfrenta-das aviv6 las tensiones en el marco de un nuevo regimen fragil. Los bienintencionados deseos liberalizadores del Nuevo Regimenmantenian presupuestos dificiles de casar: a) Politica de pan barato. b) Reforma agraria anclada en el mito del reparto. c) Estabilizaci6n econ6mica, restricci6n de gastos publicos y aumento deimpuestos. d) Alza de salaries. e) Recuperaci6n econ6mica para eliminar el paro100. a) Politico depan barato Es dificil imaginar c6mo se podia abaratar el trigo sin hundir a los pe-queflos propietarios de las zonas cerealisticas de Castilla y Extremadura queconstantemente clamaban para que los precios no descendieran. b) El mito del reparto La reforma agraria basada en el reparto contenia abundantes escollos noexentos de contradicciones. Dado que toda reforma agraria implica un des-censo de los indices de producci6n debido a las transformaciones de la estruc-tura de la propiedad y al coste de toda transformaci6n en si misma, esperar dela reforma abaratamiento de los costes —por lo menos a corto y medioplazo— era impensable. No se hacia la reforma —como estudiamos en otrocapitulo de esta investigaci6n— para atajar la falta de rentabilidad agraria delcampo y, mas concretamente, del latifundio. La reforma obedecia a una fina-lidad politica de alienaci6n de fuerzas considerando que el punto clave del sis-tema politico, de la estructura econ6mica y social, era la propiedad. Pro-piedad que en la Constituci6n tenia pocas garantias y en donde el Partido So-cialista sigui6 un camino equivoco: dej6 en el texto contitucional la puertaabierta a la socializaci6n, a la nacionalizaci6n y a la creaci6n de empresaspublicas y mixtas..., mientras en el juego politico cotidiano debia utilizar losrecursos de una republica burguesa utilizando el regimen capitalista consagra-do por el regimen liberal101. c) Estabilizaci6n econ6mica La politica de estabilizaci6n econ6mica traia consigo una politica moneta-ria restrictiva y unos elevados costes de financiaci6n. Tortella Casares ha in-sistido en la incidencia de la reforma bancaria de 1931 que aument6 el controldel Gobierno sobre el Banco de Espafla nombrando tres consejeros, medidaque contribuy6 a que la politica de credito fuese mas liberal. Los tipos de inte-res —despues de la primera evasi6n de capitales bastante mas discreta que en64otros paises como Alemania y Austria—, fueron relativamente moderados, sibien no tan bajos como en EE. UU. o Inglaterra. No era problema pues de es-casez de dinero. Los empresarios no invertian porque las expectativas nofueran favorables a la inversi6n. No era la circunstancia econ6mica sino la cir-cunstancia politica la que mandaba102. Este dato y el aumento de impuestosincidian negativamente en los propietarios a la hora de emplear sus capitales. La restricci6n de gastos publicos fue relativa y no parece que se cumplierade modo muy ortodoxo. El paso de Prieto desde Hacienda a Obras,Publicas senot6 en un impulse a una politica de fomento con la creaci6n y mejora de lainfraestructura de transportes, programas agricolas de regadio, construcci6nde nuevas escuelas (en consonancia con las reformas educativas)... En el fon-do, una continuaci6n de la politica de la Dictadura. Al fin y al cabo unapolitica de dinamismo que ha permitido a ciertos economistas hablar de unNew Deal espaflol, un keynesianismo103 que, desde luego, no contribuia a dis-minuir los gastos del Estado, que se buscaba enjugar con la introducci6n delimpuesto sobre la renta de las personas fisicas llevado a cabo en 1933, con bas-tante imperfecci6n y defraudaciones. d) A Iza de salaries Las transformaciones de la politica laboral afectaban de lleno a la politicaecon6mica. La subida de salaries fueron inmediatas y persistentes, apoyadospor la Ley de Jurados Mixtos (normalmente favorables a los trabajadores);por la Ley de Terminos municipales; jornada de ocho horas etc. En el campotodavia los salaries subieron mas que en ciudad. En 1935 en Badajoz se situanen 9,75 para los segadores104 y 8,50 para los esquiladores en 1936105. Esteaumento en el ambito rural constituia una ventaja para la industria que en-contraba mas acogida para sus productos en la medida en que el nivel adquisi-tivo era mayor en la Espafla interior. Operaci6n valida para los textiles y cier-tas industrias de uso y consume, y no para la siderometalurgia, como apunta-bamos anteriormente. e) Recuperaci6n econ6mica para eliminar elparo Las dificultades econ6micas de la Republica eran, en gran parte, fruto dela situaci6n politica, la inhibici6n de los empresarios y propietariospermaneceria «mientras haya dudas acerca del porvenir de la naci6n y de si enun future pr6ximo podra imponerse una revoluci6n anarquica»106, afirmaOlariaga desde «Economia Espaflola». El mismo autor enumera los factorespoliticos que retraen la economia: —falta de «respeto a la propiedad, indisciplina social y tendencias sociali-zantes de los primeros Gobiernos de la Republica que desvalorizaron la ri-queza y los titulos de las sociedades, «desde entonces no se crean, sino excep-cionalmente, nuevas empresas productoras, ni se amplian las que ya existian». 65 —falta de garantias en el Estado para el cumplimiento de los contratos(obras publicas y concesiones de servicios). —intervenci6n desmedida del Poder publico en los Jurados Mixtos. —funcionarios publicos sin tacto ni competencia en empresas relacionadascon el Estado. —inseguridad de subsistir y cargas en las empresas107. Unos factores que aumentaron el paro, atenuado —insisten lospatronos—, por las obras publicas, alojamientos, laboreos forzosos y por «in-vasiones de fincas» con subvenci6n del Tesoro publico. Naturalmente para los capitalistas del encanijado capitalismo espaflol, lasoluci6n iria vinculada al reforzamiento de la autoridad del Estado a la horade brindar «absoluta seguridad» a la propiedad y «libertad de contrataci6ndentro de ciertos limites108. La recuperaci6n econ6mica tenia dos facetas: la internacional, que no fa-cilitaba las expectativas a corto plazo; y la interior, importante dado el altogrado de autarquia de nuestra economia. Mientras la economia de mercadoestuviera vigente en la Constituci6n cualquier intervenci6n estatal seria utiliza-da, magnificada, por los empresarios como atentatoria y transgresora de lapropia constituci6n109. Pensar en una disminuci6n de coste —como pediaCarner— era inutil. En conjunto, una politica econ6mica «distraida», hibrida, amalgamadacon elementos contrapuestos, afirma Nadal y Fontana110. Correcta en lo fis-cal y algo menos en lo monetario por el escrupulo que impedia la caida de lapeseta... En todo lo demas, el juego politico de fuerzas en linea tenian la pa-labra. En esta partida, las expectativas econ6micas jugaron un papel politico.La reforma agraria (que no se hizo hasta los grandes repartos de marzo del 36)agudiz6 la frustraci6n de los jornaleros y los lanzaron a buen numero de huel-gas politicas mas que econ6micas. No fue econ6mica la huelga de fines de1931 en Badajoz que concluy6 con la tragedia de Castilblanco; ni la conflicti-vidad de 1933 se explica despues de la abundante cosecha de 1932; ni el movi-miento revolucionario de octubre —casi inexistente en Badajoz— obedecia auna mayor penuria que otros aflos. Segun la Memoria del Banco de Espafla de1936 no habia alarma y si «claros sintomas de mejoria en ciertos sectores eco-n6micos»111. En fin, una politica de reformas cara la que pretendia el gobierno republi-cano. Ningun Gobierno plantea hacerlas y ahorrar al mismo tiempo. Mante-ner la imagen de una divisa sana para no ahuyentar a la opini6n publica inter-nacional era, en la practica, negar la politica de reformas (especialmente deaqu611as que necesitan dinero abundante como la agraria). No puede resultarextraflo que se tachara a los republicanos de ingenues, econ6micamentehablando. 66Anterior Inicio SiguienteNOTAS (1) RIVAS MATEOS, M.: Algo de Extremadura en RE, octubre, 1903, pag. 440-443. (2) Presidencia del Gobierno: Resena esladtstica de la provincia de Badajoz. INE. Madrid1962. NADAL, J.: La poblaci6n espanola. SiglosXVl-XX. Barcelona, 1966. PERPINA, R.: Corologla. Teorfa estructural y estructurante de la poblaci6n en Espana(1900—1950), Madrid 1954. (3) PERPlSA GRAU, Roman: De Economia critica (1930-1936). Valencia. Instituci6 «A1-fons el Magnanim». Diputaci6 Provincial de Valencia, 1982. (4) Mientras para los casos de Villanueva de la Serena o Zafra comprobamos una progresi6nininterrumpida y constantc desde 1900 a 1940, en Fregenal detectamos un decrecimiento a partirde 1930. El hundimicnto de la mineria a partir de 1910; el estancamicnto de la industria corchera;la pequeflez del Partido y la misma cercania de Jerez de los Caballeros, puede explicar de algunmodo esta decadencia progresiva. (5) Segun IRA.: Datos recopilados sobre las provincias de Badajoz, Caceres y Huelva.Madrid, Diana, Artes Graficas, 1934, sobre un total de 160 municipios totalcs, segun el AEE de1931 y el censo de 1930, sobre 163 municipios con 16 nucleos mayores de 10.000; 24 entre 5.000 y10.000yl23menoresdcl0.000. (6) PERPINA GRAU, Roman: «De Economia Hispana. Contribuci6n al estudio dc la con-situci6n econ6mica de Espafla y dc su politica econ6mica, especialmente la comcrcial exterior».Barcelona, 1936, en De economia crftica, op. cit., pag. 317. (7) En 1884 la tasa para la provincia se situaba en un 43,7 por 100. Destaca en este sentido lalabor realizada por Mario Rosso de Luna a traves de la RE y de instituciones como «La Gota deLeche». Vease NDB (30.7.13). (8) Las autoridadcs no dcjan de recordar la normativa para cvitar la propagaci6n de enfcr-medades. En la decada de los 30 aparece con profusi6n en el BOPB las circulares de los Goberna-dores Civiles advirtiendo y tomando medidas contra las enfennedades infecciosas: viruela, BOPB(3.6.32), tifus, BOPB (7.7.33) y, dipteria, BOPB (4.7.32). Veasc asimismo el apartado sobre Mor-talidad catastro/ica en Sanchez Marroyo, Pcmando. La Restauracion en Extremadura: Predomi-nio oligarquico y dependencia campesina, en Historia de Extremadura, tomo IV, Los tiempos ac-tuates, Badajoz, Universitas Editorial, pag. 919 a 922. (9) A Mario Gonzalez Segovia como inspector de Higiene se debe el proyecto de Institute deHigiene Municipal presentado al Ayuntamiento de Badajoz en 1904. Vease RE, junio 1904, pags.283-284. Destacamos algunos temas y articulos mas habituales, NDB 6.9.01. Elalcoholismo des-de el punto de vista social, por el Doctor Rodriguez Mendcz; 19.9.01, La alimentacion higienica;29.9.01 La Education Ftsica, por Santiago Ram6n y Cajal; 19.12.01. Higiene Popular por V. Or-d6ncz; 16.2.02. De Higiene, R. de Migucl; 26.2.02. De Higiene por R. de Miguel). LC (9.1.02,y23.1.02) entre otros. (10) BOPB (10.8.31). (11) GARCIA BARBANCHO, A.: Las migraciones interiores espanolas. Estudio cuantitati-vo desde 1900. Publicacioncs del Institute del Desarrollo Econ6mico, 1967. 67 (12) NE (7.12.10. y 19.7.13) entre otros. (13) La debilidad de la emigraci6n de otros aspectos relacionados con la demografia pueden verse en mi colaboraci6n a la Historia Civil y procesos socio-econ6micos, en Historia de Extrema- dura de la Academia de Artes y Letras de Extremadura, coordinada por Manuel Terr6n Al- barran. Badajoz, 1986, pags. 1243 y ss. (14) NDB (23.2.00 Noticias varias). Se queja el articulista del encerramiento de la ciudad por las murallas «cuya inutilidad desde el punto de vista militar esta en la conciencia de todo el mun- do». Vease tambien LC (18.2.01 y 23.3.13) entre otros. Para conocer las posibilidades del eonjun- to amurallado veasc la obra de LOZANO, Matias: Badajozysus murallas, Badajoz, Colegio Ofi- cial de Arquitectos de Extremadura, 1983. (15) LVE (20.5.32; 22.5.32; 24.5.32. El future de Badajoz). . (16) H(22.7.34;2.11.34y26.l2i34). (17) «Aqui los ricos lo son bajo palabra de honor, porque sus riquezas no salen a relucir por ninguna partc... aqui nadie busca comodidades, ni en la casa, ni en la ciudad; se sufren todas las molcstias, se come bazofia, se viste mal y se viaja peor», en «E1 Correo dc la Maflana» (19.1.23. El pueblo Extremeno es un pueblo espiritual). (18) Carr ha puesto de relieve la desigualdad en el proceso de modernizaci6n econ6mica co- mo el origen de una socicdad sin afancs eomuncs. Salvando distancias crcemos que esta afirma- ci6n puede aplicarsc al caso cxtremcno y pacense. ((19) AEE, 1915. Hay que precisar las limitaciones de la misma fuente al tratarse de la activi- dad laboral s6lo de los electorcs, las mujeres y menores de veintitres aflos quedaban fuera aunque tambien fueran poblaci6n activa. Los problemas para clasificar la profesi6n del electorado han sido analizados por CALERO AMOR, Antonio M.": Estudio socio-profesional de Granada 1843-1936, en «Cuadenios dc Geografia de la Universidad de Granada», numero 1,1972, pags. 38-39. (20) INE. Censo de poblaci6n 1930. (21)AGORRETA, M.T.: La estructura socio-profesionat y el voto socialista en las elecciones a Diputados a Cortes, Badajoz 1931-1936. Mcmoria de Licenciatura. Universidad de Extremadura. Facultad de Filosofia y Letras, Caccres, 1977 (sin publicar), pags. 99-109. En el c6mputo de la autora hay algunos errorcs rcferidos al distrito 6.°. FERNANDEZ DE CASTRO, Ignacio, y GOYTRE, Antonio: Closes sociales en Espafla en el umbral de los aflos 70, Madrid, siglo XXI 1974, pag. 70. (22) A pesar de las enrevcsadas eontabilidadcs de Calvo Sotelo y su criticado instrumento de los presupucstos ordinarios y cxtraordinarios, las cifras rccicntcs de Francisco Comin han de-mostrado que los deficts cayeron casi constantemcntc en la Dictadura. El punto mas bajo setitularia en 1930 para iniciar el ascensd en los aflos republicanos. Vease asimismo TORTELLA CASARES, Gabril.: Losproblemas economicos de la SegundaRepublics. en REP, cnero-abril, 1983, numero 31-32, pag. 127. (23) RIU, Daniel: La lujuidacion de presupuestos del Estado y esbozo de un plan de politicofinaciera, en EE, octubrc 1935. (24) BENAVIDES, Leandro: La politico econ6mica de la II Republics. Madrid, Guadiana,1972. EGUIDAZU, F.: Intervencion monetaria y control de cambios en Espana. 1900-1977.Libros ICE, Madrid, 1978, pag. 87. CAMBO, Francisco: La valoracion de la peseta, at. por Pa-lafox, Jordi, La crisis econ6mica en «Revista dc Occidente», extraordinario I, numero 7-8, no-vicmbre 1981, pag. 68. La obra de Camb6 fue publicada con el titulo La valoraci6 de lapesseta,Barcelona, Biblioteca D'Estudis Econ6mics, Socials y Politics, vol 1,1929. (25) Sobre la economia monetaria de la etapa de la Dictadura y anterior, Pcrpifla Grau rcmi-te a una basica biografla. Vease PERPIriA GRAU, R.: De economia crftica, op. cit., pags. 341-342, notas 36. FONTANA, Joseph, y NADAL, Jordi: Espana 1914-1970, en Historia econ6micade Europe. Economia contemporanea, 2.' partc, Ed. Carlo M. Cipolla. Barcelona, Ariel, 1980pag.lllyss. (26) FLORENSA PALAU, Sencn V.: Economia y politico econ6mica de la II Republica.Una nota de sintesis en «Arbor», numcro 426-427 junio-julio 1981, tomo CIX, pags. 118-119. (27) MARFIL, Mariano: Factores de independencia de la crisis econ6mica espanola con re- 68laci6n a la crisis econ6mica mundial en EE, enero 1934. Dentro de la misma linea se situan Cam-b6, Ventosa y Fabregas. (28) VISAS, A., VINUELA, J., EGUIDAZU, F., PULGAR, C. F., y FLORENSA, S.:Politico exterior de Espana (1931-1975), 3 volumencs, Madrid, Banco Exterior de Espafla. Servi-cio de Estudios Econ6micos, 1979. (29) FLORES DE LEMUS, A.: Dictamen de la Comisi6n del Patron Oro, Madrid, 1929,reproducido en ICE, Febrero 1960. PERPIriA GRAU, R.: De economia hispana... En Deeconomia crttica, op. cit. (30) GOROSQUIETA, J.: «La nueva agricultura: de campesino a empresario de la calidadde vida» en Raz6n y Fe, septiembre-octubre 1979, pag. 179. (31) Anuario Estadistico de Espafla: Aflos 1932, 1933, 1934. EPAP 67.11.31. La ultima co-secha de trigo en Espafla}. El trigo por sus bajos precios se utiliza para cebar animales. Vease H(11.5.53. Asamblea de alcaldes). La vigilancia para que la venta del trigo se hiciese de acuerdo conlos precios de tasa no dej6 de recordarse sobre el papel. Veasc BOPB (22.7.31; 2.2.32; 23.3.32;11.4.32; 30.10.33; 7.9.34; 3.12.34) entre otros. En la practica, la tasa se ineumplia como se deducede las denuncias recibidas por el Ministro de Economia en julio de 1931 (BOPB 29.7.31). En lanota insertada por el Gobierno Civil dc Badajoz el 13.8.34 en el BOPB, con fecha del 10 de agostose dice: «Desde diversos lugares, incluso el Ministerio de Agricultura, se denuncia ante este Go-bierno Civil el ofrccimiento del trigo a precio inferior al de tasa hecho por los tenedores del mis-mo, cuyas ofertas determinan la ineficacia de los efectos beneficiosos perseguidos con el Decretodel Ministerio de Agricultura de 30 de junio ultimo y competencias ilicitas entre fabricantes de ha-rina, compradores de trigo, con esa depreciaci6n, que la ofrecen y venden a precios tambien infe-riores al seflalado por la tasa». H (6.7.34. El gobiemo ante el problema triguero por LisardoSanchez). (32) H (21.12.34. Nuestro problema agricola por Ricardo Carapeto). Las pignoracioncs al60 por 100 se iniciaron en el bienio azaftista a causa de la depreciaci6n causada por la buena co-secha de 1932. Vease BOPB (13.2.33). (33) FERNANDEZ SANTANA, Ezequiel: Un solo media hay eficaz para que nuestro ur-gente resurgimiento agrario sea rapido, y este es la general y bien organizada ensenanza de la agri-cultura, en Consejo Provincial de Fomento. Fotleto de las conferencias dados durante la celebra-ci6n de la Semana Agricola en esta capital en los dias 12 al 16 de noviembre del ano 1912, Bada-joz, abril 1913, pag. 46. (34) H(1.1.36). (35) DEL CANO, Rafael: Sobre una ley reguladora del mercado nacional de trigos en Revis-ta de Servicios Sociales-Agrarios, numero 5, septiembre , 1932, pags. 406-424. LARRAZ, J.: Elordenamiento del mercado triguero en Espafla. Madrid, 1935. Para el enfoque a nivel local delproblema puede verse LVE (25.6.31. La tasa del trigo es una necesidad national por AntonioCruz Valcro). H (6.3.34; 23.3.34; 10.4.34: El intervencionismo oficial en el mercado triguero porFrancisco Ducasse). H (27.6.34: La defense del trigo). (36) H (8.11.33). (37) H (14.9.35: Cuestiones agrarias por Ricardo Carapcto). (38) Vease Anuario Estadistico de Espafla, 1934. Graficos, Madrid 1935. Afio 1930, 106.500Qm.; aflo 1931, 143.800 Qm.; aflo 1933-1934, 192.100 Qm.; AEE. 1931, 1932-33, 1934.,H(15.8.34. Almendralejo, jardtn y lagar en Extremadura. LL (18.1.26. La riqueza olivarera y labuena extracci6n de aceites por Gregorio Cruz Valero). (39) H (22.4.36. Politico comercial y 24.6.36). Segun Antonio Cruz Valero, de la Estaci6nAgricola Experimental de Extremadura, si la elaboraci6n de aceite sc cuidara, podria competircon los de Italia y Portugal. (40) AEE. Afio 1934. La Resefla de la provincia de 1962 recoge 23 Qm. por Ha., la mediadesde 1931-1935. (41) H (22.4.36. Politico comercial). (42) En agosto de 1933, los vinateros de Almendralejo no habian coseguido vender la co-secha del aflo anterior. Necesitaban un mill6n de pesetas de credito. La estaci6n cnol6gicapennanecia cerrada. Vease H (15.8.34. Almendralejo, jardin y lagar de Extremadura); NE 69(27.9.13. El negocio de los vinos); H (29.9.33). H (10.3.35). Declaraciones del Presidente de la Fe-deraci6n de Viticultores de Extremadura, Lorcnzo Alvarez Garcia. (43) LC (10.2.00). (44) H (29.9.33). (45) Badajoz. Gobierno Civil: Plan de Ordenanci6n Econ6mico-Social, 1948, tomo II, pag.89. (46) PINTADO, A, y BARRENECHEA, E.: «La raya de Portual. Del corcho a la bellota».Cuademos para el Diatogo, Madrid, 1972. HARRISON, Joseph: Historia econ6mica de la Espa-na Contemporanea, Barcelona, Vicens Bolsillo, 1980, pag. 98. ECM (19.1.23. Lacrisisen lapro-duccion del corcho y elproblema corcho taponero) entre otros. LL (24.2.32. Escribe el Conde delaPueblade Valverde). (47) H (5.5.35). Numcro cxtraordinario dedicado a Jerez de los Caballeros con ocasi6n desus fiestas patronales. (48) Creada por Decreto el 13 de mayo de 1932. LVE (26.12.31 y 2.1.32). (49) H (7.1.34: El asunto de los carbones: 30.1.34. Los transportes y el carbon). De las500.000 Tm. que sc fabrican en Espafla, 130.000 corresponden a la regi6n y 65.000 a Badajoz. (50) H (16.12.34. La ruina de una industria extremena). (51) TAMAMES, Ram6n: La Republica. La era de Franco, en Historia de Espafla Alfa-guara VII. Alianza Universidad, Madrid, 1976, pag. 135, I." edici6n, 1973. (52) Veasc BOPB (29.5.35). Se recuerda que el tipo de jornal en la siega es de 9,75 pesetaspara los pueblos del Jurado Mixto de Badajoz y 10 para los de Don Benito. (53) Badajoz. Gobierno Civil: «Mcmoria de Ordenaci6n Econ6mico-social de la provinciadc Badajoz», en Plan de Ordenacion, op. cit., tomo I. (54) La cifra ha sido calculada por Perpifla teniendo en cuenta el precio del pan, carnes, gar-banzos, azucar y huevos, articulos «protegidos», inflados artificialmente. Vease PERPINAGRAU, R.: De economia crilica, op. cit., pags. 379 y ss. (55) «E1 Economista» (6.5.33. El desequilibrio economico entre la agricultura y la industria,por J. Sainz, pag. 620-622). (56) BOPB (7.1.31); Institute de Reformas sociales. Movimiento de precios al por menordeEspafla durante la Guerra y la Postguerra. Madrid, Sue. deM. Minuesadelos Rios, 1923. (57) Veanse V1NAS, A., VINUELA, A. J., EGUIDAZU, F., PULGAR, y S. FLORENSA:Politico comerdai exterior en Espafla (1931-1975), op. cit. A que la catastrofe no fuese mayor co-labor6 desde 1928 a 1932 la depreciaci6n de la peseta. Vease PALAFOX, I.: La crisis econ6mica,op. cit., pag. 62. (58) TORTELLA CASARES, Gabriel: Problemas econ6micos, op. cit.,pag. 131. (59) Vease Estadlstica Minera y Metalurgica de Espafla. Consejo de Mineria. Madrid, ano1931. La cifra tan alta de consumu de superfosfatos que brinda esta fueme no equivalen a la queaparece unos aflos despues en otras fuentes. Segun Clemente Velazquez, en Extremadura se con-sumen 100.000 Tm. de superfosfatos procedentes de distintos lugares. Vease H (9.11.35. La tristesituaci6n de Extremadura por Clemente Velazquez). Las cifras de abonado quimico que conoce-mos para Badajoz en 1929 —si excluimos los superfosfatos con 421.000 kgs.— son realmente mo-destas y, en el caso de los superfosfatos, se debia a la proximidad de la fabrica de Villanueva de laSerena. (60) «ElEconomista»(26.11.32Z.acrisi?>'suire/nerf/(MporJ. Sainz). (61) Recogido en la basica obra de PUGES, M.: C6mo triunf6 el proteccionismo en Espafla.Pr61ogo de Pedro Gual Villalbi. Barcelona, 1931. (62) Desde esta optica la Uni6n Econ6rnica public6 en 1933 un cicio de conferencias sobre laaportaci6n de las diferentes regiones espaflolas a la economia nacional en las que no figura Extre-madura como tal. (63) RUIZ ALMANSA, Javier: Intervenci6n del estado en la economia espanola, en«Economia Espaflola», fcbrcro 1934, pag. 73. (64) Grupo de Estudios de Historia Rural: Contribuci6n al analisis de la ganaderia espanola1865-1929, en AS, niimero 8 (julio-septiembre), 1978, 129 y ss. Veanse tambien el Censo ganaderodc 1929 y los Anuarios Estadisticos de 1932 y 1933. Asimismo los Datos recogidos para laspro- 70Anterior Inicio Siguientevincias de Badajoz, Caceres y Huelva, op. cit., pags. 100 y 101, donde podemos observar cicnosfen6menos de tendencia como el declive del ganado lanar. (65) Es un eirculo vicioso. La reconversi6n ganadera dcpende de la revoluci6n forrajcra uni-da a una politica hidraulica. La usencia de reconversi6n depreciaba el ganado por la necesidad dedeshacerse de el a la llegada del verano dada la aridez del clima. (66) Ciertamente los pastizales quedaban excluidos de la Reforma Agraria republicana, peroel dilema surgia por el uso discrecional que podia hacerse de una dehesa cultivada a tres o cuatrohojas _en algunos casos incluso ocho— utilizando el mismo bosque aclarado en el que despues sedejaria pastar a los animates. (67) H (4.10.33). Extraordinario con ocasi6n de las ferias. (68) Ministerio de Fomento. Consejo de Mineria: Estadistica minera de Espafla. Aflo 1907(pag. 101) y 1914 (pag. 110 a 130). (69) Ministerio de Fomento. Consejo de Mineria: Estadfstica minera y metalurgica de Espa-fla. Ano 1931. Consideraciones finales. (70) Anuarios Estadisticos Mineros. Aflos 1931 a 1934. En este ultimo aflo se insistc en la im-portancia relativa de esta fabrica en la zona agricola que sirve (Badajoz, Huelva, Sevilla,Caceres). (71) AEM.Aflol934. (72) Asi se expresa en la Memoria correspondiente a 1934, el Ingeniero jefe de minas en Ba-dajoz, M. Garcia, Agustin. Vease AEM 1934. (73) El proteccionismo directo e indirecto se habia impulsado decisivamente en la Dictadurade Primo de Rivcra con un Consorcio del plomo (Protecci6n y estructuraci6n de la industria del plomo). R.D.L. (9.3.1928) en PERPINA GRAU, R.: De economic critica, op. cit., pag. 344. (74) Cuando se plantea la opurtunidad de un Estatuto para Extremadura en 1931, una plu- ma que se esconde bajo seud6nimo, sugiere la uni6n con Portugal Vease LL (21.7.31. Sueno de una noche de verano, por un «extremeflo»). (75) Censo de la poblaci6n de Espafla. Ano 1930. Las industrias mas deprimidas scgun este Censo serian las textiles con 478 empleados. La industria quimica con 89. Un apartado de «In- dustrias varias» en las que entrarian desde la ceramica a la joyeria englobaba a 22.126 personas dedicadas. (76) Cartas enviadas por la Diputaci6n Provincial de Badajoz a las empresas invitadas parti- cipar en la Exposici6n International Ibero-americana de Sevilla. Ano 1929. Badajoz. Diputaci6n Provincial, Centre de Estudios Extremenos. (77) H (2.4.33. Voces de Extremadura por Celestino Suero). (78) H (19.3.35. Francia y los botijeros por Antonio Jimenez). Segun el articulista en Fran- cia se presenta a los botijeros como los herederos de los conquistadores y propagadores dc Extre- madura y Espafla por el mundo. (79) En otro alegato a favor de los cacharreros dc Salvatierra aparecido pocos dias dcspues, eran 500 vendedores que obtenian un beneficio individual de 800 pesetas al aflo. Vease H (3.4.35. En defensa de Salvatierra). (80) LL (29.9.26). Anteriormente el mismo,6rgano se hizo eco del proyecto a lo largo del mcs de marzo. Vease LL (3.3.26; 4.3.26; 5.3.26). (81) La Escritura se firm6 en enero de 1927. Vease LL (11.2.27). (82) CABRERA, Mcrcedcs: Organizaciones patronales y cuesti6n agraria en Espafla (1931- 1936), En GARCIA DELGADO, J. L.: La cuestion agraria en la Espafla contemporanea. II Co- loquio de Pau. Madrid, Cuadernos para el Dialogo, 1976, pag. 120, nota 27. (83) Los hennanos Antonio y Carlos Pachcco, especialmente Antonio diputado en las Cor- tes por Merida a lo largo de aflos sucesivos desde principios dc siglo, actuaron en nombe dc los li- berales, su influencia era decisiva en Merida, Almendralejo y Badajoz. (84) CAMPOS PALACIN, P., y SOBRINO GARCIA, E.: El intento de reforma agraria en las Vegas del Guadiana en la segunda Republica, en GAVIRIA, M.^y otros: Extremadura saque- ada. Madrid. Ruedo Ibtrico, 1978, pags. 135 y ss. (85) Vease Diputaci6n Provincial dc Badajoz: Bar6grafo de un lustra (1923-1929). Memoria demosirativa del avance dado por la provincia de Badajoz. Madrid, 1929; y la rcvista agricola 71 «Ara y Canta», mayo 1930. La Asamblea General de la Federation de Sindicatos Agricolas cato- ticos, pags. 104-106. (86) BOPB (10.2.31). (87) CABRERA, Mercedes: Organizaciones patronales, op. cit., pag. 120, nota 26. (88) LL (27.5.31) y LVE (10.3.31). Francisco y Luis L6pez de Ayala aparecen en el RPE con 2.642 Has. susceptibles de expropiaci6n en el partido judicial de Merida. Vease tambien CAM- POS PALACIN, y GARCIA SOBRINO, E.: El intento de reforma agraria, op. cit., pags. 149- 150. (89) LVE (10.3.31). Dimisi6n de los Consejeros. Se plantea la reforma del Reglamento para que pueda ser nombrado consejero elective cualquier accionista aunque no posea 10 acciones co- mo minimo exigidas por el articulo 15. LVE(11.3.31. Merida. Junta de Accionistas de uProduc- tos de Ganaderia Extremena S.A.». (90) LVE (22.12.31). En opini6n de Sebastian Garcia Guerrero, el ganado de cerdo extreme- no esta desvalorizado para carne. Se prefiere el cerdo estabulado mallorquin. El extremeflo se busca para chacina. (91) LVE (8.4.31). (92) LVE anuncia el 1 de octubre de 1932 que se ha constituido legalmente la Cooperativa de Merida cuyo presidentc sera Francisco L6pez de Ayala, vicepresidcnte Jose Calder6n Sama; secretario, Andres Nieto Carmona. Como vocales figuran Lisardo Sanchez, Jose L6pez de Ayala, Antonio Nogalcs, Rafael Calder6n Sama, Pedro Hernandez, Guillermo Mira y Pascual Corona- do. Vease LVE (1.10.32). (93) Segun Lisardo Sanchez en el verano del 32 los cerdos se vendicron aflacos y gordos» de 15 a 16 pesetas la arroba cuando en Madrid estaban a 22. Asimismo los corderos a 45 centimes la libra cuando estaban a 60 en Madrid. LVE (31.8.32: ElMatadero de Merida). (94) H(12.10.35). (95) JIMENEZ DE ASUA, Luis: La constituci6n de la democracia espanola y el problema regional. Buenos Aires. Ed. Losada, sociedad an6nima, 1946, pag. 15. (96) Sobre la fuerza del republicanismo en Badajoz en la decada de los 30 no disponemos de estudios. El republicanismo federal mantenia un papel testimonial con la prestigiosa figura de Narciso Vazquez Lemus, director en la lejana fecha de 1881 de «E1 autonomista extremeflo». Veasc GOME2 VILLAFRANCA, Roman: La prensa en Badajoz. op. cit. En los aflos que nos ocupan los republicanos con mas fuerza en la provincia cran los radicales de Lerroux que habian actuado especialmente desde 1900 a traves de su 6rgano «La Coalici6n» y cuya linea fue hacien- dose paulatinamente mas templada. (97) CARRION, Pascual: La Reforma agraria, Problemas fundamentales. Sociedad de Es- tudios Politicos, Sociales y Econ6micos. Madrid 1931. Recogido en La Reforma agraria de la Se- gunda Republics y la situaci6n actual de la agricultura espanola. Pr61ogo de Juan Velarde Fuer- tes. Barcelona, Ariel 1973. Pane 1.', cap. VI. (98) CARNER, Jaume: La economia de la Republica en «Economia Espanola» recogido por LOPEZ Y LOPEZ, Alejandro: El boicot de la Derecha a las reformas de la II Repubtica. La minorta agraria, el rechazo constitutional y la cuesti6n de la tierra. Madrid 1984. (99) PLORENSA PALAU, Senen: Economia y politico economica. op. cit. HERNANDEZ ANDREU, Juan: Depresi6n econ6mica de Espafla, pag. 115. 1925-1934. Institute de Estudios fis- calcs. Ministerio de Hacienda, Madrid 1980, pags. 177-178. (100) VELARDE FUERTES, J.: La tragedia de GURobles en «Ya» (17.10.80). (101) Los agrarios, entre ellos Sainz Rodrigucz, no dcjaron de incidir en esta disociaci6nque, por supuesto, aumcntaba las dubitaciones respecto a las garantias de la propiedad privadaVease Diario de las Sesioncs a Cortes, numero 34, pag. 798, col. 1.8 dc scpticmbrc 1931. (102) Tampoco sc pudc dccir que los descucntos fueran baratos. Hasta 1928, el 5 por 100Hasta septiembre de 1930, el 5,5 por 100. Hasta septiembre dc 1931, el 6 por 100. Hasta diciembrede 1932 el 6,5 por 100 para ir bajando hasta finalizar 1935 con el 5 por 100. En Francia. HolandaInglaterra y USA se llcg6 a 1,5 y 2,5 en momentos dificiles. Vease PALAFOX, Jord'i: La crisiseconomica, op. cit., Palafox coincide a atribuir a la circunstancia politica la inhibici6n empresa-rial. 72 (103) En realidad los gobiernos repubicanos como los de la Dictadura anterior acogieron eldAficit del presupuesto muy a pesar y buscaron a toda costa revaluar la peseta. (104) BOPB (29.5.35). Las diferencias son notorias con la situaci6n inmediatamente anterioral 14 de abril donde Tomas Rabanal Brito habia en la revista «Vanguardia» de jornales en Meridade 2 o 3 pesetas. Vease «Vanguardia» (9.3.31). (105) BOPB (16.5.36). (106) OLAR1AGA, Luis: Orientaciones para la reconstrucci6n econ6mica en Espafla, en«Economia Espanola» enero, 1934, pag. 69. (107) La presi6n tributaria pesaba muy duramente sobre la agricultura. De 1900 a 1930, losingresos del Estado y con ellos los impuestos, se multiplicaron por 4. (108) OLARIAGA, L.: Orientaciones para la reconstrucci6n, op. cit., pag. 69. (109) El capital pedia garantias absolutamente diafanas en los politicos. Cuando en no-viembrc de 1933, se inicia la etapa radical-cedista, no recupera por eso la confianza pues en reite-radas ocasiones acusan a los gobiernos lerrouxitas durante sus primeros meses de debilidad"(yciertamente tenian raz6n) y esto seria motivo suficiente de inhibici6n. Vease «Economia Espaflo-la», enero 1934, Cr6nicas econ6micas; febrero, Falta de confianza; septiembre, Incertidumbrepolitico, entre otros... (110) NADALYFONTANA://utoria£con()m/cBd('£wopa,op.cit.,pag. 115. (111) Citado por TORTELLA CASARES, G.: Los problemas econ6micos de Segunda Re-publica, op. cit., pag. 134.73Anterior Inicio SiguienteHACIA LA REFORMA AGRARIA III. HACIA LA REFORMA AGRARIAEn torno a su definici6n Sin entrar en las polivalencias que puede atribuirse al termino y a pesar dela vulnerable vaguedad de su formulaci6n, incluso a la confusi6n que suelesuscitar', la mayor parte de los estudiosos que proceden del campo hist6rico laentienden como una alteraci6n substancial y profunda en el sistema de pro-piedad de la tierra2. Alteraci6n que modificara a su vez las relaciones socialesy el contexto politico global. Se supone que nos encontramos ante una desarmonia de las relacionesentre los factores de explotaci6n: la tierra, el capital y el trabajo «considera-dos en el triple piano de la justicia social, la eficacia econ6mica y la referendaa un modelo de desarrollo»3. En toda reforma agraria se implican dos corrientes reivindicativas: lareivindicaci6n social que insiste en una mejor distribuci6n de los bienes, y laecon6mica, cuyo objetivo es la implantaci6n de unidades de producci6n maseficaces. «Pero justamcnte porque modifica las relaciones dc,poder en una sociedad y porque tiende a orientar la producci6n agricola, no puede evitar ser al mismo tiempo una designaci6n politica. Es una operaci6n voluntarista, expresi6n de un determinado tipo de tecnocracia c instrumento ideol6gico»4. (,Que circunstancias concurren en 1931 para el relanzamiento desde el po-der de un cambio substancial en el espacio agrario planteado como una auten-tica mutaci6n? Es absolutamente 16gico que un bien de oferta fija como es la tierra, cuan-do se privatiza desequilibradamente, necesite de fuertes correctivos que s61odesde el poder pueden ofrecerse. No se trata de simples «recomendaciones» almodo de las generalidades envueltas en circunloquios diplomaticos de laFAO, ni de intentos de buena voluntadjde los que tenemos un buen exponenteen algunas de las 74 Memorias que se presentaron al concurso convocado porel Institute de Reformas en 1903 y cuyas soluciones, «simpaticas como son, abundantcs en enseflanzas y pcnetradas de espiritu de solidaridad cristiana que consuela y conforta el animo, no pasan de aspira- ciones y, en ultimo tennino, de consejos»5. 77 Se trata de un bien limitado, sometido a condicionantes de tipo fisico a menudo tiranicos como son la climatologia adversa, la mejor o peor condici6n de los suelos, las plagas..., o condicionantes hist6ricos que han favorecido laacumulaci6n de la propiedad en pocas manos o la atomizaci6n en muchas, el desarrollo de unas tecnicas avanzadas o el arcaico estancamiento de unas economias autarquicas basadas en utillajes sencillos6. La Cuesti6n Agraria, un problema pendiente No puede resultar extraflo que en un pais donde la superficie de tierra decultivo es tan s61o el 40 por 100 de la superficie total y donde la agricultura esel sector que engloba a mayor numero de poblaci6n activa durante los siglosxix y primer tercio del xx, se retome constantemente la «Cuesti6n Agraria»7especialmente en algunos momentos, como el proceso liberal de lasdesamortizaciones8 y el intento de la II Republica. Sin dejar de lado otras mo-dificaciones reformistas, como serian la labor del Institute de Reformas So-ciales, que destac6 por el aluvi6n de sus informes y la obra de Joaquin Costa ylos regeneracionistas. De modo mas factico, el Proyecto de Gonzalez Besadaen 1907, con la creaci6n de la Junta de Colonizaci6n y Repoblaci6n del Pais9 yla mayor agresividad que Ie imprinu6 Canalejas en 1911; la transformaci6ndel sistema fiscal de Santiago de Alba —reforma agraria indirecta— y el pro-yecto presentado por el conde de Lizarraga en 1921, siendo Ministro de Tra-bajo, precedente muy interesante que se vio truncado por el desastre de An-nual, el pistolerismo barcelones y el conflicto constitucional entre poderes,que empezaban a plantearse10. La llegada de la II Republica apareci6 unida desde el primer momento a la Reforma Agraria y no solamente para dar color a los programas electorales. Ala altura de 1931, el fen6meno de la reforma agraria iba unido a tres corrientesde pensamiento: el liberalismo tradicional, el socialismo y el neo-reformismo. Desde el liberalismo tradicional, era dificil aceptar una reforma agrariadadas las contradicciones de su planteamiento. Por una parte, establecia la re-laci6n entre la explotaci6n familiar y la democracia, por otra se exaltaba ydefendia la gran explotaci6n al consagrar la competencia econ6mica' i • Conse-cuentemente, afirmando la propiedad daba la primacia a la posesi6n respectode la explotaci6n, es decir, a lo juridico respecto de lo econ6mico, y esta inclina-ci6n de la balanza fue configurando la vida del campo hasta la actualidad. Enresumen, puede afirmarse que desde el liberalismo tradicional, la reformaagraria radical se rechazaba. El socialismo convierte la Reforma Agraria en un instrumento fundamen-tal para la lucha, asimilando los principios de Kautsky en La cuesti6n agrariaque desarrollan, a su vez, el capitulo de Marx «La renta territorial)), de El ca-pital. Para el socialismo la respuesta a la «cuesti6n agraria)) esta en la remode- 78Anterior Inicio Siguientelaci6n de la economia global donde la industria desempeflara el papel de guia«asociando la agricultura y la industria en una s61ida unidad.... la gran explo-taci6n socialista no expropiara al pequeflo campesino sino que lo arrancaradel infierno en el que lo encadenaria su propiedad privada»12. Por ultimo, el neo-reformismo, en el que la Reforma se presenta de unamanera atenuada. Se deposita, de hecho, la confianza en los agr6nomos, so-ci61ogos, planificadores y en la sensatez de los gobiernos. La reforma agraria de la II Republica, anunciada desde el principio, idecual de estas concepciones participa? ^Triunfa alguna de ellas con nitidez o sesuperponen los pianos en raz6n directa de la estrategia a la que forzaban lascoaliciones politicas y del grupo cuyo peso especifico fuera mayor (socialistas,republicanos o burgueses o conservadores)?Algunos t6picos sobre los m6viles de la Reforma. Los criterios rentabilistas Jose Manuel Naredo, en su clarificador articulo, Ideologfa y realidad en elcampo de la Reforma agraria13, con la perspectiva y perspicacia que propor-cionan mas de cuarenta aflos de distancia, deslinda algunos de estos pianos alos que se recurre tozudamente para justificar la reforma republicana, inten-tando llegar a las concepciones de la realidad y a las ideas a las que se recurria. Naredo desmitifica ciertas criticas t6picas y tradicionales basadas en la fal-ta de rentabilidad de la tierra especialmente en las regiones del mediodia, se-gun las cuales se legitimaba la implantaci6n de la reforma. Segun MartinezAlier en su obra La estabilidad del latifundismo iberico14, no es tan obvio queel llamado «latifundio», que para el caso extremeflo se identificaba con lasgrandes dehesas, con sus connotaciones peyorativas tal como aparecen a par-tir del siglo xx con el nacimiento de los movimientos obreros y con los plan-teamientos de Costa y los regeneracionistas15, fuera econ6micamente unaempresa tan desastrosa para sus propietarios. Esta misma sospecha es recogida por Campos Palacin en el matizado ana-lisis que ofrece en su estudio del modelo de dehesa tradicional con datos pro-cedentesdel95516. Volviendo a la pregunta inicial: el porque de la R.A. en 1931 y a las res-puestas econ6micas y tecnicas que aducian en los afios 30 a la hora de justifi-caria, los autores citados intentan desmontaria en clave a la misma falta derentabilidad a la que se acogian. Primer argumento aducido: abundancia de fincas grandes, insuficiente-mente mal explotadas. Se trata de las tradicionales criticas al latifundio desdela perspectiva etica —desigual reparto de la riqueza—, o productivista, inade-cuaci6n de la explotaci6n, abundantemente recogidas por Carri6n y otros 79 autores del momento17 y mas recientes, entre otros Ram6n Tamames, quien afirma apresuradamente al tratar de explicar los problemas econ6mico- sociales de Badajoz, «esencialmcntc hay que atribuir la clave de la cuesti6n a la fuerte concentra- ci6n de la propiedad de la tierra, al fen6meno del latifundismo que se da en Ba- dajoz con la maxima intensidad de toda Espafla... Las bien conocidas conse- cuencias del latifundismo, bajo porcentaje de tierra cultivada, cultivo extensi- vo con rendimientos muy reducidos, regimen de monocultivo y gran volumen de paro, se daban con gran intensidad en la provincia de Badajoz»18. Posteriormente, en 1978, Artola lo plantea como una cuesti6n abierta. «A pesar de que el latifundio se presenta como causa vista y sentenciada no pa-,rece que al proceso se hayan aportado las pruebas necesarias e informaciones, no ya para su conocimiento hist6rico, ni tan siquiera acerca de su justificaci6n econ6mica»19. Se cuestiona en 1930 el caracter extensive de estas grandes fincas con un reducido peso ganadero, asi como las tierras dedicadas al cultivo, normalmen- te al «tercio)) o al «cuart0)), en raz6n a su falta de productividad20, y como la poca importancia del regadio en zonas que podian disponer de el. Razones equivocadas que repitieron con profusi6n Carri6n y los autores de la ReformaAgraria republicana y qus historiadores y economistas estan recientementerevisando. La Reforma Agraria —sigue Naredo— (se decia) era indispensable paraimpulsar la economia nacional, pues el bracero llevaba una vida tan miserableque apenas tenia poder adquisitivo y el mercado nacional, en esas condi-ciones, no podia expansionarse21. Ademas (insistian) las explotaciones eraninsuficientes por la persistencia de practicas precapitalistas y peso dominantede la aristocracia entre los grandes propietarios. T6pico asimismo desmentidopor Malefakis cuando afirma que el principal beneficiario de la concentraci6nde la propiedad no fue la nobleza sino los propietarios burgueses22. En la pro-vincia de Badajoz, y dependiendo de determinados partidos judiciales comoseria el de Jerez de los Caballeros, el peso de la aristocracia era mayor. Otra de las denuncias que avalaban el abandono de las fincas y la necesi-dad de la Reforma era el absentismo. Martinez Alier quita importancia al hecho absentista e insiste en la rentabi-lidad de las tierras de los grandes propietarios absentistas, que cobraban susdividendos sin necesidad de permanecer en su lugar de residencia, comopodria hacer un empresario industrial siempre que su personal directive y tec-nico fuera el adecuado. El presupuesto te6rico de Martinez Avalier es validoaunque creemos deja de lado la «resistencia» de la tierra que se labora poco onada por desinteres del propietario. Mientras la empresa industrial se ve for-zada a prosperar constantemente si no quiere desaparecer ruinosamente, la 80tierra sin laboreo o con escaso laboreo, con minimas perdidas, «aguanta»,permanece. Esta situaci6n esta plasmada graficamente en el popular refran,«la tierra no pide pan», es decir, es un bien de repuesto practicamente inalte-rable, que no desaparece como otra empresa productora de riqueza y que, adiferencia de cualquier otra, impide que otros puedan utilizaria y sacarleprovecho. Asi pues, a partir de la decada de los 60 fueron desmontados uno a uno losargumentos sobre la falta de rentabilidad que hacia necesaria la ReformaAgraria, argumentos dificiles de captar en la decada de los 30, en parte por losprejuicios que cualquier ideologia desde la que se lanzan las criticas tiene res-pecto a su adversario23. En realidad, la mayor contradicci6n se anclaba en utilizar unas relacionesde producci6n capitalistas basadas en unas tecnicas poco o nada capitalizadas.No cabe, por tanto, insistir en m6viles rentabilistas, habra que buscar otrosfactores. Factores fundamentalmente sociol6gicos y politicos a los que unafortisima presi6n demografica apoyaria como factor coadyuvante.Unf actor coadyuvante: elparo La distribuci6n mas equitativa de los bienes, especialmente de aquellos queson una oferta fija, limitada, se plantea como una consecuencia 16gica de lasfilosofias igualitarias que se impone el sufragio universal, y un hombre des-contento, es un potencial adversario. El descontento mas generalizado en las comarcas agricolas donde la pre-si6n demografica era fuerte, como en el caso que nos ocupa, se producia porel paro con todas sus secuelas. Un paro no simplemente coyuntural como el que atravesaban los paises"deEuropa Occidental, en pleno arrastre de la crisis del 29, sino estructural, basadoen las especiales caracteristicas del trabajo agricola sometido en la vida vegetal ysus estancamientos. En teoria, todas las medidas de los decretos y de la futuralegislaci6n agraria republicana, pretendian acabar con el, pero la Hebre de la ro-turaciones y el optimismo que la Guerra Europea habia proporcionado anuestras exportaciones, habia concluido. El proteccionismo creciente con el quetodos los paises esperaban salvar la crisis, contribuia a aumentar la dificultad. En una poblaci6n de 702.418 habitantes en una provincia que desconociala industria y cuyas actividades terciarias eran escasas hasta entonces, s61o sehabia paliado el paro con la emigraci6n a America, en dias ya lejanos, y aotras provincias. Tambien se acudia al clasico remedio de la «obra publica»,muy a menudo concebida como simple entretenimiento. Desgraciadamente elbracero extremeflo en 1930 apenas se desplazaba, ni siquiera dentro de la pro-vincia, cuya infraestructura viaria era absolutamente insuficiente. 8.1 Si tenemos en cuenta que en Badajoz —como en todo el mediodiaespaflol—, la mayor demanda de trabajo tiene lugar durante los tres meses ve-raniegos de la recolecci6n del cereal y durante la recogida de la aceituna —a fi-nales de aflo—, el resto, ocho meses, s61o se admite el 36,6 de la oferta detrabajo24. Cerro, en 1927, seflala las causas de esta crisis permanente de trabajo en laforma primitiva de cultivo que, «requiere pocos brazos, y de todas estas causas y concausas nacen las crisis obreras frecuentes, que seflalan como males endemicos en casi todos los pueblos nuestros informantes, con su secuela obligada de hambre, de rnortali- dad infantil, de depauperaci6n de la raza... de aumento de delitos contra la propiedad, de alcoholismo»25. Ya en los Datos recopilados para las provincias de Badajoz por el IRA en1934, se recogen con minuciosidad las labores y jornales que necesitan los dis-tintos tipos de cultivo segun la epoca del aflo. La fuente resulta incompleta alno ofrecer cifras para los distintos municipios y partidos judiciales. No obs-tante —aunque sin concretar cuantificaciones— resalta, a la vista de la pobla-ci6n existente en 1934, el paro y la infrautilizaci6n de la mano de obra. DOS documentos resultan especialmente interesantes a la hora de conocerel paro real de la provincia. De un modo indirecto, los saldos migratoriosagrupados por partidos judiciales que nos ofrece la obra de GarciaBarbancho26. Partidos como los de Alburquerque, Fregenal de la Sierra,Fuente de Cantos, Jerez de los Caballeros, Llerena, Olivenza, Villanueva de laSerena y Zafra, registran desde 1920 a 1940, saldos migratorios negatives. Con cierto grado de garantia se nos ofrecen cuantificaciones en los infor-mes previos al Plan Badajoz, publicados en 1948 y a los que hemos hecho alu-si6n en repetidas ocasiones27. Segun esta Memoria, Productores con elementos de trabajo propios Con tierra suficiente para trabajar................ 16.991 Sin tierra suficiente.............................40.229 Total del Censo provincial....................... 57.220 Simples braceros (agricolas y ganaderos) Con colocaci6n fija............................. 27.716 Con colocaci6n circunstancial.................... 66.567 Total Censo provincial.......................... 151.503 Se califica —segun esta misma fuente— a 106.796 obreros campesinos (70por 100 del censo total campesino) en una situaci6n desequilibrada e incierta. 82Anterior Inicio Siguiente De acuerdo con los cultivos existentes y la mano de obra que reclaman, atribu- yen un paro diario de 22.381 obreros segun los calculos mas optimistas y.28.322 en los menos optimistas. En total, se necesitarian 10.377.342 jornales mas para enjugar el paro. Tamames, basandose en las,cifras y en los calculos de L6pez Santamaria28, se inclina por la cifra menor, aunque insiste en la posibilidad de calcular el pa- ro encubierto29. i Catastrofe sin soluci6n ? En 1931, ninguna de las fuentes consultadas niega la crisis de trabajo aun-que dependiendo de su sesgo ideol6gico, mas afin a los intereses de clase de losobreros o de los propietarios, las causas de esta crisis y la cantidad y numerode parados, se atribuyan a distintos motives30. Entre los obreros, la culpa del paro la tienen los propietarios que se niegana dar trabajo, a invertir. De las «proposiciones)) que recoge la memoria de laF.N.T.T. en 1932, podemos captar la problematica tal como la registran losjornaleros que pertenecen a la Federaci6n. Los trabajadores de la Tierra de Fuente del Maestre piden que se exija a lospatronos el exacto cumplimiento de lo pactos de trabajo: Los de Valverde deLlerena, que la colocaci6n de los obreros por las Bolsas de Trabajo sea hechapor riguroso orden de inscripci6n, no pudiendo elegir los patronos a otroobrero que no sea el que Ie corresponda por las listas confeccionadas31. Sindescuidar las peticiones para que se lleve a cabo la Reforma Agraria, ley dearrendamientos, intensificaci6n de cultivos que perseguirian la misma finali-dad. En todo caso que «se dicten las disposiciones necesarias para que se ami-nore en la menor cuantia la crisis de trabajo»32. Para las fuentes procedentes de la Derecha, los censos de parados estan«hinchados», son censos provocados y fingidos por conveniencias politicas33y egoismo de clase alucinada34. Censos «fantasma»35. En algunos casospodrian solucionarse, en otros —como el de Azuaga a Fuente de Cantos— no,porque la mayoria no son obreros agricolas sino mineros que han ido conflu-yendo de otros tajos mineros36. Mientras la Reforma Agraria tan prometida no solucionase esta calami-dad, —las espectativas de los obreros crecerian de dia en dia y a partir de 1933su frustraci6n tambien aumentaria. En consecuencia, se dispararia la conflic-tividad laboral, asaltos a fincas, atropellos, etc. S61o quedaba acudir a los re-medies tradicionales: los impopulares «alojamientos»37; las obras publicas—hay grandes esperanzas depositadas en la construcci6n del Pantano deCijara y el canal de Montijo— aireadas por los que plantean la politicahidraulica como alternativa a la Reforma Agraria—, e impuestos especialesque recaen fundamentalmente sobre la propiedad y repercuten en una inhibi- 83 ci6n mayor de esta que ve aumentados los costes de producci6n. En el verano de 1931, Vicente Sol, cuya labor es unanimemente elogiada por la prensa, se ve obligado a reconocer que el decreto de 18 de julio que establecia el grava- men del 10 por 100 —la traida y llevada decima sobre las contribuciones—, aumentaria el paro obrero, «como consecuencia del decreto del 18 del actual queda elevado el numero de obreros con trabajo en esta provincia a 120.000, cifra que ira aumentando progresivamente por ser imposible la aplicaci6n practica en esta provincia del dicho decreto... como lo demuestra el hecho dc que, sin llegar a la supresi6n total de los repartos de obreros, se venian concentrando repartos en numerosos pueblos, imponicndo hasta el 25 por 100... que se invierten en jornales para arreglo de las calles... (El) 10 por 100 sobre la totalidad de la contribuci6n al- canza a dos millones de pesetas, esta cantidad se reduce muy sensiblemente an- te la imposibilidad de cobrar a pequeflos propietarios ni aun por via de apre- mio»38. Frustraciones de los trabaj adores que a partir del ultimo trimestre de 1932 empiezan a imponer la politica de los hechos con los asaltos a fincas, quema de cosechas, robo de ganados, etc., soluci6n a unos pactos de trabajo insufi- cientes que no remediaban el desempleo. Nerviosismo de los propietarios a quienes primero los sucesivos proyectos, despues de la aprobaci6n de la Ley de Bases de la Reforma en septiembre de 1932, llen6 de incertidumbre sobre la propiedad de sus tierras39. El color local de un problema nacional tHay algunas bolsas de inactividad mayores localizadas en la provincia? ^Hay circunstancias concretas que s61o son validas en el ambito extremeflo, de Badajoz, incluso a nivel local? Creemos que si, aunque s61o disponemos demuestreo que no pretende ser exhaustive, y procede, fundamentalmente, de fuentes hemerograficas. Muestreo que permite una primera impresi6n de lu-gares donde el problema revestia especial gravedad. A raiz de las protestas y denuncias aparecidas en la prensa prodriamos si-tuar provisionalmente las zonas mas afectadas por el paro, en «La Sierra» ypartidos judiciales colindantes con Huelva y Sevilla. En Fregenal, el obrero se aviene a trabajar en condiciones miserables. Lospropietarios y arrendatarios de los pueblos colindantes tienen el 66 por 100 delas tierras de Fregenal. Hay gente de Oliva de la Frontera e Higuera la Realque trabaja por 50 pesetas al mes (1,60 al dia). Obligados por el hambre, co-men came de reses muertas por enfermedades contagiosas, de ahi la cantidadde niflos atresicos y escrofulosos. Para el alcalde del pueblo, el radical ManuelSanchez Romasanta, los obreros verdaderamente necesitados no pasan de150; para el Presidente de la Casa del Pueblo, Victoriano Cordero, son 50040.En Bodonal la crisis es aguda41; en Cabeza de Vaca mas, pues las obras conCalera de Le6n, no acaban de empezar42. 84 En Fuente de Cantos, la crisis es tan fuerte que desde el primer momento launica salida es recurrir a los alojamientos y en la prensa aparecen escalas pro-porcionales a partir de liquido imponible. A partir de 700 a 1.500 pesetas se re-partira un obrero43. A principios de 1933, desde el Gobierno Civil, la cifra deparados llega a 1.000 aunque segun la prensa son 1.40044. Los obreros entranen la fabrica de pan y se llevan 600 piezas. Para el 6rgano periodistico conser-vador, Margarita Nelcken es culpable de «envenenar)) al pueblo desde el bal-con del Ayuntamiento45. El Ayuntamiento —cuando puede— socorre a losobreros con dos pesetas pero estos quieren trabajo, no limosna46. Se pasahambre47, y no se ve a corto plazo una soluci6n viable pues mas de la mitad delos terrenos del termino son improductivos. Hasta la Guerra Europea hubominas de plomo, canteras de piedra y cal, hasta telares, pero este «esplendor»ces6 despues de la Guerra. Ademas entre los parados hay 350 6 400 que sonpastores y porqueros y no entienden la agricultura y los propietarios no sondel pueblo, en opini6n del presidente de Acci6n Popular, Juan Marquez Real. Otros puntos del Partido Judicial donde el paro o sus secuelas preocupa-ban especialmente eran Bienvenida, Valencia del Ventoso y Calzadilla de losBarros48. En Jerez de los Caballeros, la explicaci6n, segun el alcalde, hay que bus-caria no en que los propietarios se nieguen a colaborar sino en que «quitandoseis o siete casas grandes, el resto de los propietarios carece de disponibilida-des para dar ocupaci6n a los obreros))49. El censo esta formado por 980 obre-ros de los que 500 estan sin trabajo, y en la primavera del 33 la prensa recogeque, desde la llegada de la Republica, los propietarios y arrendatarios seniegan a realizar labores y prefieren a los obreros del pueblo colindantes quese conforman con menos salario50. La crisis de la industria corchotaponeramantiene muchas fabricas cerradas con s61o los obreros indispensables, 48,cuando veinte aflos antes habian sido 2000. Francia, principal compradora,por conveniencias de su politica colonial, prefiere los corchos argelinos. En laprimavera del 35, con ocasi6n de las fiestas, la prensa dedica un buen reporta-je en el que insiste en que el 65 por 100 del termino pertenece,a grandes terrate-nientes que se desentienden. Por estas fechas hay 1.524 obreros con tierra y857 en paro forzoso51. Algunos comentaristas no niegan la parte de responsabilidad o desinteresde los propietarios, pero atribuyen la causa mayor del paro a la inmoralidadde los sistemas de subarriendo. El propietario —que suele vivir en Madrid, Se-villa o en el extranjero— argumenta Eduardo de la Vega, arrienda las tineas aun arrendatario que las subarrienda por cinco aflos dividiendola en varies tra-zones. Los subarrendatarios, casi todos forasteros, emplean a obreros de suslocalidades, en total unos 1.200. De este modo Jerez, con una poblaci6n dederecho de 13.607 habitantes, llega a tener 15.021 de hecho. Los lotes de su- 85 barriendos son aproximadamente de 100 fanegas —y no de buena calidad— pues los mejores se los queda el arrendatario. Estos lotes se dividen en cuatro giros, uno se barbecha y los otros se aprovechan para pastos y montanera, al siguiente se barbecha otro y se siembra el barbecho. Despues quedan dos par- ies de pastos, una sembrada y otra barbechada. Como los contratos s61o du- ran cinco aflos, la tierra mejorada se la deja al arrendatario que obtiene 80 pe- setas liquidas de beneficio por fanega subarrendada, mientras que el propieta- rio solo percibe 31,9552. En cuanto a los Valles de Matamoros y Santa Ana, todos coinciden en cali- ficar el desempleo de sus obreros de «imposible soluci6n» si no interviene el Gobierno53. En el de Santa Ana el hambre ha llevado a la poblaci6n a una si- tuaci6n verdaderamente insostenible. «E1 estado de depauperaci6n de aquellos pobres obreros, inspira lastima»54. En Llerena, la situaci6n no lleva vias de soluci6n porque los obreros estanagrupados en dos sociedades, socialista y comunista respectivamente, y estosultimos, se niegan a colaborar con las autoridades, segun «La Voz Extreme-fla»55. A la altura de septiembre del 33,700 obreros estaban sin trabajo. En Berlanga la crisis de trabajo se agrava pues los obreros, que pertenecena asociaciones socialistas, tienen primacia a la hora de conseguir empleo y estosuscita descontento «pues el que no cotiza en la Casa del Pueblo ha sido elimi-nado de la lista del Censo obrero campesino»56. En el bienio radical-cedistalos patronos se las ingeniaron para no salir perjudicados, y el «engrose» delcenso se debia a que estos enviaban sus obreros fijos —los de confianza— pa-ra que se alistasen al Censo y de alii los retiraban. Otros tenian labores pen-dientes pero despedian a los obreros y, una vez realizado el convenio de aloja-miento, los volvian a recoger. Otros obreros se ponian en lista por si los patro-nos los tiraban57. La mendicidad aument6 notablemente58. En Azuaga, la crisis es tan fuerte que se llega a 1.500 obreros desem-pleados porque el trabajo en las minas de alrededor —como Peflarroya y San-ta Barbara—, ha disminuido59. Otros lugares donde el paro caus6 especial malestar fueron Campanario,Olivenza, Montijo y Zafra. En Campanario el malestar es agudisimo y atribuible, en gran parte, alcierre de sus minas60. La atm6sfera de convivencia durante todas las etapas dela Republica se ve sumamente enrarecida. El gobernador pone multas eleva-das al administrador del marques de Perales61. Un buen numero de propieta-rios cuyos nombres facilita la prensa, se niegan terminantemente a amparar alos obreros sin trabajo62. En la primavera del 33 se calculan en 400 los obrerossin trabajo63. Cuando por fin se establece la Bolsa de Trabajo, el paro se agra-va, pues muchos labradores «no teniendo labores de precisi6n ocupan a obre-ros que por ser familiares o necesitados querian favorecerlos con los 86Anterior Inicio Siguientejornales)). Al imponerles ahora y por orden alfabetico los obreros que han dellevar para sus operaciones desisten de efectuarlas si no les son de necesidadurgente «y piden libertad de contrataci6n64)). En la primavera del 34, el censode parados llegaba casi a 1.000 obreros65. Los propietarios, convocados por elalcalde para solucionar el problema, no acuden66. Algunos jornaleros que ha-ce meses no trabajan tienen que dar largas caminatas para traer una carga delefla por la que se paga 1,25 pesetas67. La atm6sfera de enrarecimiento llega asu culminaci6n en la siega del 36 donde los jornales se ponen a 12,50 pesetaspor siete horas de trabajo para una cosecha escasa o nula; y a los propietariosque contratan obreros fuera de la Bolsa de Trabajo, se les encarcela68. En Olivenza, el paro toma cada vez mayores proporciones por falta de me-dios econ6micos del pequeflo propietario, el mas abundante, y la subida de losjornales69. A principios del 33, quedan 600 obreros sin colocar de un censo de2.000 y cuando trabajan s61o lo hacen 200 dias al aflo70. La soluci6n seriaconstruir el pantano de Piedra Aguda71. Los propietarios alegan que yacontribuyen con la Decima —30.000 pesetas anuales—72. El periodico presen-ta con negras tintas el panorama; sin temor a equivocarse, podriamos asegu-rar —insiste— que nunca ha pasado el obrero oliventino tanta hambre comoen la actualidad))73. En Montijo, el problema se centra en la pequeflez del termino que no sesubsana con las 8.000 fanegas afladidas del de Merida y 14.000 del de Bada-joz. Los patronos, en general pequeflos y medianos propietarios, no estan dis-puestos a facilitar las peonadas que el Gobernador Gil Tirado les propone. SuAsociaci6n, «La Uni6n)), suspende la siega en mayo del 33 y prefieren perderla cosecha de cereal porque —dice el corresponsal— los mozos de mulas no acatan lo preceptuado por el Jurado Mixto de Olivenza74. El paro, tanto aqui como en Puebia de la Calzada que se halla en la misma situaci6n75, se agudiza en octubre del 33. El asalto a los carros de pan en Montijo se repite76. En Zafra, algunos jornaleros, en situaci6n desesperada, salieron a escar- dar en las fincas de varies propietarios. Al ir a reclamar sus jornales a uno de ellos, Felipe Martinez Rubiales, este se neg6 y en el nerviosismo dispar6 seis ti- ros e hiri6 a varies obreros. El Gobernador, Herm6genes Cenamor, afirma que los propietarios «se resisten de mil maneras, todas reprobables, a realizar los trabajos propios de la estaci6n... y han creado el hambre en la masa obre- ra»77. La versi6n de los patronos naturalmente no coincide. Segun ellos, sembrar una fanega de cebada les cuesta 150 pesetas y el valor de lo que sacan es de 12078. El alcalde insiste en la conveniencia de los alojamientos, pero re- conoce que hay un nucleo de gente que explota el problema del paro79 que en realidad s61o afectaria a 150 obreros80. Nos hemos limitado a indicar algunos puntos donde las quejas son mas reiterativas sin que desconozcamos otros81. 87 Hay que reconocer que la Republica no supo hacer frente a esta catastrofe.Durante el Gobierno de Azafla las cantidades asignadas por el Estado para es-ta partida fueron bastante irrelevantes, aunque superiores a lo que hasta en-tonces se habia destinado. La cifra mayor de la que tenemos noticia son 10millones de pesetas para varias provincias entre ellas Caceres y Badajoz, asig-nadas en julio del 3182. La proporci6n que correspondia a la provincia fue deun mill6n cuatrocientas mil pesetas83. En 1935, la Junta Nacional contra el Paro tuvo fines mas ambiciosos sinllegar a las soluciones que se empleaban en los paises occidentales como el Se-guro contra el paro, y sin acometer con vigor la Reforma Agraria pensada co-mo arma formidable que acabaria con esta funesta plaga.88NOTAS (1) Opini6n que Warriner lanza en 1957 en Land Reform and Development in the MiddelEast; Royal Institute of Internacional Affairs, London, 1957, y que Alejandro L6pez L6pez reco-ge en El boicot de la derecha a las reformas de la Segunda Republica. Madrid,,Ministerio de Agri-cultura, 1984, pag. 42. (2) Sin pretender ser exhaustivos remitimos a una basica y mas reciente informaci6n sobre eltema de ANES, G.: Las crisis agrarias en la Espana Moderna. Madrid, Taurus, 1970. BERNAL,A. Miguel: La propiedad de la tierra y las luchas agrarias andatuzas. Barcelona, Ariel, 1974. CA-LERO, A, M.: Movimientos sociales en Andalucla. Madrid, 1976. CARRION, P.: Los latifun-dios en Espafla. Barcelona, Ariel, 1975. 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Barcelona, Ariel, 1973. En este somero recucnto no hemos incluido la mayor pane dc los articulos aparccidos en rcvis-tas y prensa periodica tanto del periodo republicano como posteriores que seran incluidos a lo lar-go del trabajo. Asimismo tampoco hemos hecho alusi6n aqui a los muchos autorcs que escri-bieron en la decada de los 30 sobre el tcma y a quienes citarcmos en su momento. (3) LECOZ, ].: Las reformas agrarias, Barcelona. Ariel, 1975,pag. 11. (4) Ibidem.pag.l3. (5) Critica de la Comisi6n a la Memoria numero 20 en Memoria que la Comisi6n nombradapara adjudicar el premio concedido por S.M. elRey(R. 0. defebrerode 1903) presentaal Institu- te de Reformas Sociales. Madrid. Imprenta de la sucesora de M. Minuesa de los Rios, 1904, pag. 24, en PEREZ LEDESMA, Manuel: «E1 problcma agrario en Andalucia a comicnzos de siglo», Agricultura y Sociedad, abril-junio 1977, numero 3, pag. 249. (6) Veanse GILBANK, G.: Introducci6n a la geographic generate de I'agriculture. Vicens Vi- ves, Barcelona, 1973. LEBEAU, R.: Les grandes types de structures agraires dans Ie monde, Paris, Masson, 1979. LOPEZ DE SABASTIAN, J.: La nueva agricultura. Barcelona, Salvat, GT, numero62, 1973. MEYNIER, A.: Los paisajes agrarios. Bilbao, Morat6n, 1968. NAREDO, J.M.: La evotuci6n de la agricultura espanola. Barcelona, Estela, 1971. REGIDOR, J. G.: iQuees la reforma agrarial Barcelona, La Gaya Cicncia, 1972. (7) Veasc ARTILLO GONZALEZ, Julio: «La reforma agraria en la Espafla Contempora- nea», en Documentation social, numero 32, julio-septiembre, 1978, Mundo rural y cambio so- cial, pags. 45 a 98. GOROSQUIETA, Javicr: «La nueva agricultura: dc campesino a cmpresario 89 de la calidad dc vida», en Raz6n yfe, sep.-oct. 1979, pags. 157-167. LORING, Jaime, y ROME- RO, Jos6 Juan: «Dc nuevo la Reforma agraria», en Raz6nyfe. enero 1984, especialmente pags. 11 a 17. KAUSTKY, Karl.: «La cuesti6n agraria», 1899. Barcelona, Laia, 1974. Versi6n castella- na dc Miguel de Unamuno, rcvisada por la redacci6n de Ruedo Iberico, en Agricultura en el de- sarrollo capitalista, edici6n de Miren Etxezarreta. Ministerio Agricultura, 1979, pags. 101 a 147. MARTINEZ ALIER, Juan: «La actualidad de la Reforma Agraria» en Agricultura y Sociedad, niimero 7, abril-junio, 1978, pags. 123 y ss. SANCHEZ GIMENEZ, Jose: «Cien aflos de 'cues- ti6n agraria' en Espafla» (1883-1983). (En el Centenario de la Comisi6n de Reformas Sociales), en Documentaci6n Social, numero 51, abril-junio, 1983, La Espana rural, pags. 11 a 30. (8) Vease TOMAS Y VALIENTE, F.: El marco politico, op. cit. MARTIN RETORTILLO, C.: «La desamortizaci6n y los municipios rurales» en Revista de Estudios Agro-sociales. Madrid,' numero 6, 1954, pags. 83 a 96. SIMON SEGURA, F.: La desamortizaci6n espanola en el siglo XIX. Institute dc Estudios Fiscales. Madrid, 1973. Para Extremadura, MARTIN MARTIN, T.: «La dcsamortizaci6n en Extremadura, I. El Trienio Liberal. 1820-23,» en Revista de Estudios Extremenos XXXI. 1975, pags. 29-44. MERINO, J. P.: Desamortizaci6n en tierras de la Iglesia en Extremadura, 1835-1846. Tesis de licenciatura inedita. Universidad de Madrid, 1973. MERI- NO NAVARRO, J.: Notas sobre la desamortizaci6n en Extremadura. Madrid, FUE, 1976, SIERRA MOLINA, P.: Las tendencies colectivas agrarias despues de la desamortizaci6n. Las Asociaciones, Sociedadesy Comunidades de vecinos. Notas para su estudio en el aspecto juridico en «Rcvista dc Estudios Extremeflos» VIII, 1952, pags. 41-61. (9)Direcci6n General de Agricultura.: Memoria sobre el proyecto de Ley de colonizaci6n inte- rior. Madrid, 1907. A partir de 1907 aparecieron numcrosas publicaciones sobre el problema de la colonizaci6n, entre ellas, ALCAZAR MARTINEZ, Enrique.: La Colonizaci6n interior de Espa- na desde el punto de vista social, en BAAE, VII, 1915, pags. 221-29. ALCAZAR MARTINEZ, E.: Servicio de Colonization y Repoblaci6n Interior, en BOANIAM III, numero 32, octubre, 1923, pags. 1-4. CASCO MARTINEZ, Jose.: De colonizaci6n interior,, en BATEM XV, agosto, 1921, pags. 660-664. GARCIA-BALDE ABADIA, Gabriel: Sobre colonizaci6n, en BOANIAM III, numero 26, Mayo, 1923, pags. 5-7. LOMA Y MILEGO, Ernesto de la: Notas sobre coloniza- ci6n y repoblaci6n interior, en BATEM IV, 1910, pags. 564-565. LOMA Y MILEGO, Ernesto de la: Colonizaci6n Interior en Espana, en BOANIAM III, niimero 32, octubre 1923, pags. 5-6. (10) ARTILLO GONZALEZ, J.: La Reforma Agraria, op. cit., pags. 59 a 63. (11) Veasc TUMA, E. H.: Twenty centuries agrarian reform. A comparative analysis. Univ.of California Press, Berkeley, Los Angeles, 1965. (12) LECOZ,].:Las reformas agrarias,op.cit.,p&g. 33 yKAUTSKV.K.: La cuesti6n agra-ria en Etxezarreta, op. cit., pag. 146. (13) NAREDO, Jose Manuel.: «Ideologia y realidad en el campo de la reforma agraria», enAgriculture y Sociedad numero 7, (abril-junio), 1978, pags. 199 y ss. (14) MARTINEZ ALIER, A.: La estabilidad del latifundismo iberico, op. cit. (15) LOPEZ Y LOPEZ, A.: El boicot de la derecha..., op. cit., pag. 33. (16) CAMPOS PALACIN, P&blo.—Evoluci6n y perspective de la dehesa exiremena.Madrid. FF.CC.EE. y EE. Universidad Complutcnse dc Madrid. Tcsis Doctoral, 1983. CAM-POS PALACIN, Pablo.: «La degradaci6n de los recursos naturales dc la dehesa. Analisis de unmodelo de dehesa tradicionalw en Agricultura y sociedad, numero 26, enero-marzo de 1983 pags289 y ss. (17) Vease entre otros, ALLER, Domingo Enrique.:Z.or grandes propiedades rusticas en Es-pafla. Efectos que producen y problemas jurldicos y sociates queplantean. Prcmio «Conde de To-rcno» de la Real Academia dc Ciencias Morales y Politicas (1909 a 1911). Madrid, 1912. ANTE-RO DE ZUGASTI Y SAENZ, Julian.: Intereses materiales, causas del retraso en Extremadura ymejoras que deben introducirse. Madrid, Imprenta de D. Ram6n Campuzano, 1962. AZCARA-TE Y MENENDEZ MORAN, Gumersindo.: «Los latifundios», en Revista Internacional deCiencias Sociales, Madrid, 1905. BARTHE y BARTHE. Andres.: Las grandes propiedades rusti-cas en Esparto. Efectos que producen y problemasjurldicos y sociales que plantean. Memoria pre-scntada para el premio «Condc dc Torcno» (1909-1911). Madrid, 1912. BAYER Y BOSCH.: Ellatifundio ante el problema agrario y su soluci6n en las comarcas despobladas. Lerida, 1904.90Anterior Inicio Siguiente CARRION, P.: Los latifundios en Espafla, op. cit., CARRION, P.: Concepto del latifundio, en Revista,de Servicios Sociales-Agrarios, numero 1 (mayo 1932), pags. 17 y ss. CARRION, P.: Im- portancia y distribuci6n de los latifundios en Espana. Revista Servicios Sociales-Agrarios, 1932, pags. 104-108. LAMANO Y BENEITE, Jose: El latifundio. la crisis agraria y la cuesti6n social, Madrid, 1904. OCAMPO Y BECERRA, Juan G.: Loslatifundios. RE. VII, 1905, pags. 561-573. LLERAY ERASO, F.: El latifundio, la crisis agraria y la cuesti6n social, Madrid, 1904. MAR- VAUD, Angel: «Le probleme agraire en Espagne, Andalousie et Galice», en Annales dessciencies Politiques. Paris (septembre-novembre, 1908). Vease del mismo autor La cuesti6n social en Espa- na, pr61ogo de J. J. Castillo y J. M.* Borras, Madrid, ediciones de la Revista de Trabajo, 1975, pags. 176-181. I." edici6n, Paris, Felix Alcan, 1910. (18) TAMAMES, Ram6n: Estructura econ6mica de Espafla. Madrid, 1960, Sociedad de Es-tudios y publicaciones, pags. 634 y 635. Queremos matizar el dato que atribuye a Badajoz el gra-do mayor de latifundismo. En realidad ocuparia el cuarto lugar despues de Ciudad Real, Cadiz ySevilla, y tal vez el tercero en grado de riqueza acumulada despues de Sevilla donde los propieta-rios que son el 5 por 100 del total, acaparan el 72 por 100 de la riqueza, y de Cadiz donde el 3 por 100 con terratenientes con el 67 por 100 de la riqueza, segun Carri6n en la obra citada, pag. 108.Tambien deseamos hacer hincapie en la extensi6n de la provincia, la mayor de Espafla, con2.180.801 hectareas. (19) ARTOLA, M. y otros: El latifundio. Propiedad y explotaci6n; siglo XVIII a XX. Madrid, Ministerio de Agricultura, 1978. (20) Para el mejor conocimiento de la distribuci6n de los cultivos el documento consultado que nos ha ofrecido datos mas exactos es la encuesta realizada a los Ayuntamientos de Badajoz durante 1945-46 y recogida en la Memoria de Ordenacion Econ6mico-social, publicada por el Go- bierno Civil de Badajoz en 1948. Aunque no vienen expresados en el apartado titulado «tierra destinada a la labor y pastos», las hojas cultivadas en todos los municipios, lo mas habitual es que sean tres o cuatro. Destaca no obstante como caso limite el municipio de Garbayuela, en Herrera.del Duque, con cultivo a ocho hojas. (21) Sobre la estrechez del mercado espaflol y el raquitismo del capitalismo peninsular abun- dan las criticas y, sobre todo, las tomas de postura por parte de las organizaciones y partidos obreros y de los empresarios. Por un lado, las medidas de Largo Caballero con la subida de los sa- laries a fin de aumentar el poder adquisitivo de los obreros. De otro, la postura de los patronos que quieren reducir costes —para poder dar mejor salida a los productos— a base de pagar sala- ries de hambre. (22) Para el caso extremeflo, vease el estudio de CAMPOS PALACIN, P. y GARCIA SOBRINO, Erncsto: «E1 intento de Reforma Agraria en las Vegas de Guadiana en la segunda Re- publican en Extremadura Saqueada de GAVIRIA, M. y otros. Barcelona, Ruedo Iberico ZYX, 1978. Proponen sus autores en una elaboraci6n basada en el Inventario de la Propiedad Expro- piable, que entre los 57 mayores propietarios de las Vcgas, las familias nobles controlarian una superficie de 38.798 hectareas, mientras que las de origen no noble, lo harian sobre 17.531 hecta- reas. No nos atrevemos a dar validez absoluta a estas cifras pues la metodologia empleada por Campos y Garcia Sobrino, presenta algunas lagunas. Asi en el Ancxo 1, sobre la Estructura de la propiedad en las Vegas, pag. 148, aparecen 192 fincas mayores dc 250 hectareas, que acumulan 125.807 hectareas, en manos de la burguesia, mientras que s61o 55 tineas con un total dc 41.692 hectareas, pertenecian a la nobleza. El muestreo no es definitive pues ellos mismos advicrten que no se han tenido en cuenta los propietarios que poseen fincas en varies terminos municipales, agregando propietarios y ticrras, termino a termino como seria lo corrccto. (23) Es elocuente la respuesta que dieron los notaries de Sevilla a la encuesta que distribuy6 el Colegio de Notaries de la provincia, cerrada el 31 de julio de 1931. En el cuestionario sc les pre- guntaba —entre otras— si existian grandes concentraciones de propiedad, su cultivo y otros culti- vos de que fueran susceptibles. Sorpresivamente los notaries respondicron que la concentraci6n del latifundio s61o se daba en la «tierra adehesada, montuosa, de escasisimo valor e inasequible a otros cultivos». Afladiendo que expropiarlas para roturarlas y parcelarlas seria un error, no seria econ6mico. Cuando la encuesta sc hizo publica la respuesta se tach6 de cinica. Vease, Informes de los Notaries sobre «EI problema de la tierra». Sevilla 1931. 91 (24) MALEFAKIS, E.: Reforma agraria y revoluci6n campesina..., op. cit., pag. 126. El autor sc cine a las estimaciones oficiales para todo el mediodia espaflol que brindan Fuentes Quin- tana, E. y Velardc Fuertes, J.: Politico econ6mica, Madrid, 1959. (25) CERRO, E.'.AIgunosdatos..., op. cit., pag. 151. Elproblemasindudaesendemico. En el Informe que el Institute de Reformas Sociales publica a principios de siglo para las provincias de Andalucia y Extremadura (la poblaci6n de Badajoz es de 520.246 habitantes), el cuestionario enviado a los ayuntamientos dando por supuesto que hay epocas en que escasea el trabajo, pre- gunta si las personas pudientes emplean entonces a un detenninado numero de obreros; 84 ayun- tamientos responden afirmativamente, 75 negativamente, 3 no responden. En torno a los aflos 30 tambien se hacen eco de esta problematica en la provincia desde una posici6n afin al sindicalismo cat61ico, TEJADO, A.: El problema de la tierra en Extremadura. Trujillo. Imprenta Sobrino B. Pefla, 1930 y FERNANDEZ SANTANA, Ezequiel: La cuesli6n so- cial en Extremadura a la luzde las encfclicas Rerum Novarum y Quadragesima Anno... Los San- tos de Maimona. Imprenta del Boletin Parroquial, 1935. (26) GARCIA BARBANCHO, A.'.Las migraciones interiores espanolas. Estudio cuantitaii- vo desde 1900. Madrid. Publicaciones del Institute de Desarrollo Econ6mico, 1967. (27) BADAJOZ GOBIERNO CIVIL: Hacia la historia social del campo de Badajoz (1929 a 1947), en Plan Econ6mico-Social de la provincia de Badajoz, op. cit., tomo 1. (28) LOPEZ SANTAMARIA, F.: El plan Badajoz, «Revista de Estudios Agro-Sociales» numero 6, (enero-marzo, 1954). (29)TAMAMES, R.: Estructura econ6mica de Espafla, op. cit. pag. 636. (30) Fuentes procedentes del Gobierno Civil calculan a mediados de julio de 1931, en 80.000 el numero de parados, en LVE (14.7.31). Un aflo despues, las mismas fuentes apuntan a 120 000 LVE (23.7.32). En 1935, la prensa sigue facilitando esta ultima cifra. Los datos son dificilmente verificables, no s6lo para la provincia sino a nivel nacional. Malefakis, recogiendo las cifras que proporcionan MOCH, J., y MOCH, G. P. en L 'Espagne republicaine calcula en 258.570 los tra- bajadores agricolas parados en junio de 1932 (Vease Malefakis op. cit. pag. 331), cifra que esti- mamos muy por debajo de lo real dado el numero que s61o a Badajoz debemos atribuir. Asimismo las cifras que proporciona el Ministerio de Trabajo sobre el paro en el segundo se- mestre de 1933 en las provincias donde 6ste es mas agudo —reproducidas tambien por Malefakis(pag. 333)— aun incluyendo los obreros total y parcialmenie parados 34.200, serian demasiadooptimistas. (31) Memoria de la FNTT. Proposiciones de las Secciones: Fuente del Maestre y Valverde de Llerena. (32) Ibidem. Proposici6n de los Obreros Socialistas de Alconchel y Agrupaci6n Socialista dePuebia del Maestre, pag. 327. (33) En «La Libertad» (26.1.32 y 27.1.32), Luis Chorot pide al Gobernador se hagan «ver-daderas» bolsas dc trabajo para los obreros por oficios. Sobre las bolsas de trabajo y los censos deparados abundan los testimonios. Unas declaraciones del Gobernador,,Gil Tirade, inciden sobre ello. Para el, una f6rmula viableseria «contar con un censo de obreros parados bien hecho para evitar el abuso, que perjudica alvcrdadero necesitado»: Vease LVE (30.8.32. El paro obrero). Gil Tirado insistiria tambien en lanecesidad dc publicar un bando para cerrar las tabernas a las 9 de la noche y «en caso de que elobrero no cntrcgue en casa todo o la mayor parte del jornal, que pueda cobrarlo la mujer en laalcaldia». (34) NELCKEN, Margarita.: «Formaci6n del Censo de eampesinosw en Revista de ServiciosSociales-Agrarios, numero 6 (octubre 1932) pag. 599. Su autora aboga para que los censos scanconfeccionados por las Sociedades Obreras constituidas legalmente. Vcase H (22.1.33 El paro,por ABD). (35) Asi sc expresa «Un terrateniente» en LL. «Importa a los agricultores dc Badajoz el estu-dio detenido de este lcn6meno (el paro) para distinguir el verdadero paro, producido por la deso-cupaci6n de los obreros del campo, del falso paro que tiene origenes bien conocidos; la afluenciade los dcsocupados de otros oficios a causa de la paralizaci6n de la actividad econ6mica en diver-sas zonas, de las economias extraflas a la agricultura y de los atraidos por los altos jornales que92vienen imponiendose en los trabajos del campo; la presencia de muchos obreros agricolas querehuyen o abandonan su trabajo habitual para obtener socorros de paro o salaries faciles en obraspublicas, y la concurrencia de obreros de otras partes movidos por conveniencias propias, que nosiempre por impcriosa necesidad o a la instigaei6n de los caudillos de la clase obrera, que hacenasi un juego provechoso para sus combinaciones politicas». Vease LL. (16.8.31. Ante las pr6xi-mas crisis de trabajo por «Un terratenientew). (36) H (20.11.34. Comentarios). (37) A veces nos tropezamos en la prensa con proyeetos y opiniones sobre el modo de distri-buir estos obreros alojados («Jayaos» se moteaba a estos obreros en Fuente de Cantos), pues llegaun momento —en 1932— en que los alcaldes, a la vista de que la Reforma Agraria no llega, tieneque confesar que son irremediables. C. T. habia de distribuir el 75 por 100 de parados a todos losterratenientes poseedores de una superficie superior a 500 hectareas, aunque sin descender al esca-lonamiento proporcional. Vease LVE (25.9.32. El paro, por C. T.). (38) LVE (23.7.31). Gobierno Civil. (39) El «Boletin del Institute de Reforma Agraria»recoge en marzo de 1933 un articulopublicado en Caceres, en «La Regi6n», en febrero del rnismo aflo, segun el cual el pesimismo seha apoderado de los propietarios «procediendo como el perro del hortelano». No actuaran hasta no ver la organizaci6n que da el gobierno a la explotaci6n del suelo; qui beneficios Ie reportara su riqueza y que estructura se dara a la propiedad privada. Se limitan a decir «No hacemos nada has- ta no ver en que queda esto». En Badajoz —segun la misma fuente— el paro afecta mas a aquellos pueblos donde la pe- quefia industria tiene ocupada a la mayor parte de la poblaci6n y a los que tienen la propiedad muy concentrada. Apostillan que parte de la culpa se debe a la falta de vias de comunicaci6n que dan salida a la producci6n frutera y olivarera. Vease BIRAM (marzo 1933), numero 11, pag. 293. (40) H (22.9.33. Cr6nica politico de Fregenai, por J. M. Seminario de Rojas). (41) H (2.1.34). (42) H(23.4.33;23.3.34yl0.11.35). (43) LL (21.1.32). Segun Pascual Garri6n, 1.000 pesetas de liquido imponible equivaldrian a 30hectareasy5.000a 156hectareas. EnCarri6nop. c/f.,pag. 103. (44) H (7.1.33 y 28.1.33). (45) H(31.1.33. Unacosaespredicar... porMLTN). (46) H(25.8.33) (47) H (28.9.33; 7.1.34). (48) H (14.8.35. Para conocer la crisis en Fuente de Cantos vease H (14.8.35). En Bienvenida el paro esta vinculado a lo reducido del termino municipal. El alcalde declara que los patronos no se niegan a colaborar con las autoridades «habiendo aceptado condiciones que no se han acepta- do en ningun otro pueblo, pero aun asi y todo resultan insuficientes para conjurar la crisis». Vease LL (27.11.32). La situaci6n se agudiza por la mala climatologia. A finales de mayo del 34 una tormenta causa 2 millones de pesetas en daftos. Vease H (29.5.34), y un nuevo temporal de lluvias en la primavera del 36 echa a perder la cosecha. Vease (13.3.36). En Calzadilla de los Barros el Gobernandor Civil «no se explica la crisis obrera pues el termino, casi 5.420 hectareas, es casi todo laborable y la poblaci6n obrera no llega a 200 hombres. Parece ser que la culpa la tienen los propietarios «forasteros» que son los dueflos del termino y no cumplen los pactos de trabajo. Vease H (30.3.33). (49) LL(27.11.32 Para solucionar el problema social en la provincia). (50) H(5.3.33). (51) H(5.5.35). (52) VEGA, Eduardo de la.: Jerez de los caballeros, su estado social y econ6mico, en RSSA, numero 4, (agosto, 1932) pags. 321 y ss. (53) LVE (25.9.32). (54) LVE (21.10.31. Gobierno Civil). (55) LVE(5.10.32). (56) LL (20.1.33.)yH (2.12.33). (57) H (23.1.34y 12.2.34). 93 (58) H(7.4.34; 13.11.34; 16.11.34:30.11.34; 24 1035) (59) H (27.12.33). (60) LL (16.6.31 y 18.8.31). (61) H (10.1.33). (62) H (10.1.33). (63) H (9.3.33 y 10.3.33). (64) H (5.4.33). (65) H (20.3.34). (66) H (14.9.35). (67) H(12.10.35). (68) H (24.4.36). (69) H (18.1.33). (70) H (2.2.33). (71) H (16.7.33). (72) H (18.8.33). (73) H(1.11.33). (74) H (31.5.33). (75) LL (27.11.32). (76) LVE (5.10.32) y (8.10.33; 10.10.33; 19.10.33). (77) H(23.2.33). (78) H (24.2.33). (79) H (30.8.33). (80) H (4.10.33 Nuestra opini6n). (81) En Alburquerque el paro segun unos, se achaca al problema de los baldios, para otros se debe a que no hay libertad de trabajo. Vease H (19.5.35). En La Albuera, (Part. Judc. de Badajoz) se falsean las cifras de paro, pues figuran como obre-ros, labradores que poseen uno o dos pares de labor. Vease H (20.2.34). En Castuera, muchos de los que figuran en el Censo de esquiladores «no han visto una oveja»Vease H (7.5.33). Y en Cabeza del Buey, la mendicidad es una verdadera plaga, aunque se sos-pecha que no todos son verdaderos indigentes. Vease H.(28.10.34). En Don Benito, de un censo total de 2.500 obreros, 1.800 quedan en paro cuando cesan lasfaenas del campo. Vease H (7.9.35). Y en Guarefla, los patronos fu^ron los primeros en visitar alGobernador Vicente Sol, para admitir el impuesto de la Decima. En el verano del 33 se dice que656 hombres y 377 mujeres estan en paro. En el censo figuran 778 obreros de los que s61o estancolocados 122 y, segun dos concejales, el 35 por 100 son forasteros. Vease LVE (9 7 31) v H(25.8.33). - En Hen-era del Duque, a mas de ser pocos los patronos, es de los pueblos «donde no se ha Uevadoa efecto obra publica alguna». El parado vive de alguna carga de lefla que corta y vende a expen-sas de la tolerancia de los propietarios del monte. S61o las obras del Pantano del Cijara serian lasoluci6n.VeaseH(3.1.33). En el Partido Judicial de Merida hay una problematica especifica en pueblos como Carmoni-ta, donde se pasa mucha hambre porque los obreros no tienen tierra y esta la ocupan los aparceroscacereflos. Vease H (21.2.35). 0 Calamonte, de pequeflisimo termino municipal, al que se unen—segun los propietarios— a exigencias injustas de la Casa del Pueblo. Vease H (25.10.33). EnAlange, el alcalde es amenazado por el presidente de la Diputaci6n si no coloea en las obras publi-cas (carretera de Alange a Palomas) a obreros de todas las ideologias. Vease H (7.3.34). En Merida, el paro se debe al colapso de la industria del carb6n vegetal, pues se importa car-b6n italiano y argelino. Con todo, la,conflictividad laboral es menos aguda que en gran parte dela provincia ya que cuenta con otro tipo de recursos, como el ferrocarril —a pesar del abandono yla desarticulaci6n de honorarios y linea, abundantemente denunciados desde la prensa, y las huel-gas de personal ferroviario— asi como cierta importancia a la industria textil y la labor de la So-ciedad de Previsi6n Social. Vease H (24.6.33, 7.6.36 y 21.1.34). 94Anterior Inicio Siguiente En los pueblos alejados como Orellana la Vieja (Partido de Puebia de Alcocer), el corresponsalatlrma que no hay capitales para absorber el censo obrero, s61o una clase media reducida y pobrecon unas pocas tierras de labor y unas cabezas de ganado, y las familias emigran a pueblos cerca-nos. Vease (24.11.35. El pueblo huerfano por Pedro Prieto). (82) BOPB(31.7.31). (83) LVE (30.7.31). Constituci6n de la Comisi6n encargada de distribuir la subvenci6n.95 LOS DECRETOS QUE PRECEDEN A LAREFORMA Y SU APLICACION EN BADAJOZAnterior Inicio SiguienteIV. LOS DECRETOS QUE PRECEDEN A LA REFORMA Y SU APLI- CACION EN BADAJOZ. La cuesti6n agraria habia constituido el nucleo central en las campaflaselectorales de la coalici6n republicano-socialista, especialmente en aquellasareas de predominio rural. En Badajoz era un tema importante, vital, urgente1. Los oradores podianencontrarse solos si convocaban al pueblo en torno a los problemas educativoso religiosos; incluso si tanteaban el tema auton6mico... problemas que tantashoras de debate —y acalorado debate— suscitaron en las Cortes. No sucediaasi cuando prometian encontrar soluciones al paro y explicaban sus causas: lamala distribuci6n de la propiedad, la usura, la falta de tierras. La nueva Republica habia recogido los viejos lemas costianos, especial-mente en las provincias que dormian un sueflo feudal, y los habia relanzado.La memoria hist6rica de las huelgas de 1901-1902 y el Trienio Bolchevique,habian puesto de relieve que la situaci6n del campo en el Sur era una asignatu-ra pendiente que reclamaba soluciones radicales mas alia de los clasicos reme-dies: la beneficencia —mas o menos solapada—, la emigraci6n, o el trasvasede la poblaci6n activa a otros sectores de productividad. El Gobierno Provi-sional se vio obligado a posponer el problema agrario hasta la constituci6n delas Cortes Constituyentes mientras prometian resolver los problemas socialesde «importancia secundaria)) por decreto. Malefakis en su basica obra sobre el tema, aglutina en seis conjuntos denormas los que se lanzaron entre el 28 de abril y el 14 de julio de 19312. Cuatro de estos conjuntos normativos se dirigian a paliar la angustiosa si-tuaci6n del jornalero: —El decreto de terminos municipales (mas tarde convertido en Ley por lasCortes) con fecha de 28 de abril de 1931. —Decreto sobre laboreo forzoso, con fecha 7 de mayo de 1931. —Decreto sobre creaci6n de jurados mixtos, de 7 de mayo y fechas sucesivas. —Decreto sobre la jornada de ocho horas, con fecha de 1 de julio de 1931. En relaci6n con los arrendatarios se publicaron otros dos conjuntos nor-mativos. En ellos se les protegia en caso de expulsi6n y se les concedia el de- 99 recho a exigir el pago de las mejoras introducidas en la tierra (con fecha 29.4.31). Podian solicitar la reducci6n de sus rentas especialmente cuando la cosecha hubiera sido mala (con fecha 11.7.31) y se anulaba el subarriendo (confechal9.5.31). El decreto de terminos municipales y sus complicaciones practicas. El primer decreto sobre terminos municipales pretendia impedir que se contrataran obreros que no pertenecian al termino municipal. Los republica- nos y especialmente los socialistas, querian cortar de cuajo el caciquismo con esta medida. El propietario no s61o contrataba a obreros forasteros, mejor extranjeros, los Portugueses, por muy bajos salaries, sino que, ademas, chan- tajeaba cara a unas elecciones con negar trabajo a los del pueblo usando de re- puesto a los que venian de fuera, consiguiendo de este modo abortar cualquier intento de huelga. Dias Acosta desde Monesterio, enarbola la bandera contra esta tipica ar- ma caciquil. «En un termino municipal de 60.000 fanegas de tierra, no hay trabajo; ello ocurre porque para hundir a vuestro pueblo y obligarle a recordar como cosa buena vuestros aflos de dominio, ocupasteis a forasteros y les repartisteis vuestras tierras y despreciais a estos hombres que os enriquecieron durante siglos con sudores y privaciones»3. Decreto que tenia un caracter econ6mico y marcadamente politico, comomanifestaria Largo CabaHero en repetidas ocasiones4. Decreto plausible en teoria, en la practica ocasionaba tantos cuantosproblemas deseaba eliminar. El aspecto mas vulnerable y debil era la pequeflezde algunos terminos municipales cuyos obreros esperaban durante todo el aflola siega o la recogida de la aceituna para salvar la economia domestica anualsaliendo del pueblo5. Algunos campesinos con mas posibilidades podian, incluso, arrendartierras en otros terminos y solian contratar a obreros de su pueblo de origen6. En la provincia, la situaci6n se planteaba con un cariz dificil, especialmen-te en el partido judicial de Merida, donde buena cantidad de pueblos pe-queflos salpicaban el extenso termino municipal trasvasandose la mano deobra en los momentos de mayor necesidad de brazos en el campo7. Una muestra de la presi6n demografica de la poblaci6n campesina en algu- nos terminos municipales podemos extraeria de los datos recogidos por el Ins- titute de Reforma Agraria para la provincia y publicados en 19348. La situaci6n de algunos municipios es especialmente dramatica. En Bien-venida a principios del verano y en plena siega, el pueblo pasa hambre9 y losjornales de la escualida cosecha del 31 apenas fueron suficientes para paliarla.En octubre, una carta redactada por el alcalde, patronos y obreros, y dirigida 100a los Diputados en Cortes, pide la supresi6n de la Ley y traza con rasgos es-quematicos y vigorosos la situaci6n del pueblo. De las 9.000 hectareas de ter-mino, 3.000 estan ocupadas por vides y olivos y sometidas a un contrato ana-logo a la Rabassa Morta catalana10, por obreros y pequeflos propietarios deFuente de Cantos y Calzadilla de los Barros. El resto, 6.000, son tierras de se-cano en alternativa cerealista de mediana clase, para una poblaci6n de 6.135habitantes y un censo de 900 casi completamente necesitados. Antes, noexistia problema porque los obreros encontraban trabajo en la provincia deSevilla. Ademas, se unen un centenar de pastores sin empleo que agudizan elconflicto al engrosar el numero de braceros. La carta hace una llamada angus-tiosa, «Ni la abnegaci6n de los obreros, ni el sacrificio patronal puede resolverel problema de la colocaci6n»11. En Santa Marta, aun tratandose de las fertiles tierras de Barros, las quejasse reflejan en una Memoria dirigida al Gobierno Provisional. Casi todos loshabitantes tienen tierra pero no es suficiente. Si no pueden ir a otro termino,la unica salida serian las obras publicas o las viviendas baratas12. El 25 de mayo, en visperas de la siega, en el termino municipal de Badajoz,la situaci6n es especialmente tensa. No hay obreros suficientes para segar abrazo; hay que llamar a los pueblos porque no se permite segar a losPortugueses13. Hay un plazo de dos dias para que la Camara Agraria haga laselecci6n de obreros que se necesitan en el termino. Llegan a cientos de lospueblos, pero los patronos no quieren reclutar a los que proceden de la Casadel Pueblo. Los obreros no tienen qu6 comer, ni perspectiva a la vista en estesentido. Este conflicto desemboca en reacciones mecanoclastas, pues los parti-darios cumplian escrupulosamente el Decreto de Terminos, sustituyendo la,mano de obra por las maquinas ya que no habia nada legislado en contra y, sibien los Jurados Mixtos eran una realidad juridica14, no se habian cumplidolas formalidades para la constituci6n y funcionamiento normal. Una comisi6n formada por 100 patronos, procedentes de varios pueblosde Caceres y Badajoz, recurren tempranamente a Largo Caballero que, al nopoder negar el derecho de los propietarios al uso de la maquinaria, insiste en lacompetencia de los gobernadores civiles para suprimir tal derecho si las cir-cunstancias lo exigen15. Desde Higuera de Vargas, Antonio Adame, enfrentandose al alcalde y almunicipio, se queja de que los obreros no han cobrado jornales de siega «por-que estos trabajos los hacian en contra de terminos, y como no pusieron fron-teras de termino pues los de aqui, que carecian de termino municipal en d6ndehacerlo, no pudieron beneficiarse»16. En Montijo cunde la alarma. El termino, muy pequeflo, tiene 814 contri-buyentes, casi todos pequefios y medianos propietarios17 —mientras que Ba- dajoz con 154.704 hectareas, s61o tiene 920 contribuyentes18—. Los pequeflos 101 y medianos propietarios de Montijo, se proyectaban en el termino de Badajoz y arrendaban un buen numero de fincas. Ahora —dir& Godes, el corresponsal de LL-, se han presentado unos tipos «con alpargatas, raida blusa, largo y sucio pelo» diciendo que alii trabajaban ellos porque es su termino. Para Co- des, son gentes que «en su mayoria carecian de aptitud y voluntad». Una negra visi6n lleva a presagiar el hundimiento econ6mico de Montijo19. Aunque el Decreto de Terminos permanecia vigente, se impuso cierta flexi- bilidad, como revela el decreto de Azafla aparecido el 30 de octubre de 1931 en la «Gaceta», en que se suspendia temporalmente la preferencia en los trabajosagricolas de los obreros locales con ocasi6n de la recogida de la aceituna20, alque seguiran otros21, y las tempranas transgresiones que se hicieron de el conconsenso de ambas paries —patronal y obreros— en la siega de 1931. No obs-tante, en la practica, subsistian ambigtiedades. Asi, el alcalde de Badajoz aprincipios de 1933, recuerda a los labradores, que tienen sus gaflanias en el ter-mino —caso de los propietarios de Montijo entre otros—, su obligaci6n decontratar obreros del municipio. Los contratos acordados previamente debianfmalizar el 15 de mayo, ^que hacer? (.soltar a los de Montijo a mitad de tem-porada para coger a los de Badajoz? Dificil papeleta que propicia el desanimoexplotado por la prensa conservadora22. Problema que no se zanj6 defmitiva-mente hasta que Caceres y Badajoz no fueron consideradas una sola unidadintermunicipal23 Calamonte tambi6n se hallaba en un callej6n sin salida. Terminoreducidisimo, el corresponsal periodistico llega a una conclusi6n: aunque nohubiera ningun propietario y la explotaci6n se hiciese en regimen comunista,Calamonte no podria sostener el censo de trabajadores actual24. En San Vicente de Alcantara, la extensi6n del t6rmino es de 26.792 hecta-reas para 10.893 habitantes. El espacio resulta pequeflo porque se trata de fin-cas de arbolado y pastes. El alcalde —Antonio Sendra— brinda una soluci6n:«Como los Ayuntamientos vecinos tienen gran termino municipal... que losobreros de San Vicente trabajasen en los termino limitrofes». Pero las dificul-tades, «nacieron con el Decreto de Terminos. Durante la siega no hubo conflicto. Se autoriz6 a los obreros de San Vicente para trabajar en las demarcaciones veci- nas. Pero pasada esta :arca, los alcaldes de Alburquerque y Valencia de Alcan- tara, sc han negado a admitir a nuestros obreros. Se ha dado el caso extraordi- nario de que han expulsado a jornaleros que llcvaban 4 y 5 aflos trabajando en la jurisdiccioncs. A los aparccros se les ha quitado la tierra. La mayoria de los propietarios de Valencia dc Alcantara son vecinos dc San Viccnte y no pueden colocar a los obreros sanviccnteflos. El caso dc los aparccros cs verdaderamen- te curioso, vino hasta una ordcn de Madrid prohibicndo cstos actos, que han seguido rcalizandosc a pesar de dicha orden. Como Vd. ve, se esta hacicndo una aplicaci6n abusiva del decreto de terminos... Deseabamos la derogaci6n del Decreto que nos crca una situaci6n tan dificil»25.102Anterior Inicio Siguiente A la inversa de lo que la prensa denuncia en San Vicente de Alcantara, enCarmonita el peri6dico denuncia a un propietario con una finca de 200fanegas26 que las cede en aparceria a campesinos cacereflos mientras que elpueblo pasa hambre y no consigue que los cacereflos se marchen27. En Fuente de Cantos la situaci6n es dramatica pues, si bien el terminotiene 24.000 hectareas, la poblaci6n agricola sin tierra se calcula en 1.200obreros28. El paro ha ido aumentando. La prensa insiste en que el problema esagudo. En el termino municipal —a raiz del decreto— han ido al paro los querecogian aceituna. los que iban a la tala de arboles, a la siega a Andalucia y,tambien, la mitad de los que custodiaban los ganados29. Posiblemente la crisis mas aguda es la de Los Valles de Matamoros y SantaAna. Las hectareas de extensi6n sumadas por los dos terminos son 849—aunque la prensa la reduce a 600— que «entre edificios, arroyos, caminos ytierra de desperdicios, se reduce casi a la mitad». Los patronos de los dos ter-minos —dadas sus pequeflas extensiones— «son tan obreros como estos encualquier sentido que se les mire)). S61o las obras publicas suavizarian la crisis,ninguna otra medida30. Los diputados agrarios en las Cortes —y, en general, los diputadosconservadores—, no perdieron ocasi6n de solicitar la derogaci6n de la Ley31apoyados por las distintas Federaciones Patronales Agricolas32. En Badajoz,el 12 de Mayo de 1933, comienza una Asamblea —de la que hablaremos masextensamente en capitulos posteriores— con la asistencia de 300 propietarios.La segunda de sus conclusiones reclama la Intermunicipalidad y si esta medidano fuera posible, dividir la provincia en tres sectores33. El 27 de agosto, en un mitin que los labradores convocan en la Plaza deToros, se pide de nuevo la suspensi6n de la Ley de terminos municipales34. Si la ley fue rechazada cuando se comprobaron sus consecuencias en lospequeflos terminos, siempre hubo argumentos de tipo tecnico que la hacianvulnerable35. En conjunto, se puede decir que la mayor acusaci6n y mas generalizada,era la falta de realismo econ6mico del Decreto, mal suplido con la intermuni-cipalidad, como pudo comprobar el esfuerzo constante del Ministerio de Tra-bajo, saliendo al paso con excepciones abundantes a la problematica concreta. El Decreto —convertido en Ley— fue defendido a ultranza por los so- cialistas durante el bienio azaflista. Julio Pintado desde «E1 Obrero de la Tierra» se lamenta del incumplimiento de la legislaci6n social, «Sc decret6 la obligaci6n de los propietarios de un termino municipal de ocu- par obreros de ese tennino. Esta Ley tampoco ha tcnido exito por la blandura de las autoridades con los infractorcs de la Lcy»3*. Con algunas excepciones y matizaciones como el caso de los obreros de 103 Barcarrota, que proponen que las fronteras sean provinciales, no municipales37. En la propaganda lanzada especialmente por la Acci6n Popular cara a las elecciones de noviembre de 1933, se la utiliz6 «apropiadamente». «i Obreros! ^Que os dieron los opulentos prohombres del marxismo que ahora mendigan vuestros votos? ^Quereis que el hambre siga imperando en vuestros hogarcs? (...).,jVotad la candidatura socialista! En ella esta incluido vuestro mejor paladin, Francisco Largo Caballero, «el de la Ley de t6rminos», el que cre6 con sus absurdas disposiciones una inmensa legi6n dc parados »38. El bienio radical-cedista, despues de una proposici6n del agrario Martinez de Velasco y del cedista Luis Lucia, el 24 de mayo de 1934, la Ley quedaba derogada39. Se accedia al contrato libre con una sola condici6n; quedaba prohibido rebajar los salaries aprobados oficialmente. En la siega de 1935 los patronos de la provincia contratan de nuevo a los Portugueses40. Con el triunfo del Frente Popular, si bien no se resucit6 la Ley de Termi- nos al garantizar el turno riguroso en la contrataci6n de obreros, los patronos se tropezaron de nuevo con la pesadilla de un contrato «no libre)). Del laboreo forzoso al laboreo «coactivo», dos matices. Todavia levantaria mayor polemica el decreto de 7 de mayo sobre laboreo forzoso. El 6rgano de los agricultores de Espafla «E1 Progreso Agricola y Pe- cuario» dio a conocer el decreto con el expresivo titulo Labores coactivas*1. Las Juntas locales Agrarias o Policia Rural42 deberian averiguar las tierras ro- turadas que no se cultivan de acuerdo con la epoca y cultivo que correspon- diese «al uso y costumbre del buen labrador»; informar al propio interesado e iniciar un proceso que, en el peor de los casos, concluia con una multa mas omenos crecida para el propietario43. «Equivocado» se califica al decreto por el editorialista del portavoz de losagricultores, posiblemente Gregorio Matallana, director de la publicaci6n. Susargumentos son fundamentalmente econ6micos. Si las tierras ahora no se rotu-ran y antes se roturaban, puede obedecer a que no es rentable hacerlo, «^Se va aimponer el laboreo, aun siendo antiecon6mico...? Mientras el trigo no tengaprecio, y el aceite no tenga comprador, y el vino no se venda, ser& inutil cuantose haga». Otras fisuras tiene el decreto —dira el 6rgano de los Agricultores—,como es la imposid6n de un programa de trabajo. En el caso de que el propieta-rio no disponga de dinero ^quien lo facilitara))? Otros problemas relacionadoscon la tecnica juridica del procedimiento o con la meteorologia negaban para«E1 progreso Agricola» el buen sentido del decreto. Largo Caballero sali6 al paso de la alarma, «el Gobierno de la Republicano puede dejar en manos de los propietarios de la tierra la libertad necesaria 104que lleva consigo un grave perjuicio de caracter social para que ellos laborensus fincas en la forma que tengan por conveniente»44. Declaraciones que, na-turalmente, aterraron a la patronal. El 6rgano del Banco Hipotecario —cuyas mayores inversiones ya no sehacian en el campo sino en la industria—, «E1 Economista)), insistia en la reper-cusi6n que las nuevas medidas tendrian en el credito. Si el credito se esfuma—argumentaba—, habria que culpar al Gobierno por sus radicalismos en mate-ria econ6mica, y, entre ellos, las primeras normas sobre el laboreo de tierras45. Con el decreto sobre laboreo y otras disposiciones complementarias se lle-g6 a la refundici6n del 23 de septiembre de 1931 que ocasion6 tres reaccionesfundamentales. Primera, miedo por parte de los ganaderos que temian se ro-turasen sus tierras de pastes. Jose Sosa (future diputado socialista en 1936 porla provincia) informa que los propietarios pretextan para no labrar que searruina la ganaderia, «cuando se puede demostrar que infinidad de fincastienen escasamente una tercera parte del ganado que pueden sostener; losanuncios que diariamente aparecen en la prensa de la capital de las subastasde aprovechamientos que sobran, vienen a corroborar nuestrasafirmaciones». En la opini6n de Sosa, los tecnicos estan a favor de los pro-pietarios y calculan en 2.000 las fanegas que podrian cultivarse en el t6rminomunicipal de Barcarrota46. Aunque el decreto ponia como condici6n que las tierras hubieran sido an-teriormente roturadas, la mayor parte de las dehesas extremeflas eran de labory pastes. Normalmente se dividia la dehesa en giros de 3,4 6 5 hojas. Por tan-to una vez cada tres, cuatro o cinco aflos, se roturaban los mismos terrenos47.Amparandose en estos precedentes, los campesinos podian encontrar argu-mentos para labrar la tierra. El Gobierno Civil desde el BOPB, el 3 de oc-tubre, se hace eco de algunas propuestas suscitadas por ciertas disposicionesde la Policia Rural en Fuente del Maestre y advierte, «Tambien sabemos que en otros pueblos tienen el prop6sito de roturar terre- nos de poslo para destinarlos a siembra, dcnotando tales prop6sitos la in- terpretaci6n equivocada que dan al Decrcto de laboreo dc ticrra»48. El Sindicato Agricola de Hornachos, perteneciente a la FNTT, proponeque se haga una Ley Especial de Laboreo sobre los terminos de sierra o campi-fla que sean susceptibles de cultivo de modo que se unan el laboreo, la re-poblaci6n forestal y la explotaci6n ganadera49. La segunda reacci6n se suscita por las expectativas de los braceros. La Me- moria de la FNTT, publicada en septiembre de 1932, recoge las proposiciones de las distintas secciones enclavadas en los pueblos de la provincia. Las Aso- ciaciones Obreras de Zahinos, Fuente del Maestre, Calera de Le6n y Hor- nachos solicitan —con pequeflas variantes—, que se cumplan las disposiciones sobre laboreo forzoso y acusan a las Juntas de Policia Rural de estar en conni- 105 vencia con los propietarios. Los obreros del campo de Fuente del Maestre pi- den que las resoluciones de las secciones agron6micas esten controladas por una secci6n de peritos practices de las organizaciones obreras y que los trami- tes de la Policia Rural scan rapidos. Los de Calera de Le6n iran mas lejos: que no decida el informe de los tecnicos, siempre que haya campesinos que se pres- ten a sembrar los terrenos denunciados. La tercera reacci6n se da en los propietarios propiamente agricolas, y es deinhibici6n, aunque el gobernador, Carlos Montilla, les tranquiliza y llama laatenci6n a los alcaldes para que las Comisiones de Policia Rural no se extrali-miten, «Ya que cuando los trabajos ordenados son improcedentes, no es justo que los paguen los dueflos o arrendatarios de las fincas donde indebidamente se efec- tuaron y por tal raz6n debcn pagarsc con los fondos municipales»50. Los propietarios dudan que los Ayuntamientos —en que la influencia delas Casas del Pueblo es notoria— se responsabilicen de estos gastos. La opini6n de las organizaciones socialistas es que la Ley del Laboreo For-zoso no se cumple porque las Juntas Municipales de Policia Rural «no han sido consitutuidas en buen numcro de localidades, y en muchas, que por previsi6n dc nuestros organismos han empezado a funcionar, han resulta- do poco eficaces, unas veces porque el alcalde, al servicio de los caciques, ha puesto toda clase de inconvenientes para llevar a efecto su misi6n, y en otras... los patronos no han hecho caso de estas Comisioncs y de las multas que han si- doimpuestas»5'. Los propietarios dificultan la labor del Gobierno para que cultiven sustierras, «cuando una autoridad les requiere para que cumplan con estos debe-res de espafloles, les motejan de estar al lado de los socialistas y lesdesobedecen52)). Estas mismas afirmaciones subraya Jose Sosa desde Barcarrota: Las Co-misiones de Policia Rural se estrellan en las oficinas agron6micas provin-ciales, «oficinas mas al servicio de los caciques que del Estado». En Barcarro-ta, concluye, se podrian cultivar 2.500 fanegas que darian para 35.000 peona-das y con la plantaci6n de garbanzos y otras siembras de verano quedarianbien preparadas para el cereal.,S61o hay una soluci6n: aligerar los tramitesburocraticos53. Se publican rutinarias circulares de los Gobernadores Civiles recordandola normativa54 hasta describir con todo tipo de detalles la redacci6n de los ex-pedientes a que debera atenerse la Comisi6n de Policia Rural55. Todo hacepensar que los Gobemadores desconfiaban de esta medida. En un telegramadirigido el 25.8.32 al Ministerio de Gobernaci6n, el Gobernador Civil pediaauxilio ante la dramatica crisis de trabajo, con obras publicas, «Ya que en estaprovincia la Ley de Laboreo Forzoso ni produce efectos, ni eficacia, ni conju- 106Anterior Inicio Siguientera conflictos56)). Circunstancias todas que hacen sospechar las dilaciones y en-torpecimientos mediante los cuales los propietarios esperaban ganar tiempomientras no dejaban pasar ninguna oportunidad de tachar de partidistas o in-competentes a los responsables de la Policia Rural. Las protestas sobre las Juntas Locales Agrarias o Policia Rural llegan pr6-digamente al Gobernador, Manuel Alvarez Ugena, que en una circular recuer-da su papel meramente informativo, «que procedan, al tramitar los expedien-tes por laboreo forzoso, con gran prudencia, sin apasionamientos que estoydispuesto a reprimir en bien de la paz y prosperidad agricola»57. A principios de abril de 1932, el nuevo Gobernador, Zacarias Laguna58, sedirige a Madrid con los diputados Hidalgo, Nuflez Tomas y Vazquez Torres.Visita al Ministro de Agricultura y consigue el nombramiento de cinco inge-nieros agr6nomos para investigar las tierras que necesitan laboreo fprzoso59.Laguna tiene el convencimiento de que la crisis de la provincia, en gran parte,se debe a la resistencia de los terratenientes60. La prensa conservadora denuncia con frecuencia los excesos y acusa a lasComisiones de Policia Rural de partidismo en los que sobrepasan sus faculta-des porque pretenden ir «contra costumbres de la localidad))61. Podemos preguntarnos si la Ley de Laboreo Forzoso era oportuna y seadecuaba a un sentido econ6mico rentabilista en el proceso capitalista espaflolde esos aflos, rentabilidad que facilitaria en opini6n de los prohombres de laReforma, la finalidad social. Sin negar que buen numero de propietarios —especialmente el llamadopropietario absentista— prefiriese dejar de cultivar o hacerlo de un modominimo— pues econ6micamente era preferible a pagar crecidos sueldos yabordar la conflictividad laboral en esos aflos, debemos tener en cuenta lamarginalidad de algunos terrenes y su especial adecuaci6n de determinadoscultivos. Como ha puesto de relieve Juarez Sanchez-Rubio al hablar de contrastesinternos en la producci6n agraria de Badajoz, estos obedecen al adverse me-dio climatico y a la escasa fertilidad del suelo. El mejor espacio para apro-vechamiento agricola se inserta en el triangulo que, con vertice en Badajoz, seabre hacia las Vegas Altas y la Campifla62. Las fincas situadas en terrenos marginales no eran aptas para la Reforma. «No se puede basar sobre esas fincas marginales... el proyecto de una vcrdadc- ra reforma agraria... Cualquier proyccto dc Reforma Agraria minimamentc serio deberia tomar como base las fincas buenas «y bien explotadas», en vez dc ocuparse solo de aquellas otras que los propietarios abandonan por no poder sacar partido dc ellas»63. Resulta casi t6pico insistir en la mentalidad absentista y el peso de ciertas practicas precapitalistas como factores desencadenantes de la insuficiencia de 107 la explotaci6n agraria. Naredo halla una explicaci6n plausible a los cultivos extensivos desde los criterios rentabilistas que adoptan los propietarios en ra- z6n a que la producci6n marginal del trabajo en una situaci6n de pleno empleo suele situarse por debajo del salario vigente en el mercado, «no siendo necesario recurrir a la hip6tcsis que atribuia a los propietarios, una mentalidad «absentista» para cxplicar tal estado de cosas»64. Por tanto, no seria la dehesa extremefla una explotaci6n agraria asimilable a un terreno abandonado y yermo, sino una explotaci6n que arrojaba con un riesgo minimo para el propietario una rentabilidad bastante aceptable «que imprimia a tales sistemas una clara racionalidad capitalista en aquella epoca65. Asi, micntras los criterios que presidiesen la politica econ6mica del Go- bierno Provisional y, mas tarde, del Gobierno Azaflista, fuesen los del sistema econ6mico capitalista —con algun que otro corrective—, la ley de Laboreo Forzoso, aplicada a buen numero de dehesas, no estaba abocada sino a aumentar la conflictividad laboral y las expectativas del campesinado, sin ob- tener contrapartidas practicas a la hora de crear riquezas y producci6n y bene- ficiar con ella a todos los desposeidos a los que, en teoria, se dirigia la Ley. La legalidad desbordada. Los Jurados Mixtos Creados por Largo Caballero el 7 de mayo de 1931 como una modiiicaci6n de los comites paritarios de Primo de Rivera con tendencia a favorecer a los trabajadores, no constituian una f6rmula nueva en politica laboral66. Se crearon inicialmente en las ramas de Trabajo Rural, Propiedad Rustica y Producci6n de Industrias Agrarias67, para regular respectivamente las rela-ciones entre patronos y obreros del campo, propietarios y colonos, y cultiva-dores e industriales transformadores de materias agricolas68. Los que mayores repercusiones tuvieron en la provincia serian los de Tra-bajo Rural y de Propiedad Rustica. Las competencias de los Jurados Mixtos de Trabajo Rural eran las norma-les en estos tribunales de arbitraje: prevenir conflictos entre capital y trabajo;reglamentaci6n del trabajo, retribuciones y salaries; resolver diferencias entrepatronos y obreros, inspeccionar el cumplimiento de las leyes sociales y algu-nas otras, que serian bastante mas discutidas, especialmente por los propieta-rios, como organizar las Bolsas de Trabajo, dar trabajo a los obreros paradosy proponer al Gobierno las medidas para el desarrollo de la agricultura. La inauguraci6n del nuevo r6gimen el 14 de abril venia a coincidir con elmomento de plantear las condiciones de trabajo y salario de la proxima siegaque en algunos lugares de la provincia se iniciaba tempranamente, a finales demayo, y tambien el esquilo de las ovejas. Aunque el nivel de vida era distintoen los diferentes lugares de la provincia,las expectativas de los trabajadores se 108basaban, fundamentalmente, en los salaries y condiciones que se acordabanpara la capital de provincia, donde el coste de vida era mayor. El 22 de abril, la Sociedad de Obreros Campesinos, perteneciente a laUGT, cuyo lider, Luis Gonzalez, se caracterizaba por la radicalidad de susposturas y su notoria proclividad hacia postulados comunistas, da a conocertempranamente sus condiciones a la Patronal, agrupada en torno a la CamaraAgricola, presididas todas por el honesto y poco sospechoso republicano,Narciso Vazquez Lemus. Antes de la aparici6n del Decreto de Terminos, del de mejora de salaries,de accidentes de trabajo, etc., Gonzalez, en las postrimerias de una cosechamediocre, se mostraba duro negociador. No al trabajo de los Portugueses;no al destajo; salario minimo de 10 pesetas para los segadores; jornada deocho horas; comida segun el uso y costumbre, sin tasa y de buena calidad; des-cansos, etc.69 La influencia de Gonzalez era decisiva en el campesinado. A principios demayo tiene lugar una Asamblea Regional Agraria con representantes de las so-ciedades de UGT de la provincia. Las conclusiones a las que se lleg6 en laAsamblea eran muy similares a las expuestas pocos dias antes por la Sociedadde Obreros Campesinos de Badajoz70. La Camara Agricola —que aspiraba a poder colocar a Portugueses y alempleo libre de maquinas71—, considera,inviables las proposiciones obrerasespecialmente en las clausulas que se refieren a condiciones salariales, «ruino-sas» para la agricultura, ya que «los jornales maximos que es posible dar en lacapital, contando con el ajuste libre de los Portugueses asi como el empleo demaquinas segadoras, sera de 6 pesetas para las leguminosas (granos gordos) yde 7 pesetas para los cereales»72. A lo largo de la negociaci6n parece que loscampesinos aceptan el trabajo a destajo. Por fin, se dejan los jornales de siegaen nueve pesetas. Los Portugueses intervendran por eliminaci6n, cuando nohaya espafloles que emplear, y las maquinas segadoras se utuizarian «a volun-tad». En los distintos pueblos, comisiones mixtas de obreros y patronos elabo-ran tambien sus bases73, pero la negociaci6n, que parecia ultimada, sigue sinzanjarse en la capital. El 21 de mayo el Gobernador Francisco Aranda publicauna nota justificando el derecho al uso de maquinas «por las que vendedores ycompradores pagaron impuestos, aduanas, etc.)) y califica de antiprogresivala presentaci6n de los segadores por sus coacciones a los propietarios74. Los campesinos de UGT a traves de su secretario, Pedro Rubio Heredia,acusan a los propietarios de poner como arbitro a Vazquez Lemus (del que na-die sospecha de su respetabilidad republicana) para adaptarse a la legislaci6nformal, pero, en el fondo «los propietarios no aceptan a nadie que venga de laCasa del Pueblo))75, y amenazan con ir a la huelga. 109 Por fin el 26 queda resuelto el conflicto y los patronos, de los que LisardoSanchez y Diego Villal6n parecen las cabezas visibles76, se comprometen a dartrabajo a 3.064 obreros de los distintos terminos municipales77. Una vezempleados estos, contratarian a los Portugueses o usarian maquinas. El control obrero sobre los propietarios es fuerte. El delegado de lacuadrilla del propietario debera justificar ante la Comisi6n Mixta que tiene losobreros que Ie corresponden. Las maquinas que trabajen sin autorizaci6n car-garan con diez obreros de mas y multa de 250 pesetas78. El entendimientoconstantemente es interceptado y hay una mutua sicologia de sospecha carga-da de prejuicios79. El 20 de junio, Largo Caballero anuncia —acuciado por una comisi6n dearrendatarios que se entrevista con el80— la creaci6n de los Jurados Mixtos dela Propiedad Rustica «con caracter circunstancial)) en Caceres y Badajoz81,que no se llevaran a cabo hasta fines de junio —en el caso del Jurado de laPropiedad Rustica de Badajoz82— por la urgencia de los arrendatarios y sudeseo de ver rebajadas las rentas ante la mala cosecha del aflo. En cuanto al Trabajo Rural propiamente dicho, a lo largo del verano de1931 funcionaron con no pocas dificultades organismos «circunstanciales»que sustituian —mal que bien— a los Jurados Mixtos. A partir del 16 de oc-tubre de 1931 aparecen en el Boletin Oficial de la Provincia sendas 6rdenes pa-ra constituir los Jurados Mixtos de Trabajo Rural en Don Benito yOlivenza83. Tambien se convocan elecciones para vocales propietarios y arrendatariosde los Jurados Mixtos de la Propiedad Rustica en diferentes pueblos cabezasde partido judicial84.El boicot a los Jurados Con todo, cara a la siega de 1932 no se habian constituido los JuradosMixtos de Trabajo Rural, y la crisis laboral se vadea en una dificil cuerda flojaa base de pactos provisionales que no suelen convencer a ninguna de las dospartes85. Es elocuente, y en cierto modo proporciona la pauta de la falta de interesde los propietarios, la actuaci6n seguida por estos en Don Benito, donde apa-reci6 un Manifiesto publicado por la prensa mas oficialista dirigido especial-mente a los propietarios y patronos agricolas, alentando a la asociaci6n cara apoder formar parte de estos Jurados86. Las revistas y 6rganos de opini6n patronales presentan las mejoras de la le-gislaci6n social como un desafio fuerte para la producci6n por su incidenciaen el mercado. Aceptan las mejoras, pero, insisten, si los costes de producci6naumentan, esto repercutira en los precios y en la masa consumidora87. «E1 Progreso Agricola y Pecuario» centra la atenci6n de sus nada optimis- 110Anterior Inicio Siguientetas previsiones, en Badajoz, donde —afirma— los obreros quierenjornales al-tos con jornadas minimas. De este modo se busca «con el hambre y la revuel-ta, abrir paso a la revoluci6n social, desorganizando la producci6n y laeconomia nacionab). A la vista —continuaba el 6rgano de los Agricultores aldescribir la dificultad de los pactos obreros-patronos— de que no se llegaba aninguna posible avenencia, nombraron arbitro a Gregorio Cruz Valero «quedict6 un laudo muy humano)). A continuaci6n, transcribe el laudo y unas pa-labras de Cruz Valero en las que reconoce que necesitaria ser un «mago» para«salvar el abismo que separa 'el pensar' de la clase obrera y de la patronal)). Eleditorialista conmina: si los salaries se disparan, los agricultores no cultivarany preferiran dedicarse al pastoreo. En estas circunstancias s61o hay una unicasoluci6n para el campo: «cultivar mejor, elegir cultivos cuyos productos ten-gan buen mercado y proporcionen trabajo en las diferentes epocas del aflo;emplear maquinaria moderna que, dignificando al obrero, permita reducir elcoste de producci6n, aun pagando jornales elevados; y llevar a cabo la clasifi-caci6n de los terrenos adaptandolos a la explotaci6n mas conveniente»88. Unprograma para paises de alto grado de desarrollo industrial y agricola, peroabsolutamente irreal en las condiciones econ6micas, sociales, culturales, etc.,de la provincia en ese momento. De nuevo, cara a la siega del 32, surgen dificultades89. Leandro Campini, ingeniero agr6nomo radical-socialista intenta con susarticulos sobre Problema obrero y recolecci6n, clarificar el conflicto y aportarsoluciones desde una posici6n conciliadora. «Los propietarios, anhelando situarse como factor dirigente, procuran captar los grupos obreros mas asequibles, por no organizados o adscritos a credos politicos... Por otra parte las masas obreras, pugnando por la supremacia de sus respectivas organizaciones y credos, mantienen posiciones de exclusivismo, verdaderamente absurdas. Donde predomina la CNT se ha dado el caso de obligar a obreros a romper sus carnets de UGT». A su vez, Campini denuncia —en una dura critica a los.socialistas—, elacoso que estos hacen a los republicanos intentando descartarles. «la constituci6n de una comisi6n provincial que centraliza en sus sectores diri- gente.el poder y la facultad de resolver todos los aspectos y diferencias que sur- jan en las distintas localidades de una provincia, coloca necesariamente a de- terminados individuos en una posici6n hegem6nica, en que es muy facil no in- currir ni caer en la tentaci6n de sentirse caudillo de masas facilmente desviables y, de suyo, descontentadizas, prestandose estas concesiones excesivas de poder e intervenci6n a que un caso particular y no de gran importancia de al traste con la organizaci6n de los trabajos en toda una provincia»90.Los abuses que asimismo se cometieron y se estan cometiendo por las clasespatronales en el empleo casi exclusive de maquinas... ponen de relieve—concluira Campini— que tanto patronos como obreros han hecho interve-nir «la politica de clase y grupo»9'. Ill Las acusaciones a los patronos por el uso abusive de maquina, no es gratuita92. Se da el case de encarcelar a 24 propietarios y aparceros porque han segado con maquina mas del 30 por 100 de la superficie sembrada con el agravante de que entre los infractores hay,socios de la Casa del Pueblo, de la Sociedad de pequeflos aparceros y arrendatarios y algunos vocales del Jurado Mixto de la Propiedad Rustica. Sin duda, pagar los sueldos resultaba —para la mayor parte de ellos— prohibitive, aun a costa de ser tachados como de- saprensivos y desleales por sus compafleros socialistas93. A principios dejulio de 1932 aparece publicado los vocales que componen el Jurado Mixto de Trabajo Rural de Don Benito y sus correspondientes suplentes94. Las bases del Reglamento elaborado, con vigor hasta septiembre de 1933, apareceran a finales de noviembre, en visperas de la recogida de la aceituna95, recogiendo la legislaci6n oficial emanada por el Ministerio de Trabajo y las reivindicaciones de los obreros que se dieron a conocer en el verano del 31. La constituci6n del Jurado Mixto de Olivenza fue mucho mas «laboriosa», y ni siquiera se lleg6 a completar el numero de vocales quepermitia la ley96. Inhibici6n y desconfianza de los propietarios de la que daran su versi6nmeses mas tarde. La patronal alega que el Jurado Mixto de Trabajo Rural quese inici6 en Olivenza pidi6 a las asociaciones que se inscribieran «pero no otor-g6 este derecho a la Federaci6n de Propietarios de Fincas Rusticas». Con pos-terioridad, el Jurado traslada la sede a Badajoz y se convocan nuevas elec-ciones, concediendose el derecho a pequeflas asociaciones en las que no sesentian representados el mayor numero y los mas potentes propietarios97. Enla Asamblea Patronal en defensa del campo que tiene lugar en el Centro Obre-ro de Badajoz del 1 al 8 de agosto de 1933, se pide que en el Jurado Mixto larepresentaci6n de los patronos sea «autentica y verdadera»98.Funcionamiento an6malo y acusaciones mutuas iCbmo funcionaron de hecho los J.J. M.M. de Trabajo Rural y de la pro-piedad Rustica? Si hemos de dar credito a las fuentes consultadas, tanto las deizquierda como las conservadoras, con bastantes anomalias99. El socialistaJose Calder6n desde Don Benito afirma que los patronos no respetan los pac-tos de trabajo, ni los juicios de los Jurados Mixtos. Acusa a los propietariosde presentar unas cuentas con perdidas de 40 6 50 pesetas por fanega de vifla.Calder6n brinda otras fincas que, sin responder a los ganancias que presuponerecibian anteriormente los patronos, tampoco saldaban el ejercicio condeudas100. Faustino Alvarez denuncia que el Jurado Mixto, trasladado ya a Badajozdesde Olivenza, sigue sin funcionar'01. Los patronos —argumenta Estevez— 112firman las bases de trabajo «y por lo bajo, dice que haran todo lo posible parano cumplirlas». Llega a conseguir, incluso, que se rebajen los jornales, quepara la escarda son de 4,50 y 3,50102. Las quejas de las Asociaciones campesinas de la provincia dependientes dela FNTT vienen recogidas en la Memoria. Valverde del Fresno, Fregenal yFuente del Maestre, insisten en sus proposiciones en el cumplimiento de las le-yes sociales y los contratos de trabajo. Los obreros de Valverde de Llerena yPuebia de Alcocer descienden a mejoras concretas como el retire obrero103. Por otra parte, la patronal califica los pactos de trabajo de verdaderos«alojamientos» a los que el Gobierno pretende dar caracter legal104. Si el tra-bajo se repartia en relaci6n con el censo de parados (censo elaborado en elAyuntamiento), los propietarios denunciaban que estos censos estaban«hinchados» con gente de cualquier oficio o, mejor, con los que habian fraca-sado en todos los oficios105. Los socialistas califican la actitud de la patronal de «cerril», causante de laexaltaci6n y el odio de los obreros, y abogan a toda costa por un turno riguro-so en el trabajo106. La conflictividad social creci6 en la provincia. A partir del ultimo tri-mestre de 1932 y al compas de aumento de las expectativas que la ReformaAgraria habia despertado en los braceros, el Ministerio de Gobernaci6nrecibia casi diariamente telegramas notificandole asaltos a fincas, invasiones,roturaciones, quema de cosechas, etc., y en 1933 la conflictividad creci6107. El unico dato cuantitativo sobre la actuaci6n de los Jurados Mixtos deTrabajo Industrial y Rural, sin deslindar lo que pertenece a estos ultimos, noslobrindaelAEE108.Actuaci6n de los Jurados Mixtos en 1932 segun elAEE. —Badajoz: 3 Jurados Mixtos. Demandas presentadas: 354. Actas de conciliaci6n con avenencia: 141. Actas de conciliaci6n sin avenencia: 213. Juicios fallados a favor del patrono: 73. '?oicios fallados a favor del obrero: 126. Numero de conflictos resueltos: 41. Bases de trabajo elaboradas: 21. Por elaborar: 8. —Don Benito: 1 Jurado Mixto. Demandas presentadas: 137. 1 Base de Trabajo elaborada. (No figuran otros datos). 113 La siega de 1933 se presentaba como un nuevo desafio109. El 12 de mayo tiene lugar la Asamblea de Propietarios de Badajoz a la que asisten represen- tantes de mas de 300 pueblos. La primera petici6n que hace desde OlivenzaNuflez y Nuflez, es la desaparici6n de los Jurados Mixtos porque la presiden-cia «la desempefla gente cuya ideologia no es la mas indicada para llegar a unasoluci6n justa» y aboga para que realice esta funci6n el Gobernador Civil,Herm6genes Cenamor. Jos6 Maria Albarran, mas cauto, no cree oportuno sa-lirse del cauce legal —los Jurados Mixtos— para no dar pie a la parte contra-ria a hacer otro tanto110. Pocos son los que piensan como el. Convocados lospropietarios en el Gobierno Civil dos dias despues, una vez les confirman queel unico organismo indicado para solucionar el problema era el Jurado Mixto,seretiran111. El pacto de trabajo no se puede llevar a cabo mientras no sea nombradopresidente para el Jurado Mixto. Por fin, viene un delegado del Ministerio deTrabajo. La situaci6n es muy tensa. «Entretanto, las pandillas socialistas campean a sus anchas por los trigales; im- pidcn que los propios labradores sieguen su cosecha... atropellan los derechos ajenos; imponen su politica dc ruina parapetados tras el mixtificado censo obrero. El buen operario, el que sabe segar, va a los bancales con quienes no saben y todo lo paga el campo»i 12. La posici6n de los obreros es maximalista. Nadie saldra al campo si no segarantiza una jornada de siega de 50 dias (10 mas que en 1932). No se utiliza-ran maquinas mientras no se ocupe a todos los obreros. «Ante esto —dira elperiodista— los patronos sacaran pocos obreros» con el consiguiente retrasoen la recogida de la cosecha y perdida de parte de esta como la cebada yleguminosas113. Con el Delegado de Trabajo, Juan Ortiz Such, se firman unas Bases decompromiso. Entre ellos se acepta que los patronos escojan libremente de lasOficinas de Colocaci6n los obreros que necesiten. «Pero no obstantc esta libertad, cuando el Jurado Mixto tenga noticias de que los patronos o un solo patrono de cualquier pueblo de la jurisdicci6n de este Jurado, prescinda de una manera notable y sistematica de ocupar en sus faenas a los obreros que pertcnczcan a tal o cual sociedad o por sus ideas politicas, re- ligiosas o sociales, entonces este Jurado Mixto... obligara a aquel patrono a que los obreros que tengan que emplear en sus fincas, scan sacados por turno riguroso de los censos»114. Las Bases no son aceptadas por los obreros, y el Sindicato Aut6nomo deObreros Agricolas (con creciente influencia comunista) declara la huelga'15 yen algunos pueblos como Almendralejo, Zaiamea, Quintana de la Serena ySanta Marta, en opini6n de Hoy las Casas del Pueblo utilizan la violencia116. El Delegado accidental del Gobierno se inhibe cuando comprueba que lalegalidad esta desbordada117 y el Gobernador General de Extremadura,,Pefla114Anterior Inicio SiguienteNovo, consigue rebajar las posiciones maximalistas. Madrid, ante la ca6ticasituaci6n acaba nombrando presidente del Jurado Mixto Rural a EloyDominguez, a su vez secretario de la Asociaci6n de Arrendatarios de la pro-vincia y abogado; y como vicepresidente, a Rodolfo L6pez Gonsalvez118. La inquietud de los propietarios es constante pues el Gobemador Civil,Cenamor, decreta precintar las maquinas en casos de incumplimiento y la co-secha no es tan buena como la de 1932. Intentan presionar para modificar lascondiciones de colocaci6n del censo obrero y aunque consigan pequeflostriunfos te6ricos, la practica les rebasa con una conflictividad que parece notener fin119. Ademas, las resoluciones de los Jurados rara vez lesbenefician120. Los propietarios deciden negarse sistematicamente a su partici-paci6n en estos organismos, y el 28 de septiembre la prensa publica un escritoque dirigen al Gobierno en el que —entre otros asuntos— anuncian que no to-maran parte en las elecciones para Jurados Mixtps121. Durante el bienio radical-cedista, escasa fue la actividad de los JuradosMixtos, sobre todo el de Badajoz, que funcionaba en teoria con las Basesprorrogadas de octubre de 1933122. A principios de marzo de 1934 quedaron disueltos anteriores Jurados. Elnuevo presidente del Jurado de Don Benito, mas en la 6rbita ideol6gica delGobierno, ser& Juan de Dios Barquero e Hidalgo Barquero123. En Badajoz, lasituaci6n es mas precaria y anormal. Gonzalez Rothovoss apenas proporcionael nombre del vicepresldente, Isidore Herrero Granados. Los puestos de Pre-sidente y Secretario estaban vacantes124. Se convocan de nuevo elecciones que no parecen tener ningun eco, pues nohemos encontrado sus resultados y si una Orden del Ministerio de Trabajo delmes de mayo para que en el plazo maximo de diez dias se aprobasen las Basesde la recolecci6n o se prorrogasen las anteriores. En las localidades sin Jura-dos Mixtos podrian proponerse los pactos colectivos125. En realidad, todo nos hace pensar que las deliberaciones de los Jurados,donde existian, eran poco menos que papel mojado. El Jurado de Don Benito,en sesi6n del 30 de abril, decide aumentar el empleo de maquinas al 50 por 100de las fanegas sembradas «Teniendo en cuenta, dc una pane los escasos jornales que han percibido los obreros durante el pasado invierno, dc los que en la temporada de siega cspe- ran resarcirsc pacientcmente y, por otra pane, la cxuberancia que prcscnta la cosecha y el derecho indiscutible que tienen los posccdores de maquinas de uti- lizarlas, siquiera sea con alguna limitaci6n126. Deliberaci6n con escasas consecuencias practicas pues, pocos dias des-pues, el Gobernador Civil recordara en una circular que rije el acuerdo del afloanterior que permitia el empleo del 30 por 100, ya que el del 50 por 100 «aunnoes firme»127. 115 En orden a la Industria Rural s61o podemos registrar a comienzos delbienio, la aprobaci6n por la Direcci6n General de Reforma Agraria, de un Ju-rado Mixto Vitivinicola en Almendralejo con jurisdicci6n en las Provincias deBadajoz y Caceres128. En 1935 la conflictividad laboral fue escasa. Durante todo este aflo —diraMalefakis para el conjunto espaflol— hubo breves paros, solamente en 15ocasiones129. Los patronos hacen caso omiso de las reglamentaciones y denuevo se contratan obreros Portugueses130. El Gobernador, Jose Carlos Lu-na, se lamenta de la intransigencia de la mayoria de los patronos, especialmen-te en Santa Marta. A principios de julio, el Ministro de Trabajo, Salm6n, reforma los Jura-dos Mixtos, con disgusto de la Izquierda131. En junio de 1936, con el triunfo del Frente Popular, aparecen las nuevasBases de Trabajo con subidas en los salaries que llegan a ser para los segado-res de 11,50 y, en general, oscilan de 6 a 8 pesetas para el resto de los bracerosagricolas. Algunas clausulas se hacen eco del trabajo femenino. Las mujeres«podran trabajar libremente en todas las faenas agricolas)) pero cobraran el80 por 100 del jornal masculino, excepto en la siega que cobraran igual132. Las Bases estan publicadas desde la delegaci6n de Trabajo por inoperanciao no ejercicio de los Jurados Mixtos. Los ataques mas duros de la prensa local fueron para los jornales excesivosen algunos casos, puesto que figuraban como profesionales gente que no loeran, y escasos, en el supuesto de que verdaderamente lo fueran. Objeto decritica fue tambi6n la ambigOedad e insuficiencia del termino «tope de rendi-miento», pues se deben seflalar los «topes minimos». El Servicio Agron6micoprovincial es insuficiente para las tareas que se Ie encomiendan. Se prohibe eluso de maquinas, pero— insiste el articulista— como los censos de parados es-tan hinchados, el sistema resultara carisimo. Un proyecto, concluye la de-recha, injusto en su conjunto133. El 19 de junio de 1936 aparecen nuevos nombramientos de presidente y vi-cepresidente del Jurado Mixto que recaen en Eladio L6pez Alegria y RafaelRodriguez134. Pero los republicanos burgueses dependian de los obreros que leshabian dado sus votos, y no podian realizar una politica represiva a pesar de queEspafla habia entrado en la oleada de huelgas mas duras de su historia. Lasreivindicaciones a nivel salarial aumentaron desorbitadamente los costes; laaplicaci6n rigida del turno riguroso admiti6 de hecho a muchos incompetentes;se abus6 mucho mas del precapitalista sistema de «alojamientos)). El campo seradicalizaba a pasos agigantados, ya los Jurados Mixtos estaban de sobra. Sidespues del triunfo de las clases adineradas en 1933, estas aprobaban la ley enteoria, para escamotearia en la practica, la victoria del Frente Popular condujoa los obreros a «imponer su voluntad en la mas completa impunidad»135. 116NOTAS (1) Vease entre otros LVE (17.3.31. Se caciquea; LVE 7.4.31. La ceguera del caciquismo,por Plubio Rodriguez Machin). ECE (10.5.31. t/naopwirfn/wLisardoSanchez). LVE (25.5.31.Elproblema de la tierra, por F.C.). LVE (11.6.31. Mitin de Lerroux en Badajoz. Asimismo las ac-tuaciones de los catedraticos y profesores del Institute de Zafra. (2) MALEFAKIS,E.:/;e/orOTaa^rariB,op.cit.,pag. 199. Rcmitimos a la conceptualizaci6nque el citado autor hace de los abundantes decretos y normas aparecidas en el Manual de la Refor-ma Agraria. Madrid, Consultor de los Ayuntamientos y de los Juzgados Municipales, 1932. (3) LVE (3.9.31; Para los reaccionarios, por Miguel Dias Acosta). (4) Citado por SECO SERRANO, Carlos: Historia de Espana, Gran Historia General de lospueblos hispanos. Tomo VI. Epoca Contemporanea. Barcelona, 1962, pag. 27. (5) Pla insiste en otras consecuencias inmediatas de la Ley: en los tenninos desprovistos demano de obra los patronos quedaron arruinados (si bien es cieno que podian recurrir a la ma-quinaria y no pocos lo harlan). Sin duda en el caso cxtrcmeflo la mano de obra abundaba. VeasePLA, Jose: Historia de la Segunda Republica (4 tomos). Tomo II. Barcelona 1940, pag. 71. (6) Desde Oliva de la Frontera el 10 de mayo empiezan las quejas. El corresponsal de LL in-siste en que la clase «media» de Oliva siempre fue activa «y se han lanzado en todas las dircc-ciones de Espafla a hacer arriendos rusticos para colocar a los obreros de Oliva». Con la ley deTerminos el porvenir se presenta oscuro. Vease LL (10.5.31). (7) LVE (27.3.31). (8) Datos recogidos para las provincias de Badajoz, Caceres y Huelva. Anexo BIRAM,1934, pags. 112 a 125. Segun esta fuente Calamonte, con un termino municipal dc 761 hectarcas,debe sostener a 3.474 habitantes; Ahillones con 1.957 hectareas, a 2.969 habitantcs; Montijo con2.919 hcctareas a 9.971 habitantes; Puebia dc la Calzada con 1.332 hcctareas a 4.314 habitantcs,etc. Veanse Datos recogidos. (9),LL (16.6.31). (10) Contrato por el que se arrienda la tierra durante el periodo de tiempo cquivalcntc a la vi-da de la cepa. Surge en el siglo XVIII en el complejo vina-olivar-trigo, tipicamcnte mcditerraneo ypretende poner en explotaci6n las tierras pobres. (Vease CARR, R.: Espafla 1808-1939, op. cit.,pag.36). (11) LL (18.10.31). (12) LL(19.5.31). (13) Se calculaba que en estas ocasiones pasaban la frontera unos 12.000 Portugueses, estosno s61o trabajaban por un jornal inferior (que les resultaba ventajoso en rclaci6n con las condi-ciones verdaderamente leoninas en que lo hacian en Portugal y tambien porque el cambio de lamoneda les favorecia), sino que a veces lo hacian simplementc por la comida. El conflicto cs ma-yor porque, si bien el Decrcto sobre Terminos sc usa, de hccho, bastantc flexiblemente exccpto enel caso de los Portugueses, los obreros deben impedir el uso de maquinaria si quieren trabajar yaque los propietarios tienen, en este caso, la ley a su favor. (14) Decreto del Ministerio de Trabajo (7.5.31). (15) LVE (26.6.31). 117 (16) «E1 Obrero dc la Tierra» (31.12.32). (17) Scgun P. Carri6n, los contribuyentes de Montijo son 797 cuyo liquido imponible total sumaba 211.216 pesetas figurando con cuotas mayores de 5.000 pesetas s61o tres, con un total de 16.034 pesetas. (18) Vease CARRION, P.: Los lattfundios en Espafla, op. cit., pag. 190. Segiin Carri6n los contribuyentes eran 913, con un total de 5.712.464 pesetas, 199 de ellos con cuotas superiores a 5.000 pesetas, con un total de 5.138.668 pesetas. (19) LL (15.11.33. Montijo se hunde, por J. Antonio Codes). (20) BOPB (14.11.31). (21) Ministerio de Trabajo y Previsi6n: Orden autorizando a los obreros de San Vicente de Alcantara (Badajoz) y Miajadas (Caceres) a trabajar en fincas que convecinos suyos posean en los Tirminos de Valencia de Alcantara (Caceres) y Don Benito (Badajoz). Vease G (29.6.32) y BOPB (4.7.32). Ordcn por la que, con el fin de colocar a los parados para la recolecci6n de verano, se di- vide la provincia en tres unidades intermunicipales, integradas por los siguientes partidos: a) Alburquerque, Badajoz, Jercz de los Caballeros y Olivenza. b) Almendralejo, Frcgenal, Fucnte de Cantos, Llerena y Zafra. c) Castuera, Don Benito, Herrera del Duque, Puebia de Alcocer y Villanueva de la Serena. Vease G (20.6.32) y BOPB (24.6.32). Orden disponiendo la constituci6n de una sola unidad intermunicipal en los Terminos de Pucbia de Obando y Badajoz. VeascG (13.4.33). Idem en los pueblos dc Puebia de la Calzada, Badajoz y Merida. G (6.8.33). (22) H(6.11.33yl7.1.33). (23) G (28.9.33). (24) H(6.9.33). (25) LVE (30.1.32. Lo que nos dice el alcalde de San Vicente de Alcantara). (26) Alrededor de 120 hectareas, considerando 1,64 fanegas por habitantes. La extensi6n de la fanega no cs igual para todos los terminos. Depende de la feracidad del terreno. En la tierra de Barros suele ser 1,56 fanegas por habitantes. En Trujillo, 1,66. (27) H (21.2.35. La pazdeun pueblo). Aunque la resefla pertenece a un momento muy avan- zado de la Republica posiblemente se trataba de una situaci6n inalterable, arrastrada de aflos pa- sados. (28) Cifras que H recoge dc un informc firmado por el Ayuntamiento el 18.7.33, dirigido al Gobernador. (29) H (16.12.33. La crisis deFuente de Cantos (edit.). (30) H (10.11.33). Un espigueo sin pretcnsiones exhaustivas por la prensa, recoge los brotesde descontcnto en mayor o menor medida. Conflictos en Oliva cuando los propietarios de Jerez se niegan a dar trabajo. Des6rtlcnes en Nava de Santiago porque el dueflo del molino tienecmplcados de otro tcrmino, etc. VeaseLL (1.6.31). H(4.1.33). (31) Diario de Sesiones. Veasc especialmente (3.11.32; 16.11.32; 24.2.33; 29.6.33). (32) Concrctamentc las de Valladolid y Madrid. Vease ABC (3.5.33 y 24.2.33; 29.6 33) (33) H (15.5.33). (34) LL (29.8.33). Tanto la Asamblea de mayo —a la que hemos aludido— como esta peti-ci6n dc los labradorcs, pudicron influir en la dccisi6n dc considerar la intermunicipiladad de lasdos provincias —Caceres y Badajoz— concedida a finales dc scptiembre. G (28.9.33). (35) EPAP (7.10.31. Ley de Terminos Municipales). (36) EOT (30.1.32. Lo legislado no se ha cumplido, por Julio Pintado). (37) Memoria de la Fcdcraci6n de Trabajadores dc la Tierra. Proposici6n de la Sccci6n deGanaderos de Barcarrota, pag. 329. (38) Recuadros que aparccieron en el diario H desde finales dc octubre hasta el 19 de no-vicmbredel933. (39) No solo los diputados de ccntro y derecha sc oponian a ella. Una mayoria fucrte estabaen contra. Veasc Diario Sesiones (24.5.34). 118Anterior Inicio Siguiente (40) El Gobernador, Jose Carlos Luna, debe multar a tres propietarios de Badajoz y uno dcTalavera por emplear a los Portugueses con sueldos muy bajos. Veasc H (21.5.35). Asimismo se imponen 17 multas de 1.000 pesetas a una scrie de patronos de Alburqucrque quepagaban a los Portugueses jornales de tres pesetas por jomadas «de sol a sol» H (4.6.35). En algu-nos pueblos —como Santa Marta— cuya historia local de estos aflos sc caracteriza por una cspe-cie de tirania aldeana ejercida por sus autoridades de uno y otro signo, el periodico Hoy reconoceque estan en paro casi la totalidad del censo de segadores mientras trabajan gran numero deforas-teros. Vease H(2.6.35). (41) EPAP (15.5.31. Labores coactivas. pags. 352-353). (42) Las Comisiones de Policia Rural fueron creadas por decrcto del Ministerio de Agricul-tura el 24.1.33 (G, 26.1.33) y las constituian los elementos que formaban parte con anterioridadde unas Juntas Locales Agrarias. No obstante, se mantuvo una cicrta ambigucdad. LucioMartinez Gil en el II Congreso de UGT de Extremadura, que se rcaliz6 en octubrc dc 1931, res-pondiendo a una pregunta de los obreros, afirm6 que existia confunsi6n y duplicidad cntrc lapolicia Rural y la Junta Local de Reforma Agraria. Estas ultimas se podian crear donde lo solici-tara el Ayuntamicnto, una Sociedad Obrera o Patronal o el 10 por 100 del Censo Obrero. VeascLL(21.10.31.11CongresodelaUGT). (43) El procedimiento constaba de varias fases. La Policia Rural asesorada por un pcrito,daba a conocer al propietario las labores que debian cfectuar. El propietario, a su vez podria asc-sorarse de otro perito y, en caso de no acuerdo, el juez municipal resolveria oyendo previamente aun tercer perito. (44) LVE(17.5.31. Declaraciones de Francisco Largo Caballero). (45) «E1 Eeonomista» (6.6.31 Hayquerestablecerelcredito, pags. 718-719). (46) Vease «E1 obrero de la ticrra» (17.12.32. Jose Sosa desde Barcarrota). (47) Vease MARTIN GALINDO, J. L.: La dehesa extremena como tipo de explotaci6nagraria en «Estudios Geograficos» (mayo, 1966), pags. 162 y ss. CARANDE, Bernardo Victor:La mesa del Amparo. Homenaje a D. Ram6n Carande. Madrid, 1963, tomo I, pag. 76. GeraldBrenan en su conocida obra El laberinto espanol, generaliza y exagera con notable deseonoci-miento del mcdio geografico y agricola dc la Baja Extremadura. Llega a afirmar que—exceptuando las Vegas del Guadiana— el «resto de la regi6n, es tan pobrc que solamentc puedelograrse una cosecha mas o menos cada doce aflos y esta cosecha agota por complete el suclo», enBrenan, G.: El laberinto espanol. Barcelona, Ruedo Iberico, 1978, pag. 179. El unico documentoque hemos podido consultar en el que consta el numero de hojas que se cultiva en cada municipio(en muchos falta) cs el Plan de Ordenaci6n Econ6mico-Social de la provincia dc Badajoz, tomosIII y IV. Badajoz. Gobicrno Civil, 1948. En el tomo III, que rccoge una interesante encuesta en-viada a los municipios, el de Garbayuela (en el Partido Judicial de Herrcra del Duque) figura conun cultivo de labor y pastes a ocho hojas. Lo normal es de tres a cuatro.,(48) BOPB (3.10.31). Los «baldios posiegos», terrenos de escasa fertilidad que se dejabansin labrar entre los campos de cereales. Vease, MARTIN GALINDO, J. L: La dehesaextremena..., op. cit. (49) Memoria de la FNTT. Madrid, septiembre 1932. (50) BOPB(3.10.31). (51) Memoria FNTT, pags. 164-165. En el mismo sentido argumenta Julio Pintado en Lo le-gislado no se ha cumplido «E1 Obrero de la Tierra» (31.1.32). (52) EOT (23.1.32. La crisis de trabajo). (53) EOT (4.2.33. La grave crisis de trabajo en Extremadura por Jose Sosa). (54) Vease BOPB (23.2.32; 9.3.32; 20.4.32). El Ministerio de Agricultura, en distintas Orde-ncs aparecidas en la G el (19.1.33 y 24.1.33), mandaba a los Gobernadorcs Civiles publicar elcuadro detallado dc labores formulado por las Secciones Agron6micas para los distintos cultivosy zonas de la provincia propias de esa epoca del aflo. (55) VeaseBOPB (1.4.32). (56) Vease AHN. Fondos Modernos. Oobernaci6n. Scric A. Tclcgramas numcro 1274 (25.8.32). 119 (57) LVE (6.3.32). Circular fechada en Badajoz el 5 de marzo de 1932 y firmada por Manuel AlvarezUgena. (58) Simc6rr Vidarte Ie describe en sus Memorias, «paisano mio, abogado del Partido de Azafla». Vivi6 en Madrid (algun aflo en la Residencia de Estudiantes), «estaba apartado de las luchas de nuestra provincia... persona ecuanime y de un gran espiritu de justiciax. Vease V1DAR- TE, J. S.: Las Cortes Constituyentes de 1931-1933. op. cit., pag. 599. (59) «jAra y canta!» (15.3.32), informa: «con objeto de solucionar rapidamente las reclama- ciones sobre laboreo forzoso, se hallan en Badajoz los ingenieros agr6nomos Sres. Jose Cruz La- pazaran, Viccnte Alonso Salvadores, Lorenzo de la Cruz, Mariano Lozano y D. Gonzalo Fernan- dez Bobadilla», pag. 17. (60) LVE (5.4.32). (61) H (9.3.33. Las Comisiones de la Policfa Rural (edit.). En Burguillos del Cerro el Gober- nador General dio facultades a la Policia Rural para que diera trabajo a los obreros en la escarda a cuenta de los propietarios que sc retrasaban. H (26.1.33). En Aljucen. los propietarios sc quejan dc las arbitrariedades de la Policia Rural que seflala plazos caprichosos para la sodia y la escarda (hacerlas en dias determinados de febrero y marzo) y mirarlos con hostilidad. H (8.3.33). En Montijo, segun la prensa, «sc han repartido» mas de 300 denuncias de escarda «a voleo» por orden de la Policia Rural. Algunas dc las parcelas afirman los propietarios, estan ya escarda- das y otras no son del Termino Municipal. Vease H (5.4.33). Durantc el bienio radical-cedista el peri6dico H notifica con asiduidad sobre las infracciones de la Ley dc Laboreo forzoso y los requerimientos que se hace a los propietarios —cita sus nombres— para que realiccn las labores o se atengan a la multa correspondiente. Vease —entre otros— H (25.3.34; 4.4.34; 19.4.34). Una vez que triunfa el Frente Popular, el alcalde de Badajoz, Sinforiano Madroflero Madro- flero, sera Prcsidentc dc la Comisi6n Provincial y el Gobemador, Enrique Granados, ajusta mas la nonnativa. En las faltas que se denuncien, los interesados deberan empezar las labores dos dias despues dc la notifieaci6n a los propietarios de las Juntas Locales Agrarias o Comisiones de Policia Rural. Estas dcsignaran a los obreros agricolas, vigilaran los trabajos y mandaran la cuen- ta de los jornalcs a los propietarios. Si esta se paga en tres dias, remitira la certificaci6n al Juzgado Municipal que procedera al em- bargo dc los bienes del deudor. Veasc H (8.3.36 y 12.3.36). (62) JUAREZ SANCHEZ-RUBIO, Cipriano: Contrastes internes en la producci6n agraria de Badajoz. «Agricultura y Sociedadw numero 10 enero-marzo. Madrid, Ministerio de Agricultu- ra, pags. 289 y ss. De acucrdo con el modelo que propone Sanchez Rubio, caracterizariamos a las comarcas en ' rclaci6n a la utilizaci6n del suelo del modo siguiente: Las Vcgas y la Tierra de Barros, agricolas; La Siberia, Screna, baldios y la Sierra del SW (Jerez de los Caballeros-Zafra), ganadera; La Cam- pifla (Llerena), agricola-ganadera. (63) MARTINEZ ALIER, Juan: La actualidad de la Reforma Agraria, op. cit.. en «Agricul- tura y Sociedad», numcro 7, abril-junio 1978). Madrid. Ministerio dc Agricultura, pag. 234. (64) NAREDO, Jose Manuel: Ideologia y realidad en el campo de la Reforma Agraria, nu- mcro 7, en «Agricultura y Sociedad», Ebril-junio 1978. Madrid. Ministcrio de Agricultura, pags. 208-209. Naredo, a su vez, recoge las eonclusiones del trabajo de Jose Maria Sumpsi, Estudio de la transformacion del cultivo al tercio al ano y vez en la Campina deAndalucta, numero 6 «Agri- cultura y Sociedad» (encro-marzo 1978). Madrid. Ministerio de Agricultura. (65) NAREDO, J. M.: Ideologia y realidad..., op. cit., pag. 210. Vease tambien, MARTIN GALINDO, J. L.: La dehesa extremetla..., op. at., BALABANIAN, Oliver: Les exploitations et lesproblemes de {'agriculture en Estremadure espagnole et dans Ie Haut-Alentejo. Contribuci6n a I'es-tude de campagnes mediterraennes, Braga, 1980. CAMPOS PALACIN, Pablo: La degradaci6n de los recwsos naturoles de la dehesa. Anatisis de un modelo de dehesa tradicionat. «Agricultura y So-ciedad», numero 26, encro-marzo 1983. Madrid. Ministerio de Agricultura, pags. 289 y ss. (66) En Espafla tenia una larga historia y lo ensalzaban conjuntamentc Pi y Margall, los sin- 120dicalistas cat61icos y el antiguo Institute de Reformas Socialcs». Veasc CARR, R.: Espafla 1908- 1939, op. cit., pag. 548. (67) Posteriormente, el 27 de noviembre de 1931, las Cortes promulgan la Ley de JuradosMixtos con competencia tanto rural como industrial. (68) Ministcrio dc Trabajo: Decreto de 7 de mayo dc 1931. Sc elegian igual numero de obre-ros que dc propietarios para fonnar pane del Jurado entre las Asociaciones que cstaban inscritasen el Censo Electoral Social y la dccisi6n recaia en el presidente y vicepresidente, normalmcnte de-signados por el Gobierno. Vease LVE (8.5.31) y LL (8.5.31). Para los Jurados Mixtos de la Pro-piedad Rustica del articulo de Eusebio Suari, La legislaci6n social en la Agricultura, en RSSA,numero 4 (agosto, 1932). (69) LVE (22.4.31. La Sociedad de Obreros Campesinos a la Cdmara Agricola de Badajoz). (70) Vease LVE (6.5.31. Asamblea Regional Agraria). Los aspectos fundamentales acorda-dos fueron: 1. Dirigirse a los poderes publicos para que no se admita a los trabajadores extranjerosmientras hubiese espafloles parados. 2. Que haya oficinas provinciales en contacto con los Consejos Locales de Trabajo o con losAyuntamientos, para movilizar con cierta flexibilidad a los obreros. 3. Supresi6n del trabajo a destajo. 4. El trabajador que saiga dc su Termino Municipal se ajustara a las condicioncs estableci-das por las Sociedades Obrcras. 5. Jornal de ocho pesetas para ancianos y aprendices. 6. Jornada de ocho horas. El ticmpo dc desplazamiento dentro de los limites de una leguacorrera a cargo de ambas partcs. Si supera esa distancia, a cargo del patr6n. 7. Uso de maquinaria agricola en un 30 por 100 de la cosecha sembrada. 8. Salario minimo de dicz pesetas para los segadores. 9. Supresi6n del Impuesto de utilidades por favorecer al absentista. 10. Exigir la roturaci6n dc tcrrenos cada tres aflos «sin otra renta que la del 5 por 100 sobreel valor en el registro fiscal, debiendo prescribir el derecho de propiedad por atentatorio al de-recho social». La Asamblea ademas se pronunciaba a favor de la paz y el desarme; fomento de la instrucci6nprimaria laica; desaparici6n de las Comunidades de Labradores por considerarlas intrumentos delos patronos; fomento de la higiene plantando arboles y Creaci6n de Comitts paritarios. (71) LL(8.5.31). (72) LVE(9.5.31). Junta de Labradores en la Camara Agricola. (73) V6aseLVE(11.5.31;,19.5.31; 16.5.31 y 5.6.31). Los pactos que se firman en los distin-tos pueblos son parecidos. Puede darse alguna singularidad como en Granja de Torrchermosadonde una de las clausulas prohibc el trabajo dc la mujer mientras haya obreros parados. Se ex-ceptua a las viudas, y se admite a la mitad de las hijas solteras de un bracero sin hijos varoncs. (74) LVE (21.5.31. NotadelGobernador). (75) LL (24.5.31) y LVE (25.5.31). Segun esta ultima fuentc, los obreros de los pueblos lle-gan «a cientos» a Badajoz pero no son colocados. No tienen que comer. Rubio Heredia ve en cllouna maniobra politica para imposibilitar la labor del Gobierno Provisional. (76) La camara Agricola de Badajoz nombr6 una comisi6n para «rcpartir» los segadores,compuesta por Lisardo Sanchez, Pedro Navarrcte, Emiliano Vacas, Braulio Varas, Rarn6n L6-pez . Veasc LVE (11.9.31. Propietarios, agricultores y ganaderos por Lisardo Sanchez). (77) VeaseLL(26.5.31). (78) LL (3.6.31 y 19.6.31). (79) LVE (12.6.31 y 14.6.31). (80) LVE(18.6.31). Las peticionesde los arrendatarios de Badajoz alMinisteriode Trabajo. (81) LVE(20.6.31). Ordenes del Ministerio dc Trabajo con fecha 11 a Pdcjuniodc 1931. (82) Este jurado —de caraeter circunstancial— estaba compucsto por Pablo Murga, juez deprimera instancia; Angel Gonzalez Calder6n, inspector dc Trabajo. Vocalcs en representaci6n dela Camara Agricola: Castillo, Fernandez Celestino, Alvarez y Delgado de Torres, Vacas Garcia y 121 L6pez Lago. En rcpresentaci6n de la Asociaci6n dc arrendatarios: Sito Rodriguez, Amat, Ruiz Folgado, Perez y Giralt. Vease LL (11.7.31) y BOPB (3.7.31). El reglamento de este organismo fue aprobado circunstancialmente hasta que el Ministerio de Trabajo redactase el reglamento «tipo». Vease LVE (15.9.31) y apareci6 publicado el (6.7.31) en el mismo 6rgano de opini6n. El 19.9.31 aparece una orden del Ministerio de Trabajo con fecha 12 dc septiembre del 31 autorizando dos Jurados comarcales en los partidos de Fuente de Cantos y Olivenza, BOPB (19.9.31). (83) BOPB (26.10.31). En el de Don Benito se intcgrarian los partidos judicialcs de Cas- tuera, Don Bcnito, Herrera del Duque, Llerena, Puebia de Alcocer y Villanueva de la Serena. (84) Las distintas entidades incluidas en el Censo Electoral Social aparecen en BOPB (26.10.31). Tambien el BOPB de (11.3.32), incide sobre esto mismo. De momento se estableceriandos Jurados, en Olivenza y Alburqucrque. El 21.6.32 apareci6 en el BOPB, el Jurado constituidoen Alburquerque. Respecto al jurado Mixto de Olivenza, no hemos tenido informaci6n en los do-cumentos manejados. Una disposici6n del IRA fechada el (27.2.33), reestructur6 de nuevo los Ju-rados Mixtos de PR. Cuatro Jurados se establecerian en la provincia de Badajoz con jurisdicci6nsobre Badajoz, Olivenza, Alburquerque y Jercz de los Caballeros; Fregenal, con jurisdicci6nsobre Fregcnal, Almendralejo, Zafra y Fucnte de Cantos; Don Benito, sobre Don Benito, Meriday Villanueva de la Serena; Castuera, sobre Castuera, Herrera del Duque, Puebia de Alcocer y Lle-rena. Verificado el escrutinio de vocalcs, en Don Benito aparecieron los nombramientos en la G(6.6.33); En Castuera, Badajoz y Fregenal de la Sierra en G (16.6.33). (85) LVE (2.4.32). (86) LVE (5.6.31). El Manifiesto estaba firmado por Emilio Ayuso, Adolfo Parejo, Francis-co Ayuso, Fcdcrico Mesa y Damian Mariano. Un manifiesto que pretende subsanar la falta de ecoque los Jurados Mixtos tenian entre los propietarios, quienes, dos dias antes, el 3 dejunio, fueronconvocados en la localidad para organizarse y constituir los tres Jurados. El corresponsal de LLlac6nicamente pone de relieve que asistieron pocos, y s6Io 25 «firmaron en las listas de adhe-siones» lamcntando que los propietarios «mas cultos» no se integrasen en los nuevos caucesjuridicos. VeascLL (6.6.31). (87) EEC (11.7.31. La legistaci6n social y el provernir industrial, pag. 902). (88) EPAP (7.10.31. £Ad6nde vamos? (edit.), pags. 721-722). (89) VeascLVE (6.5.32 y 26.5.32). (90) El «caso particular)) al que se refiere el articulista —como aclara en otra parte delarticulo— es la prcsi6n que el jefc provincial de la FNTT, Marquez, esta ejcrcicndo, obligando acolocar a los segadores sobrantes en Oliva de la Frontcra —poblaci6n eminentemente ganadera—en el tinnino de Badajoz. Marquez —cuyas posiciones ideol6gicas sc sospecha son bastante alinesa Luis GonzAlez ha lanzado de 800 a 1 .'000 obreros a la ciudad. (91) LVE (16 y 17.6.32. Problema obrero y recolecci6n, por Leandro Campini). (92) Sime6n Vidarte declara que la siega con maquinas no se limita a 1/3 de la producci6n si-no que Uega al 50 y 60 por 100. 16.000 scgadores estan sin trabajo. Vease LVE (10.6.32). (93) EOT (23.7.32. Jose Calder6n desde Don Benito). (94) Vocalcs patronos: Grcgorio Pcralta Caccrcs, Manuel G6mez Flores, Manuel SanchezAndujar, Vicente Parcdcs Alvarez, Manuel Pcrnandez Ayuso. Vocales obreros: Luis Banda Gallcgo, Francisco Sanchez Lozano, Nicasio Barroso G6mez,Manucl Saucesa Flores, Jose Calder6n Romcro. Vcasc BOPB (4.7.32) y G (28.6.32). No aparcce el presidente, tarea que solia cncomendarse aun funcionario del Ministerio dc Trabajo. (95) BOPB(25.11.32). (96) Vocalcs patronos: Jose Maria Albarran, Baldomcro Galache y Pedro Navarrete Rino. Vocales obreros: Luis Gonzalez, Antonio Rarnos, Faustino Estcvcz y Jose Gil Merchan. Prcsidcntc: Antonio Lena L6pez. Vease(29.11.32). (97) Se reconocc el derccho a «La Productora», Socicdad de Colonos y Pequcflos propieta-rios de Montijo, con 120 obreros; Asociaci6n dc Arrcndatarios Agricolas dc Orellana la Sierra, 122Anterior Inicio Siguientecon 12; «La Tierra», Sociedad de pequeflos labradores dc San Viccntc dc Alcantara con 62. VeascH(7.3.34). (98) LL (2.8.33). Ponencia 1.". Autores: Leopoldo Castillo y Ricardo Carapeto Zambrano.Baldomero Galache en la discusi6n de la poncncia, diria que en el Jurado Mixto «estamos huerfa-nos de garantias». Apareci6 en la G del 6.7.33, una Orden para constituir de nuevo el JuradoMixto de Trabajo Rural de Badajoz. El 6 de septiembre del 33 qued6 constituido G (8.9.33). Losnombrcs de los patronos son poco relevantes. Vocales patronos: Jose Jaramillo Gonzalez, JoseRobles Boredo, Juan Perez Rodriguez, Bartolomi Gonzalez L6pez, Pedro Carretcro Barragan. Vocalcs obreros: Manuel Marquez Sanchez, Manuel Gonzalez Perez, Antonio MartinezRodriguez, Crisanto Gutierrez Carrasco y Miguel Juarcz Suarez. (99) H (27.4.33). Segun este 6rgano el Juzgado Mixto de T.R. dc Badajoz tiene mas de 1.000reclamacioncs sin resolver EOT tambien censura su actuaci6n desde otra 6ptica. (100) EOT (11.2.33. Jose Calder6n desde Don Benito). (101) EOT (20.5.33). (102) EOT03.5.33). (103) FNTT. Memoria. Proposiciones de las Secciones. (104) «Alojamiento», vicjo sistema por medio del cual la autoridad distribuia entre los pro-pietarios del Termino Municipal a los obreros cuando no habia trabajo para todos. Estos obreros«alojados» solian cobrar un salario inferior. Vease H (26.2.33). (105) En la Asamblea de Propietarios que tuvo lugar el 12 de mayo dc 1933 sc habia dc quelos censos estan amanados, «cn pueblos de escasisimo vecindario se presentan listas dc 1.000obreros». Vease H (13.5.33). En la prensa conservadora abundan las lamentaciones de este sentido. Asi en H (22.1.33 Elpa-ro, firmado por ABC), se afirma «en el paro obrero hay mucho provocado y fingido por conve-niencias politicas y cgoismos de clase alucinada, que creen acertada esta tactica para sus reivindi-caciones y que, de tnunlar en toda linea, nos llevaria a la igualdad, claro que ;a la igualdad de lamiscria!» (106) EOT (10.6.33. El lurno riguroso por Lucio ManinczGil). (107) Las tensiones que a lo largo del bienio azaflista tienen lugar en el ambito agrario,extre-meflo, se rcflcjan sobradamente en los telegramas, rccortcs dc prensa, informcs, etc., que sehallan en los fondos del Ministerio de Gobemaci6n, scrie A, del Archive Hist6rico Nacional. (108) INE. AEE. Datos correspondientcs a 1932. Actuaci6n de los Jurados Mixtos dc Traba-jo Industrial y Rural. (109) H(14.5.33.C(W)('nuM»ca.sporPlubio(RodriguezMachin); tambienLVE (18.9.31), editorial. (31) LVE (2.1.32). (32) VeaseLVE (14.8.32). (33) LVE (5.8.32. Desde Torre de Miguel Sesmero). (34) LVE (3.8.32. C6mo ven los propietarios elproblema de las rentas. (35) La exageraci6n de Amat con esta cifra puede comprenderse si consideramos la ambi-giledad juridica del termino «cultivador directo». (36) LVE (9.9.31. Los propietarios quieren despedir a los aparceros por Enrique Amat). (37) EOT (16.1.32. Puntualizando). Escrito que la Ejecutiva de la FNTT y, en su nombre, Lucio Fernandez Gil, present6 con fecha de 31 de diciembre de 1931 al Ministro de Agricultura. (38) LL (18.3.32. Como ven elporvenir los obreros del campojerezano). (39) Sanchez ilustra su opini6n con el ejempio de Juan Mufloz Casillas, presidente de la Aso-ciaci6n de Propietarios de Fincas Rusticas, que explota mas tierras por el procedimiento de «amedias» (poniendo 61 solamente la tierra). En su finca, hay fanegas de tierra que han producido40 fanegas dc trigo, que medidas de 20 pesetas la fanega suponen 40 pesetas para el. En todo casola fanega de tierra Ie puede rentar 300 pesetas como minimo. Vease EOT (20.8.32. Desde Bar-carrota, Jose Sanchez). (40) RSSA, numcro 1, mayo 1932, pags. 164-165. (41) La Alianza de Labradores fue creada por Felix,Gord6n Ordas, para unir a los arrenda-tarios, apareceros y campesinos pequeflos propietarios, bajo los auspicios del Partido Radical-Socialista. Su 6rgano era «La Voz del Campo» y desde el, Gord6n Ordas, sc enfrentaba a Domin-go por su olvido de los arrendatarios. Con la divisi6n del Partido Radical-Socialista, septiembre1933, la Alianza parece que perdi6 fuerza y practicamente desapareci6. En Badajoz la decadenciadc la Asociaci6n de Arrendatarios coincide con la divisi6n del partido radical-socialista del cual suvicepresidcnte, Juan Ruiz Folgado, asume la presidencia de la Asociaci6n. Vease LVE (9.8.32). (42) Fue presentada el 15.7.32 por Juan Sime6n Vidarte en nombre de la minoria socialistapara solicitar la congelaci6n de las rentas a favor de los arrendatarios, «victimas de la voracidadde los terratenientes», afinna Vidarte en Las Cortes Constituyentes, 1931-1933. En la Comisi6nMixta Arbitral Agricola insiste Vidarte, existia documentaci6n con «pactos leoninos». En Extre-madura se Ie llamaba «Ley Vidanc». Vease VIDARTE. op. cit., pag. 506. (43) LL (9.8.32) y LVE con la misma fecha. (44) Vease LVE (15.9.32. Informe a la Sociedad de Arrendatarios y pequenos propietariosdeAzuaga).144 El Catastro era normalmente muy moderado al calificar el valor de las tierras con vistas a no excederse en el liquido imponible. (45) Vease Capitulo 1. Datos de Francisco Marin Beltran de Luis Marques de la Frontera en BOPB (10.2.31). (46) Vease BOPB (10.2.31) y Boletin de la APFR, julio 1932, pag. 8. (47) «Economia Espaflola», mayo 1933, pag. 84. (48) Ibidem pag. 87. (49) Ibidem pag. 89. (50) Ibidem pags. 91-92. (51) Ibidem.pag.l02. (52) Ibidem, pag. 103. (53) Ibidem, pag. 107. (54) Ibidem, pag. 113. (55) Ibidem.pag.ll5. (56) Ibidem.pag.ll7. (57) LVE (11.5.32. Los arrendatarios, los obreros y la cosecha cerealista por la Asociaci6nprovincial de Arrendatarios). (58) LL (5.5.33). (59) H (5.5.33). (60) H (9.7.33 Comentarios). (61) Cuando se crea el partido radical-socialista en algunos pueblos como Bodonal de laSierra, en los Estatutos (que contienen una parte politica y otra social) aparece el compromise defacilitar arriendos colectivos a sus socios semillas y abonos. Vease LL (23.5.31). Casi la mitad del termino municipal de Bodonal estaba en manos de propietarios «forasteros»que arrendaban sus tierras a grandes arrendatarios que explotaban a los braceros. Vease LL(20.5.31). (62) LL (18.1.33. El agro extremeno, ique espera?, por Francisco Franco Labrador). Yadesde el verano del 31 aparecen noticias en la prensa de la dejadez en que se encuentra el campopor parte de arrendatarios y propietarios que no desean hacer trabajos que no les bencficien. LaReforma Agraria dejaba muchos interrogantes abiertos sobre la propiedad de la tierra. La si-tuaci6n del campo en esas condiciones era insostenible, afirmaba «Tristancho», desde Torre deMiguel Sesmero. Vease LVE (5.8.31). (63) H (13.12.34yl4.12.34). (64) «ElDebate»(1.1.35). (65) VeaseD.S.numerol33.5dediciembrel934all4demarzo 1935. D.S. numero 171. (66) Economia Espaflola en una breve resefla califica la nueva ley como «un gran avance so-cial». Vease EE, marzo 1935. Cr6nicas. (67) LVE (25.3.32. Es urgente actuar por Eduardo Cerro). El decreto de Prieto apareci6 el21.1.32. (68) CASTEL, Joaquin: Hidrografia de Extremadura y medios de mejorarta. RE, numeroII, marzo 1899, pag. 101 a 103. (69) CEBALLOS TERESI, Jose G.: La reatidad econ6mica y financiera de Espafla en losaflos Ireinta del presente siglo, tomo I, Madrid, edit. «E1 Financiero», 1931, pag. 34. (70) PARDO, Lorenzo: Una politico hidraulica. La confederaci6n del Ebro. Zaragoza, 1931. (71) Destacamos entre la publicistica en torno al tema: MARVAUD, Angel: La questi6n agricole en Espagne et la polltique hidraulique en «RevueEconomique Internationale». Annee 4, tomo 2 (1907). JUNTA CONSULTIVA AGRONOMICA: El regadto en Espafla, Madrid, Ministerio deAgricultura, Industria y Comercio y Obras Publicas. Direcci6n General de Agricultura, 1915 (2.*edici6n). Veanse las provincias extremeflas. ALCARAZ MARTINEZ, Enrique: La colonizaci6n en el regadio en «II Congreso Nacionalde Riegos celebrado en Sevilla del 5 al 11 de mayo de 1918», tomo II, Madrid, 1919, pags 77 a131. 145 ALCARAZ MARTINEZ, E.: Desarrollo progresivo de los cultivos en los nuevos regadlos re- lacionado con los avances de la colonizaci6n en «IV Congreso Nacional de Riegos». Barcelona, 1927, tcma IV, ponencia 1.1. Barcelona, 1929, pags. 327-343. (72) El II Congreso de UGT se celebr6 el 17 al 20 de octubre de 1931. En el, el delegado por Castuera solicit6 que el Gobicrno dictase normas para «la inmediata construcci6n del pantano del Cijara y Matachel, del dc Alangc». Veasc LL (20.10.31. // Congreso de la UGTen Extremadura). (73) CASTELL, Joaquin: El pantano del Ctjaray los pueblos del Guadiana, en RE, Aflo V, 1903, pag.82-84. (74) HERNANDEZ PACHECO, Francisco: Caractertsticas geograficas y geol6gicas de las Vegas del Guadiana (Zona de Regadlos). Badajoz. Publ. de la Excma. Diputaci6n Provincial con la colaboraci6n del Departamento de Seminarios provinciales de FET y de las JONS, 1956, pag. 12. (75) Vease Ministerio de Obras Publicas. Centro de Estudios Hidrograficos: Plan Nacional de Obras Hidraulicas, tomo I. R. Guerra del Rio, Introducci6n: M. Lorcnzo Pardo, Exposici6n Gral. Madrid, 1933. (76) ORTEGA, Nicolas: Politico hidraulica y reforma agraria en Extremadura, op. cit., pags. 114yll5. (77) Luis Hermida habia tenido un fuerte protagonismo politico en la provincia como con- servador datista especialmente a partir de 1917 en la zona de Don Benito. En la etapa republicana, sobre todo a partir de 1933, seria una de las figuras mas representativas de Acci6n Popular, poste- riormentc de la CEDA, en la provincia. Luis Bardaji tenia ganado un s61ido prestigio como abogado. Pertenecia al Partido Radical y Ileg6 a ser Ministro de Instrucci6n Publica en la etapa radical cedista, exactamente del 29 de oc-tubre de 1935 al 14 de diciembre de ese mismo aflo. (78) LL (6.2.32. Acuerdosde la Junta de Obras Hidrdulicas). (79) LL (13.3.32. Los grandes problemas de Extremadura por Juan Berenguer). (80) LVE (22.6.32. Asamblea de Alcaldes en Merida). (81) Ibidem. Vease ademas, Manuel de Teran, con la colaboraci6n de Francisco HernandezPacheco, en Extremadura, Dir. de Manuel de Teran, tomo IV, 1.' parte. Espafla, Geografia re-gional. Barcelona. Montaner y Sim6, 1958, pag. 477. (82) Articulo reproducido en LVE (3.9.32. Elpantano de Cljara, soluci6n alproblema extre-meno). (83) LVE (11.3.32 y 23.3.32. La Reforma Agraria (I y II) por Jose Calder6n Sama). (84) LL (15.2.33). Los socialistas no podian sentir especiales simpatias por algunos inge-nieros de caminos que —segun ellos— utilizaban el formidable instrumento de la Obra Publica enuna zona de paro endemico como la eXtremefla, para atraerse a los obreros o dejarlos sin trabajo.EOT censura acremente en este sentido a Domingo Diaz Ambrona y Ie acusa de colocar en los tra-bajos tanto en Chcles como en Olivenza y sus aldeas, «a los incondicionales de su padre, servido-res suyos, caciquillos de pueblo, que ereen que si no van por el camino del cacique grande lespueden decir como les ha dicho a algunos: ide que te sirve esa Sociedad? Vete a la Sociedad, quete de comer, y si no, a la Republica, que bastantes vitores les has dado». Y ellos, timidos, porque nose enfaden con ellos, rompen los rcglamentos, la cartilla de pago, y despues dicen: «Perd6nemeVd., que me han engaflado». En EOT (10.9.32. Labor sindical por J. Rodriguez). (85) H (9.8.34. La revoluci6n de Cljara y H (26.9.34). A lo largo de estas fechas aparecenopiniones entusiastas sobre las ventajas,de la regulaci6n del Guadiana, divulgadas a traves de Hpor los partidarios de Jimenez Fernandez. Vease H (17.10.34), opiniones de Justo L6pez de laFuente y Ellas Toro; (18.10.34). Entrevista al Conde se Osilo (20.10.34); Entrevista a Jaime Oro-ves. (86) SIOUAN, Miguel: Colonizaci6n y desarrollo social. Estudio en el marco del Plan Bada-joz. Madrid. Presidencia del Gobierno INI. Secretaria gestora del Plan Badajoz, 1963, tomo 1,pag.12. (87) EPAP (22.1.32, Hacia un nuevo proyecto de Reforma Agraria).146Anterior Inicio SiguientePROYECTOS Y LEY DE REFORMA AGRARIAVI. PROYECTOS Y LEY DE REFORMA AGRARIA A finales de mayo, el Gobierno nombr6 una Comisi6n Tecnica presididapor Felipe Sanchez Roman, catedratico de Derecho Civil, «muy republicano))aunque «en el aspecto social posiblemente, una de las figuras mas reacciona-rias de la Republican en opini6n de Vidarte1, por el agr6nomo Carri6n y elprestigioso economista Antonio Flores Lemus2, entre otros. El proyecto ela-borado por esta Comisi6n se hizo publico el 20 dejulio de 1931. Era el prime-ro y fue desechado pronta y rotundamente desde distintas formacionespoliticas (Alcaic Zamora y Maura lo calificaron de drastico). Las fuerzas econ6micas, los propietarios de toda Espafla, quedaronaterrados por el impuesto progresivo sobre las grandes fincas; las «ocupa-ciones temporales)); la inclusi6n de las fincas —bien o mal cultivadas— y,sobre todo, la noticia de que se haria por decreto. Conocido en Badajoz el proyecto de la Comisi6n Tecnica, aparecen bajola firma R.C.S. dos articulos en LL ironizando sobre «el parto de los montes»que es el proyecto aparecido. Hablar del paro en Extremadura —censura elautor— es «un problema de origen electoral para sumarse a las masas trabaja-doras campesinas. No es necesario hacer reformas agrarias para solucionar elproblema del paro, esto se consigue con Bolsas y seguros, obras publicas,incluso contribuciones especiales. Se necesita —seguira el articulista— conse-guir mas productividad de la tierra asegurando la venta de los productos, perono se debe entregar la producci6n a «los brazos y/o a la cabeza», brazos queson analfabetos en un 80 por 100. Y sigue dando inciativas en el ambito social:mejoras de vacaciones, seguros, invalidez, vejez, etc. Sin suprimir el destajo nilas huelgas3. Las reformas agrarias en toda Europa —afirma tajante— hanfracasado y en Espafla tambien han fracasado colonizaciones y repartos.R.C.S. otorga prioridad a la producci6n —objetivo econ6mico— para des-pues «ocupar brazos» —objetivo social—4. Desde la opini6n mas afin a los reformistas republicanos, se comenta elrevuelo y tcmores de los conservadores ante el proyecto en el que ven «inten-ciones sovieticas». Se les acusa de egoistas e ignorantes. Solo hay un dilema: oreforma el Gobierno, o reforma la horda hambrienta»5. 149 El segundo proyecto se encomend6 a una comisi6n ministerial presidida por el propio Alcala Zamora y se dio a conocer el 25 de agosto6. Recibido —al parecer— con grandes beneplacitos de unos y otros, tambien conoci6 el arrin- conamiento. A lo largo de septiembre, Azafla y la Izquierda burguesa optan por la coalici6n socialista. Y por estas fechas los radicales son la oposici6n con un buen numero de diputados. Surge el tercer proyecto a cargo de una comisi6n parlamentaria con representaci6n de los partidos mas influyentes en laCamara7. Este tercer proyecto, filtrado por la prensa el 3 de octubre del 31, fue acompaftado por dos votos particulares a la totalidad que constituianotros tantos proyectos: el del celebre notario de Bujalance del grupo Al Servi-cio de la Republica, Juan Diaz del Moral, y el del notario diputado por Bada-joz y portavoz de las cuestiones agrarias del partido Radical, Diego HidalgoDuran8. Ante este tercer proyecto y la enmienda de Diego Hidalgo (ya en la oposi-ci6n a Azafla desde el partido radical), apoyada desde LL y LVE, de nuevo semoviliza la opini6n de la patronal pacense, que desde principios de septiembreenlazaba reuniones, asambleas y llamadas apremiantes del terrateniente PedroNavarrete, haciendo un llamamiento a la sindicaci6n9. Las reticencias de los propietarios a una reforma agraria econ6micamenteincierta, se anclan en argumentos de s61ido sentido comun» rentabilista. Ma-nuel G. Goitia dice: Si lo que en el campo sobran son manos a causa de la ma-quinizaci6n, ^«a que buscar la soluci6n de este problema variando las manosque poseen la tierra»? La soluci6n esta fuera de la tierra, en la industria. Po-tenciar, insiste, la del corcho en Jerez, la del vino en Almendralejo, la de la-nas, pieles, cebada para hacer cerveza...10. Los propietarios de Zafra Ie apo-yan en sus iniciativas. Tambien LVE recoge la opini6n de los tecnicos. Su postura —engeneral— es afin a los propietarios. No se hacen ilusiones a corto plazo. Unareforma agraria tiene grandes dificultades y hay que corregir sobre la marcha.Importa introducir nuevos cultivos como el maiz y el algod6n; «hacer ami-gos» al capital y al trabajo para que ninguno se convierta en resistencia frenteal otro, piensa Eladio Romero, ingeniero de Montes, de la Comisi6n Parla-mentaria, sin atreverse a abordar el problema de la redistribuci6n de la pro-piedad, pues el Estado «debera rescatar para su legitimo dueflo la propiedadcomunal))11. Diego Hidalgo Duran, desde «su» 6rgano periodistico, LVE, y con lasimpatia de los propietarios a nivel nacional y provincial, critica el proyecto ylo tacha de estar demasiado obsesionado por asentar a los campesinos como sino hubiera otra receta. Enumera una larga lista de «complementos)) quedeberia contemplar la Ley de Bases..., y en los proyectos aparecidos no lo ha- 150Anterior Inicio Siguiente ce, insistiendo s61o en el Impuesto progresivo para la tierra en vez de hacerlo sobre el capital y el trabajo empleados en ella12. Meses mas tarde rechazara to- dos los proyectos gubernamentales porque «nacieron muertos, pues no se aco-modaban a la realidad econ6mica espaflola, ni estaban avalados por la tecni-ca, ni tenian sentido tecnico ni juridico». Las partes esenciales del problemason los aspectos tecnicos y econ6micos, afirma13. La enmienda de Hidalgo—en realidad un nuevo proyecto— fue junto con la de Diez del Moral, las quemerecieron la reconsideraci6n de los propietarios. Fue acogida ademas, por laAsociaci6n Nacional de Peritos Agricolas de la cual era vocal Arturo Giralt,vicepresidente de la Asociaci6n de Arrendatarios de la provincia y presidenteen ella de la Asociaci6n de Peritos Agricolas, y en donde los peritos proceden-tes de Badajoz influian notablemente como revela su intervenci6n en las po-nencias sobre Jurados Mixtos de Trabajo Rural, Propiedad Rustica e In-dustrial y Decreto sobre Laboreo de Tierras, en las que participaron variesmiembros de la Asociaci6n pacense14. En las paginas de la prensa, especialmente de «E1 Debate))15, secomprueba el peso politico de las fuerzas en liza. Si bien en la Comisi6n parla-mentaria debia haber proporcionalidad en su constituci6n, a la hora de las vo-taciones, en las Cortes, el peso de los diputados conservadores era mayor puesse engrosaba el grupo conservador con los «independientes»: nacionalistas,agrarios... No era pues tan obvio que se impusiera el criterio de la Comisi6nParlamentaria (como se impuso), y esta se resign6 a lanzar otro cuarto proyec-to que apareci6 el 26 de noviembre influido por los resabios anticlericales delarticulado votado en octubre, pues embargaba las tierras de la Iglesia, por es-tas fechas verdaderamente irrelevantes. Balance de la «cuesti6n agraria» en 1931; en seis meses, seis proyectos. Amediados de diciembre del mismo aflo, pasa Marcelino Domingo a la carterade Agricultura y hay un compas de espera (para que «se remansen las pa-siones») con lo cual el quinto proyecto —septimo con los votos particulares,antes mencionados—, no aparece hasta mediados de marzo. Este fue el que sediscuti6 en medio de tediosos debates en que la minoria Agraria con una per-severante obstrucci6n, lograba gastar tiempo y consumir por aburrimiento16.Vidarte recoge en sus Memorias que los diputados obstruccionistas «leian re-cortes de periodico, libros»'7 y esta obstrucci6n no se hacia s61o en el Parla-mento, sino tambien los funcionarios del Ministerio18. Un suceso fortuito, la Sanjurjada del 10 de agosto, consigui6 lo que no sepudo obtener por via parlamentaria, oblig6 a cerrar filas a todos los republi-canos comprometidos con el advenimiento del Nuevo R6gimen del 14 de abrily resucit6 la luna de miel del Gobierno Provisional. El superencanto de la ora-toria de Azafla hizo el resto. Un mes despucs del complot de Sanjurjo, la Leyde Bases de la Reforma Agraria salia aprobada y aparecia en la G19. 151 Los aspectos mas controvertidos 6 Que aspectos de los sucesivos proyectos eran los mas controvertidos por la Derecha o por la Izquierda, por la patronal, de modo que influyeran en la redacci6n definitiva? En el cuadro elaborado por nosotros con la ayuda de las publicaciones que aparecieron en la prensa local y en los 6rganos patronales20 de las obras de nu- merosos publicistas, en general de linea moderada, aunque con grandes in- quietudes sociales21, y la conceptuaci6n de conocidos investigadores como Malefakis, presentamos un «encasillado» en el que buscamos determinadas coordenadas. No hemos pretendido reproducir, uno a uno, los proyectos o votos particulares, con el fin de evitar reiteraciones y farragosidad. Destaca- mos, eso si, apartados en los que un nuevo proyecto variaba respecto del ante- rior o anteriores. El tal6n de Aquiles de la Reforma se concentr6 en determinados aspectos bien juridicos, tecnicos, econ6micos o sociales, sin descartar el juego de las fuerzas politicas que marcaron la ley en distintas fases: el apoyo de Acci6n Re- publicana a los socialistas; el complot de Sanjurjo; el anarquismo que proyec- taba su sombra sin entrar en la rueda de la legalidad y, tambien, la presi6n detodos los grupos cuyos intereses estaban involucrados... y eran muchos22. Los puntos mas problematicos y polemicos fueron: 1. Vigencia y retroactividad de la Ley. 2. Alcance territorial. 3. Aspectos econ6micos. —Cupo de asentamiento. —Capital destinado y 6rgano que se responsabiliza. —Modo de obtener fondos. —Indemnizaciones. . —Tasaciones y valores. —Pago de indemnizaci6n. 4. Bienes sujetos a la reforma agraria. 5. Beneficiaries de la Reforma. A traves de los articulos de Luis Chorot y Feliciano G6mez Bravo, comorepresentantes de los Propietarios de Fincas Rusticas cercanos a la CNCA,podremos acercarnos a la ideologic y los intereses de la patronal pacense.Vigencia y retroactividad de la Ley La retroactividad de la ley, que daba por no constituidas las situacionesjuridicas planteadas despues del 14 de abril, alarm6 sobremanera a todos lospropietarios que rapidamente movilizaron a abogados, notaries y registrado-res de la propiedad buscando donar pro-indiviso la finca o proporcionar a sushijos el anticipo de la legitima. 152 Luis Chorot, miembro cualificado de la Agrupaci6n de Propietarios de Fincas Rusticas de Badajoz en linea con la Agrupaci6n Nacional de Propieta- rios de Fincas Rusticas23, en unas cuartillas con el titulo Acotaciones de unos padres de familia, recogidas entre sus papeles ineditos, intenta mostrar con una serie de argumentos que la Reforma Agraria no es lo mas adecuado para Extremadura, se debe afirmar el capital «no al capitalismo)), y lo donado a los hijos como anticipo de legitima no debe invalidarse, «No es justo retrotraer la ley prohibitiva del 14 de abril en los casos de anticipo de legitima, que repetimos, no fueron a burlar al legislador, sino a remediar un grave mal, compatibilizando la parcelaci6n gradual, con la mejor producci6n, al servicio del capital, tan necesitado al progreso agricola como al obrero cam- pesino... Tambien es de tener en cuenta que la transrnisi6n por hcrencia, cuida- dosa de la defensa de los hijos... aument6 el ingreso del Tesoro Publico con el pago de los Derechos Reales»24. Y el mismo autor, en el turno que consumi6 contra el proyecto de reforma agraria a finales de noviembre en el Ateneo de Madrid, en nombre de los pro- pietarios de Badajoz, abund6 en los mismos argumentos, «No, no es justa la retroactividad si no hay prueba palpable de burlar la ley... Pocos habran efectuado transmisiones de dominio con la mira puesta en la ma- la fe; sobre todo no es lo mismo la compraventa y la simulaci6n de un grava- men que el anticipo de legitima a los hijos que no pueden vivir de otro oficio y merman hoy los garbanzos de la familia»25. Feliciano Gomez Bravo26, que tenia una influencia no pequefla en La Sere- na y especialmente en Cabeza del Buey, opina desde la Revista «Ara y Canta», que impulsa Justo L6pez de la Fuente, secretario de la Confederaci6n Na- cional Cat61ica Agraria en Badajoz, «es impropio del buen sentido juridieo, pugna con la democracia moderna, es dictatorial mas que republicano, desvaloriza la tierra y perjudica el credito territorial. De subsistir en el proyecto, no habra quien consagrc su esfuerzo econ6mico a la explotaci6n de la tierra, ante el temor dc que gobicrnos sucesi- vos puedan decretarlo. Los dueflos de explotaciones agropccuarias, sin garantias que ofrecer para obtener numerario que permita afrontar las contin- gencias de aflos malos, sin seguridad de legar a los suyos el negocio, tcrminaran desatendiendolo, con normas de la producci6n, tan neccsaria de incrementar en estos tiempos. Los perjuicios que causa la rctroactividad son palpables, y como por otra parte, no es indispensable para la implantaci6n del proyecto, que pueda ensayarse en la propiedad del Estado, provincia y aquellos parties lares que voluntariamente lo ofrezcan, debe retirarse»27. La antijuricidad era proclamada una y otra vez por aquellos que habianhecho las leyes «monarquicas)), es decir, todas las anteriores. No podia ape-larse a los Tribunales de Justicia sino a la Junta de Reforma Agraria, domina-da «por los que han hecho esta reforma agraria»28. Se trata de los calificadospor L6pez y L6pez «estragos de la juricidad», a los que tantas vueltas sedarian. 153 Alcance territorial Segunda cuesti6n que verti6 mucha tinta. Desde el primer proyecto de la Comisi6n Tecnica, el alcance de la reforma quedaba circunscrito al Mediodia espaflol, regiones tipicas de latifundio, con sus connotaciones peyorativas de las que hemos hablado29. Ni los mas interesados por eliminar lo que llamaban «la obsesi6n del latifundio))30 se cerraban a su existencia aunque la condi- cionaban. En la Ley de Bases se impuso el criterio socialista de hacer la reforma ex- tensiva a toda Espafla aunque s61o se aplicaria, de momento, al Sur. La Minoria Agraria tambien se uni6 a los socialistas, esperando que esta equidad, en el fondo, lesionara muchos intereses y, a la hora de aplicar la Ley, las difi- cultades fueran formidables. De este modo, se expresa G6mez Bravo; el proyecto «prescinde de la caracteristica de generalidad que debe tener la Ley, maxime tratandose de la Reforma Agraria,,que ha de afectar intereses cuantiosos ope- rando en vivo sobre ellos; venir con distingos entre provincias, hacer unos pro- pietarios de mejor condici6n que otros, es mal metodo de legislar... Si el pro- yecto ha de tcner por fines, entre otros, combatir el absentismo, esencial en to- da reforma agraria, debe consignarse en esta Base... en orden a los asentamien- tos, tendra lugar en todos los Terminos Municipales de Espafla, con excepci6n de la propiedad cultivada directamentew31. Los ganaderos permanecian con una perenne sicologia de sospecha. Segunellos el alcance territorial de la Ley, fuese el que fuese, les daflaria en todos loscasos. Estan convecidos de que esta favorecia las roturaciones32 por lo cual,tanto si se limitaba el Sur, como a toda Espafla, la ganaderia sufriria. Si afec-taba s61o al Mediodia ^que iria a pasar con la trashumancia?33Aspectos econ6micos El numero de familias a asentar tendrian relaci6n con el modo de obtenerfondos para que estas pudieran sobrevivir los dos primeros aflos, los mas cos-tosos. Todos los calculos —tanto de la Derecha como de la Izquierda—coincidian en asignar de 3 a 4.000 pesetas los gastos de la familia asentada.Rechazado el Impuesto Progresivo sobre los latifundios y debiendo pagar in-demnizaciones idonde obtener dinero? Los republicanos burgueses de Azaflano veian salida a esta dificultad poco entendida desde el socialismo y desdeotros grupos como la ACNP con enfoques, desde luego, muy distintivos34.Tambien fue uno de los argumentos mas explotados por los propietarios. Aun en los casos m&s optimistas —como el primer proyecto de la Comi-si6n Tecnica que, en teoria, no haria uso de las expropiacines sustituyendolaspor las «ocupaciones temporales»— se necesitarian de 200 a 250 millones depesetas. El cupo de las 75.000 familias inmediatamente fue desechado por lospropietarios como inviable, «no resolveria el problema del paro)). 154Anterior Inicio Siguiente En principio la cantidad presupuestada, 50 millones de pesetas, era unacifra ciertamente «modesta». En todo caso pareci6 una suma destinada a sertragada por la burocracia del IRA35. Asi pues en lo econ6mico, se acusa en la ley «vaguedad», no se veia de queviviran los futures agricultores, ni los auxilios estatales ni el capital de lasobras de mejora36. En cuanto al IRA37, la disidencia procedia de su caracter mas o menos po-litizado. Los proyectos de Diaz del Moral e Hidalgo, ponian el Institute enmanes de Tecnicos. En el ultimo case, se convertia en una maquina funcionaldemasiado dificil de mover. La Ejecutiva de la FNTT, lo considerara un armatoste que «de no modificarse.... fracasara la implantaci6n de la Reforma Agraria en Espafta-"'. G6mez Bravo desde «Ara y Canta». acepta un 6rgano de estascaracteristicas pero —a su juicio— deberia presidirlo «el director del BancoHipotecario39, llamado a velar por el credito territorial mas que ningun otro»pero advierte que la Junta Central, las provinciales y regionales deberan desa-parecer, «seran centros de empleomonia asequibles a toda indicaci6n del Go-bierno»40. En cuanto al Impuesto progresivo sobre las grandes propiedades, la pre-sion de los 6rganos patronales para eliminarlo se inici6 tempranamente. Lapatronal lo llamaba «el confiscador» Impuesto Progresivo sobre las rentasrusticas, y lo consideraba discriminatario respecto a la industria y elcomercio41. A los propietarios se unen los cuerpos Tecnicos, como la Federa-ci6n Nacional de Ingenieros Agr6nomos, muchos de los cuales personalmenteo por familia, tenian intereses en el agro42. Los propietarios extremeflos, alarmados, celebran una Asamblea a finalesde julio del 31 contra el proyecto de la Comisi6n Tecnica, «cuya promulga^ci6n constituira la explotaci6n de una clase social)), y, especialmente, del Im-puesto Progresivo. Los latifundistas —segun LVE— proponen la previa inde-minizaci6n a los propietarios del valor (1.500 pesetas por hectareas) dc las64.000 hectareas necesarias para asentar a 8.000 familias y el reintegro al Es-tado en un periodo de cinco aflos de la mitad del valor de las expropiaciones(96 millones de pesetas y mediante un recargo tributario del 50 por 100 a lasfincas de cabida inferior a 10 hectareas y del 100 por 100 a las fincas de cabidasuperior). Naturalmente los pequeflos propietarios se oponen a esta obliga-ci6n de reintegro43. En «Ara y Canta» con el pseud6nimo E. R. A. que firma sus colabora-ciones desde Almendral, se dice 155 «E1 impuesto sobre la renta ha de ser global, no s61o para el propietario agricola, porque dada la intima conexi6n y dependencia de todo el conjunto nacional, es necesario que esta carga pese sobre todas sus partes (no solamente sobre una de ellas), pues esta no podria soportaria y arrastraria a las demas en su caida»44. Suprimido el Impuesto, no quedaban otras soluciones sino pagar indemni-zaciones pequeflas y permitir las «ocupaciones temporales)), previo canon deuna renta, que el Estado pagaria a los propietarios. Esta medida no propor-cion6 ninguna confianza a los dueflos de las tierras «La ocupaci6n temporal para anticipar los asentamientos es peligrosisima para el propietario; corre el riesgo, en un caso de abandono o levantamiento de los asentados, de quedar sin abonar los daflos causados en la propiedad, que a nuestro juicio, deben consignarse en esta base (base 9). Aparte esta considcracion, los asentados no son mas que colonos o arren- datarios del Estado, y en verdad, Seflor Ministro de Agricultura, que esta no- vedad, salvo la de satisfacer una aspiraci6n doctrinal o de escuela no convence a nadie como soluci6n para mejorar el estado social de Espafla»45. Chorot, con la ironia que Ie caracteriza dira, «Yo os doy mi palabra de honor de que en Extremadura y Andalucia cuantos viven del agro (...) esos supuestos ricos no tienen hoy un real (...) ^Veis la Ha- cienda espanola? Pues el que ve la casa central, ve las sucursales. Nadie tiene un cuarto en Espafla»46. Pasemos a las indemnizaciones. Los 6rganos de prensa de Badajoz, en losque era fuerte la influencia de los propietarios, la dan por supuesta. Antes deconocerse cualquier proyecto, la Camara Agricola lanza a traves de la prensaun escrito dirigido al Gobierno en el que se reconoce que, de llegarse a unaexpropiaci6n, a los propietarios se les pagaria un precio justo en metalico y fi-jado con garantias juridicas que se determinaran en la Ley»47. ERA insiste desde «Ara y Canta», «no se podra expropiar nada, sea cual fuere su origen, salvo casos de usurpa- ci6n manifiesta, sin justa y adecuada indemnizaci6n. Esto lo demandan de consume la equidad y la justicia. Reconocida la legitimidad de la propiedad privada... el dcrecho preexistente... solo podra ser compensado en aquellos ca- sos en que el interes particular cede ante el interes social »4*. Dejando al margen los bienes de la Grandeza, victima propiciatoria inmo-lada por Azafla en el altar republicano, de los seflorios jurisdiccionales de losque s61o se pagarian las mejoras (en realidad nos encontramos frente a una in-cautaci6n), y de la sibilina formula de Diego Hidalgo que postulaba tasarlaspor su valor ;99 aflos antes!, el resto —pago del 5 al 20 por 100 del liquidoimponible— fue denunciado por los 6rganos de la patronal. La postura de G6mez Bravo entra de lleno en las denuncias de los pro-,pietarios, ni siquiera cree «justo ni moral)) no establecer indemnizaci6n paralos terrenos de seflorio hereditario, ademas 156 «fijar la renta catastral como base de indemnizaci6n y estatuir un tipo fantasti- co por lo malo para el pago de la propiedad adquirida por compraventa, es desconocer en absoluto c6mo sc han hecho estas (...) A nuestro juicio no cabe equitativamente obrando, mas f6nnula que capitalizar las fincas por su renta liquida, previo arbitraje, al tipo 4 por 100 y su pago total en mctalico49. El autor —en linea con el proyecto Diaz del Moral— no acepta que los ti-pos bajos que se imponen, basados en el liquido imponible, constituyen —enopini6n de los legisladores— una especia de penalizaci6n por su desinter6s a lahora de hacer rendir la tierra y proporcionar trabajo de este modo. Un pecadosocial al que el Estado imponia una sanci6n, pagar su precio en el mercado nosupondria ninguna sanci6n, sino una simple transacci6n50. La forma de pago tambien mereci6 muchas criticas de los propietarios. ElMinistro Marcelino Domingo se vio obligado a hacer sucesivas concesiones enraz6n a la presi6n patronal y al juego de las distintas fuerzas politicas. Estabaclaro que la Hacienda no disponia de numerario suficiente para desembolsarla cantidad en metalico. El unico que cobraria en metalico y de una sola vezera el Banco Hipotecario; norma, acusa la patronal, absolutamente discrimi-natoria.Bienes sujetos a la reforma Nos limitaremos en nuestro trabajo a las f6rmulas mas polemicas queacabarian bien desechadas o bien proyectadas en los numerosos apartados dela norma base 5." en la Ley de Bases de septiembre del 32. Este aspecto, juntoa las indemnizaciones, constituiria una de las cuestiones mas batallonas. El primer proyecto de la Comisi6n Tecnica propicia lisa y llanamente la ex-tinci6n del latifundio, pues da derecho a expropiar todas las tierras que sobre-pasen las 10.000 pesetas de liquido imponible (poco mas de 3.000 hectareas).Lo sobrante estaria sometido al Impuesto Progresivo. El impacto que esta medida contra los latifundios produjo en Badajoz fuedecisive para que los propietarios se lanzaran a actuar. Basta apuntar que seconstituy6 una «Junta de Defensa», con «dos personalidades)) de la provincia(que no nombra el peri6dico) para ir contra el proyecto «expoliador» de unaclase social51. La Camara de Comercio, en un informe dirigido al Presidentedel Consejo Superior de las Camaras de Comercio, sostiene que «E1 problema del campo de Extremadura mas que de propiedad es de cultura, pues la experiencia demuestra que en las comarcas donde la propiedad esta muy dividida, el problema presenta los mismos caracteres que en los que domi- na el latifundio»52. Otra cuesti6n polemica era expropiar a todos o exceptuar al llamado culti-vador directo segun «el buen uso y costumbre». La f6rmula aparece por vezprimera en el proyecto de Alcali Zamora. El concepto de «cultivo directo» esambiguo juridicamente. En general, mayorales y administradores llevaban la 157 finca y el dueflo iba —en el mejor de los casos— para la siega. En esta 6rbita se situa G6mez Bravo, «No debe ser la extensi6n o numero de hectareas de tierra que posea una perso- na natural o juridica la caracteristica que ha de regular si una fmca debe o no ser expropiada, sino el uso que se haga de ella; asi por ejempio, una extensi6n de 3.000 hectareas Ilevada por su dueflo en forma que de la explotaci6n vivan muchas familias (...) esa propiedad desempefla su funci6n social y no debe ser expropiada (...). Seria una gran injusticia social lanzar a este hombre de su propiedad y con el a aquellas familias asentadas que de ella viven. Hay que ex- tinguir el latifundio inculto, mal explotado, hacer desaparecer a absentista, que solo conoce su tierra por la rcnta que percibe; pero hay que respetar al que cultive directa y debidamente la tierra»». Con todo, las medidas que suscitaron mayor controversia fueron los apar- tados 10 y 12 de la Base 5.', es decir, la clausula sobre ruedos y los arrenda- mientos sistematicos. En el Sar, el problema de las tierras de campanera es menos grave porque los pueblos se encuentran muy separados unos de otros. El apartado 12 contra los arrendamientos sistematicos pretendia acabar con el absentismo y apareci6 por vez primera en el proyecto de Alcala Zamo- ra. El arrendamiento como soluci6n econ6mica tenia sus defensores. Gracias a los arriendos —insistian los 6rganos de defensa patronal— se podian hacerconcentraciones en el secano de Andalucia y Extremadura. Pequeflas pro-piedades que no resultarian rentables se pueden arrendar a la misma personaque, explotandolas sistematicamente, obtendria rentabilidad. Los propietarios tenian fama de aumentar las rentas de arrendamiento enfunci6n de la contribuci6n que les imponia el catastro y muchos pequeflosarrendatarios naufragaban ante la usura54. En Extremadura la f6rmula eramuy comun, especialmente en algunos partidos judiciales como Jerez de losCaballeros. Garcia Menendez, en un intento de explicaci6n del fen6meno, in-siste en que propietarios y jornaleros se habian distanciado mucho y los pro-pietarios preferian arrendar a los colonos «que todo lo hacen por si... sobretodo los de Oliva de Jerez, laboriosos y socializados cual no hay otros»55.Beneficiaries Quedaban los dos ultimos interrogantes por resolver, <,que se haria con lastierras expropiadas y quien se beneficiaria? Sobre los beneficiaries s61o hubo pequeflas cuestiones de matiz. En gene-ral todos estaban de acuerdo en que los obreros sin tierra deberian tenerprioridad, seguidos por los pequeflos arrendatarios y pequeflos propietarios.La discusi6n mayor vendria por el destine que se debia dar a las tierras, <,sedarian en regimen de propiedad?, ise apropiaria de ellas el Estado para es-tablecer un colonato perpetuo? En ambos casos, ise parcelarian?, <,secultivarian en regimen colectivo? 158Anterior Inicio Siguiente El acceso a la propiedad individual marc6 la linea entre los partidarios deuna «reforma)) moderna o los que apostaban por una reforma «revoluciona-ria)). Entre los ultimos se situaban los socialistas, si bien reconocian la pro-piedad privada y la aceptaban de hecho como una especie de mal menor. Hacer muchos pequeflos propietarios era la f6rmula preferida por los queveian en ella un modo de contener la revoluci6n campesina56; los distintosgrupos cat61icos estaban en este caso (ACNP, CNCA y Acci6n Popular).Ellos propagaron la idea del llamado «patrimonio familiar)), es decir, propor- cionar la tierra suficiente con los medios para explotaria para que el campesi- no y su familia pudieran vivir57. Los partidarios del acceso a la propiedad buscaban una democracia ruralal estilo frances. De no hacer propietarios, la Reforma Agraria, para muchos,no vale la pena. Sanchez Julia se lamenta «Ni la seguridad en la posesi6n, ni el estimulo de to propio, ni la independcncia econ6mica, ni la libertad politica seran patrimonio del campesino «asentado»58. Y Chorot advierte a «los reformadores» del Ateneo «Los braceros del campo sueflan si, con una redcnci6n pr6xima; pero todos quieren palpar con sus manos y ver con sus ojos las lindes de sus hectareas, las parcelas que han de llamar suyas y para todos los suyos, que han dc compartir los afanes redentores con la esperanza del premio que su trabajo les traiga. Tanto es asi, que el que os habla... no pudo conseguir hace una doccna,de aflos que algunos campesinos aceptaran parcelas de ese buen terreno que desde las alturas del pueblo de Lob6n contemplara mi querido paisano, el sabio catcdra- tico, Hernandez Pacheco. Ninguno de aquellos campesinos accptaron parcelas propias porque no habian de ser dueflos de ellas para venderlas en caso de nc- cesidad; bien entendido que el contrato fue a base de no pagar renta en el pri- mer aflo y designar ellos mismos el canon sucesivo para renta o para compraventa59. La mayor parte de las opiniones de los tecnicos insisten en que el obrero esindividualista60, desea la propiedad. Sin que falte el derrotismo de los quepiensan que el obrero no quiere tierra61. Para el campesino que desea convertirse en propietario el problema es ar-duo. De un lado no hay tierras suficientes para todos; de otro, no todo consis-te en tener tierra, se necesitan aperos, semillas, abonos, etc., en resumen,credito62. La plaga del pequeflo campesino es la usura, no tiene recursosliquidos para hacer frente a las malas cosechas, las plagas, la sequia, y debe re-currir a los prestamos. Pero los prestamos preferentes de las Cajas son las hi-potecas, no los pignoraticios, porque carecen de sitio donde poner los dep6si-tos. Garcia Menendez, con los datos que Ie proporciona el propietario extre-meflo, Pedro Dominguez, «lo ilustra» con el ejempio de Fregenal. Alii a lasombra de la Caja Rural, se cre6 un patronato obrero que tomaba tierras enarrendamiento y las repartia entre los braceros «sin lucro alguno... pero la es-terilidad de uno de los aflos agricolas y la escasa probidad de los colonos dio al 159traste con el ensayo que agot6 el capital fundacional..., doloroso ensayo queengendr6 el negro pesimismo»63. La parcelaci6n —segun la mayor parte de los informes— debia tener de 80a 100 fanegas (60 hectareas) en terrenos de secano, y en los pastes de 300 a400 hectareas para un rebaflo pequeflo64. A la falta de tierras apropiadas —muchos publicistas como Eza insisten en que parcelar para roturar en terre- nos con poco espesor de tierra y pocas lluvias es una locura—, y la falta de di- nero para hacer frente a los aflos malos, hay que afladir la falta de cultura del campesino espaflol, explotada de modo diverso por unos y otros65. La Ley dejaba —aun prefiriendo los asentamientos colectivos— un mar-gen para que los obreros decidieran la parcelaci6n o el cultivo colectivo ante ladificultad de obtener tierras para todos y poder hacer frente individualmente alas eventualidades. La f6rmula fue defendida tempranamente, en mayo del 31por Largo Caballero. Tambien la Comisi6n Tecnica se inclinaba por ella.Muchas opiniones coincidian en que parcelar equivalia a perder la propiedad,que se vendia a la primera de cambio. Cerro reconoce que las experiencias deexpropiaci6n habian llevado de nuevo a concentrar las propiedades en pocasmanos. En Alburquerque «hubo vecino que vendi6 la propiedad por un vasodevino». A la vista de que el acceso a la propiedad ofrecia pocas garantias66, se ar-bitr6 la figura —preexistente desde el siglo xvm— de las «ocupaciones tempo-rales», en que el estado pagaria a los propietarios una renta del 4 por 100 de lafinca (Base 9.a). Una medida muy controvertida. Los asentamientos colectivos fueron criticados duramente por los pro-pietarios a traves de Chorot: «Con la politica de explotaci6n colectiva, la producci6n esta mermada sin re- rnedio. Trabaja muy poco y con bien poca fe el que tiene que echar cuentas de lo que ha de tocarle de lo producido, el dia anual o bienal, de salir de las tram- pas, pagando a quien adelantara el dinero necesario67.y mas adelante, en esta misma disertaci6n su autor apostillaba, «Yo os digo, seflores de afan reformatorio, que si ha de volver el credito publi- eo a recobrar sus fueros, ha de ser por el lado de la propiedad individual y nun- ca por la colectiva, que mata toda iniciativa, agandula al trabajador y niega el necesario capital»68. En todo caso, los arriendos deben buscar —insiste G6mez Bravo desde«Ara y Canta»—, «convertir al colono en propietario)). De otro mode solo seconseguiria la desvalorizaci6n de la tierra, empobreciendo su credito; intran-quilidad constante en el campo; alarma en las familias, pues el Estado comopatrono, «aparte lo fracasado que esta el colectivismo, es mas grave el topeque imposibilita a los campesinos a convertirse en pequeflos propietarios que 160para hacer la tierra suya sentiran la satisfaci6n de cultivaria, que de otra for-ma no experimentan». Esta incertidumbre y desvalorizaci6n era profetizada en todos los tonospor los propietarios a nivel nacional. Campuzano Horma, desde «EconomiaEspafiola», expuso en un documentado y juridicista articulo, las consecuen-cias que la Ley de Reforma Agraria tendria sobre la contrataci6n de fincasrusticas70. Azpeitia, con citas constantes de Julio Senador, denuncia que si las tierras«se entregan en precario o en nueva posesi6n, los campesinos las abandonaninmediatameme, y si se les entregan parcelas, en pleno dominio, las venden encuantopueden»71. En resumen, los «tecnicos)> y los terratenientes afirman que la Reforma asiplanteada no es viable porque no es posible injertar en un regimen capitalistamedidas socializadoras que maten el valor en cambio de la propiedad. Es unsistema hibrido. El valor de la tierra no es ni de uso (nacionalizaci6n), ni decambio (liberalizacion), la verdadera victima sera la clase media a quien afec-tara mas el credito pues el valor de cambio de la propiedad se anulara odepreciara72.161 • %-NOTAS (1) VIDARTE, Juan Sime6n:Z,o$ Cortes Constituyentes, op. cit.,pag. 471. (2) VeaseFLOKESDELEWJS, A.: Sobre el problemaecon6micode Espafla. Un debate enla Asamblea Nacional de la Dictadura, en Lecturas de economia espanola. Selecci6n e introduc-ci6n por J. Velarde Fuertes. Madrid, 1969, pags. 497 a 516. (3) LL (12.8.31. La tierra tiembia por R.C.S.). (4) LL (16.8.31. La tierra parcelada por R.C.S.). (5) LVE (13.8.31. Nuevos horizontes por Antonio Perucho). (6) «Diario de Sesiones», numero 26, apendice 9.°; (25.8.31). (7) Los Diputados elegidos para esta Comisi6n aparecen nombrados en el «Diario de Se-siones», numero 27, pag. 568. Col. 2 (26.8.31). Entre ellos, el diputado radical por Badajoz,Diego Hidalgo. (8) «Diario de Sesiones», numero 31. Apendice 4.° (7.10.31) y «Diario de Sesiones», nume-ro31.Apendice5.°(7.10.31). (9) LVE (12.9.3 \. Badajoz. Asambleade propietarios de Fincas Rusticas de esta provincia). (10) LL (4.10.31. El probtemade la tierra, por Manuel G. Goitia). (11) LVE (4.10.31. Entrevista a Eladio Romero). (12) LVE(7.10.31). (13) LVE (23.4.32). Declaraciones de Diego Hidalgo sobre Reforma Agraria, extraidas deLVE de Madrid, en una entrevista a R. Medina. (14) VeaseLL (31.10.31). (15) Vease especialmente «E1 Debate» a lo largo de noviembre de 1931 en su campafla de re-visionismo de la Constituci6n, su postura respecto al ultimo proyecto de reforma agraria. Veaseen (1.11.31. El factor humane y la reforma agraria, por J. R. y 3.11.31. Labradores de sietepueblos en un mitin e importante mitin agricola en Logrono). (16) VeaseLOPEZYLOPEZ,Alejandro:£76o(co((/e/a.Derec/ia,op.cit.,pag.474. (17) VIDARTE, J. S.: Las Cortes Constituyentes, op. cit., pag. 474. (18) Ibidem, pag. 537. (19) Aprobaci6n el 9 de septiembre de 1932. G (21.9.32). (20) EE, 6rgano de la Uni6n Econ6mica, reproduce en un cuadro que se cine al ultimo pro-yecto del Gobierno (14.3.32), los votos de Diaz del Moral, de Diego Hidalgo y la postura de losAgrarios, recogido, a su vez,
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